Aura
—La reina en vivo y en directo.
Se reverenció dando un beso en el dorso de mi mano.
—Su majestad —sonrió otra persona—. Que gusto poder conocerla.
—Igualmente.
Sonreí con un falso entusiasmo.
—Discúlpenme, me la robo unos minutos.
Yago me jaló mientras yo me despedía con una sonrisa.
Cuando estuvimos lo suficientemente lejos borré la sonrisa de mi cara, soltando un gran suspiro. Sobé mi mandíbula con mis dedos porque de tanto reír y soltar sonrisitas por aquí y por allá dolía mis músculos de mi rostro.
—Te ves muy bonita.
Me dio una vuelta en mi lugar.
Esta vez era un peinado, vestido y corona nueva.
El vestido pesaba un poco más al igual que la corona. Los brillos del vestido me gustaban, hay que aclarar que soy una gran aficionada de estos. Se acercaban a felicitarme mientras tenía mi brazo enganchado con el de Yago.
—¿Rodrick?
—Tenía cosas que hacer, así que se fue.
Sonreí.
—Majestad —nos tendieron una copa de vino—. Su alteza.
—Gracias.
Dije tomándola.
Di un sorbo haciendo una mueca, era un sabor muy agradable y muy dulce, casi el sabor del alcohol no se sentía y eso me gustaba.
—Mira quién está ahí.
Señaló.
Tayden venía con una chica colgada del brazo, parecía buscar algo.
Quité mi vista hacia otro lado y cuando nos vio caminaba hacia acá. Reaccioné soltándome de Yago.
—Me buscan por allá —hablé.
Caminé hasta perderlos de vista, fui dónde estaba el buffet. Agarré una fresa y lo remojé en el tazón donde reposaba el chocolate.
Tomé todo el vino y pedí que me sirvieran otra copa.
Sentí una mano rodear mi cintura. Yago me miró con una ceja levantada.
—Quería buscar un pequeño aperitivo —dije.
—Tayden trajo a su acompañante —habló—. Es muy curiosa, te aseguro que te caerá bien.
Me tendió otra fresa.
—Mira ahí vienen.
Estaba de espalda a ellos, así que no podía verlos.
Tampoco quería.
Tayden
El cabello le caía en hondas en la espalda, dos pequeños mechones caían por su rostro y el vestido negro con un degradado de color rojo al final era único. Se veía muy hermosa. La corona que reposaba en su cabeza era muy extravagante para ella, era de oro con diamantes blancos.
—Majestad.
Besé el dorso de su mano.
—Dejémonos de formalidades Tayden —habló—. Sigue llamándome por mi nombre, Aura.
Miró a los lados, alzó su mano se acercaron a atenderla, le habló al chico al oído y se giró viéndonos con una pequeña sonrisa.
—Ella es Vania —hablé—. Vania ella es la Reina Aura, una gran amiga.
Le besé la mejilla.
—Majestad, que placer poder conocerla.
Vania cogió su mano agitándola un poco, sin formalidades. Ella se sorprendió haciendo una mueca, que luego cambió.
—El placer es mío Vania.
Los presentes comenzaron a murmurar y a mirarnos, Vania había roto uno de los protocolos hacia la reina.
No se reverenció y nunca se le debe coger la mano a los reyes si no es para dejar un beso en su dorso.
Ella se dio cuenta de eso y les sonrió mostrándoles calma.
—Cariño.
Hablaron tras de mí.
Ella entrecerró los ojos, el rostro de Yago mostraba confusión.
—¿No que se había ido?
Susurró Yago. Frunció el ceño para luego suspirar pesadamente.
—Al parecer volvió.
Volteó a sonreírnos.
—¡Cuñado!
El chico que anteriormente se había acercado le tendió una copa de champagne, que de un solo trago se tomó.
Volteamos y ahí se encontraba su prometido.
Les hizo una seña a los músicos y estos empezaron a tocar una melodía suave, él le tendió la mano que no agarró, pero al ver la insistencia de los presentes aceptó.
Fueron al centro de todo, él colocó una mano en su cintura lo que al principio ella le dio una mueca, que al final siempre termina borrando. Comenzaron a mecerse, todos comenzaron a aplaudirlos.
Porque después de todo ella parece que si lo ama.