Aura
Me ayudaron colocarme el vestido.
Veía en el espejo mi reflejo, el vestido verde se ve bastante bien en mí. Los brillos en este hacían que resaltara, las mangas y el escote de corazón se ajustan bastante a mi forma. Mi cabello estaba recogido en un moño con algunos mechones sueltos.
—No se preocupen, pueden retirarse.
Se me quedaron viendo para luego asentir.
Tayden entró y cerró la puerta tras él.
Lo vi a través del espejo, se recostó en la pared y se cruzó de brazos, cogí un anillo y me lo coloqué, y comencé a jugar con ella.
Ninguno dijo absolutamente nada.
Nuestros ojos se encontraron, no hice nada para quitar mi vista de él. Comenzó a caminar hacia mí, mi cuerpo comenzó a temblar. Se paró tras de mí y de su bolsillo sacó un bonito collar, lo pasó por delante de mí, no se separó de mí luego de haberlo ajustado.
Cerré los ojos cuando dejó un beso en mi nuca, sentí como inhaló el aroma de mi perfume.
Abrazó mi cuerpo desde atrás.
—Tenías razón tengo que seguir con mi vida.
Alejó su cabeza de mi cuello, abrí los ojos y me quedé viéndolo.
—Mis padres dicen que el tiempo pasa muy rápido y que cuando me dé cuenta ya no seré un muchacho —pasé saliva—. Pienso comprometerme con Vania.
Me salí de sus brazos y me apoyé de espaldas en la mesa del tocador.
—Te amo, pero tú formarás una familia y yo estaré solo.
Esquivé su mirada. Sentí como se alejó, hasta agarrar el pomo de la puerta.
—Me casaré e intentaré ser feliz.
—¿Aunque no sea conmigo?
—Aunque no sea contigo —lo miré—. Te estaré viendo en primera fila en tu coronación, su majestad.
Abrió la puerta y se marchó.
Dolía. Dolía tanto.
Comenzaba a dañarme, me lo merecía.
Una lágrima se me deslizó por mi mejilla, la sequé y me deslicé hacia la pequeña silla al frente del espejo.
Mis ojos se empañaron, pero me impedí llorar.
Quiero odiarlo, pero no puedo.
⊷⊶
—Juráis solemnemente reinar con inteligencia sin avaricia, pero sobre todo cuidar, proteger y velar por tu pueblo.
—Sí juro.
—Por el poder que se me otorga la declaro reina de Merleau.
Quitaron la corona que portaba mi madre ya que esta pasó de generación en generación.
Me agaché y colocaron esta en mi cabeza, me paré y todos se reverenciaron ante mí.
—¡Viva la reina Aura!
Comenzaron a gritar.
Miré de reojo a Tayden que atrás de mí. Él era mi guardia personal, porque ahora que subí al trono, tengo muchos enemigos y mi cuello quedará a la vista de ellos que esperarán a degollarme.
Sonreí y me despedí.
Volteé, los guardias hicieron el cruce de espada, caminé bajo estos adentrándome al castillo.
Todos me miraban con una sonrisa y me felicitaban.
La corona en mi cabeza era más grande que la anterior.
Mamá y papá me vieron orgullosos, con los brazos entrelazados y Yago, él me veía con una gran sonrisa en el rostro.
Decoraron el salón de eventos para mañana, la gran fiesta. Varias personas importantes iban a venir, me paseé por todo este viendo que limpiaban y arreglaban los candelabros que reposaban en los techos.
No lo iban a decorar con flores. Unas personas hacían las velas que iban a reposar bajo una tabla muy bonita de roble y otras terminaban de bordar los manteles.
Ya estaba todo listo, solo faltaba organizarlo todo.
Los músicos comenzaron a tocar los instrumentos, creando una bella melodía. Vi como un guardia sacaba a bailar a una de las cocineras, al parecer nadie se había dado cuenta que estaba parada ahí.
—Su majestad.
Todo en un instante quedó en silencio.
—No se preocupen por mí.
Les regalé una sonrisa.
Los músicos comenzaron a tocar otra vez, Yago me tendió la mano y gustosa acepté. Puso su mano en mi cintura y comenzamos a bailar, todos comenzamos a reír cuando el guardia le pisaba los pies a la cocinera y este se disculpaba ruborizándose.
Alguien se aclaró la garganta tras nosotros.
Al instante todos nos quedamos quietos, esperando que nos regañaran, hasta yo. Pero me olvidaba que era la reina.
—¿Qué creen que hacen? Todos a trabajar, ¡ya!
—Se te olvida que ahora yo soy la reina.
Volteé a verlos a los demás y les dediqué una sonrisa tranquila.
Caminé a la salida, con mi padre tras de mí.