La Revolución Del Ejército I: Los Experimentos Malditos

Capítulo 18

En Simez, años antes, luego que la familia Pane tuvo que dejar la casa de los Ylleta.

Menry Pane, nacida en la ciudad de Simez, vivía junto a su madre en una pequeña, pero cómoda casa, que solo compartían ambas, ya que su padre había fallecido tiempo atrás por una enfermedad, la cual sí tenía cura, pero la familia no tenía los recursos para que el hombre fuera a un centro de salud. 

Menry fue la única descendiente de esta joven pareja y a pesar de eso la chica era bastante amable y agradable con los demás, mostrando que su madre no la había malcriado, como muchos pensaron en su momento.

La joven, luego de que su madre consiguiera trabajo en la casa de los Ylleta en Danderz, creyó que no se moverían de allí por un largo tiempo, estaba cómoda y lo mejor es que veía a su madre mejor, luego de que su padre murió ella estuvo muy mal, por muchos días no se levantó de la cama y ella tuvo que cuidarla, en ese momento Menry tuvo que aprender a cocinar, a comprar y otras cosas.

A su madre le costó salir adelante, lo peor es que al poco tiempo tuvo que buscar trabajo, faltaba dinero y tenían que vivir ambas, además el gobierno no ayudaba a las viudas y que tenían hijos, a la mujer igual le dolía dejar a su pequeña hija sola, pero no había más opciones. Por esas razones no quería que volvieran a Simez, desde que estaban ahí, su madre se veía más contenta y podían pasar más tiempo juntas.

Cuando tuvieron que volver a su ciudad natal, Menry se sentía muy culpable, y es que sabía que por su amistad con Arivel habían despedido a su madre, la menor jamás le dijo que se sentía así, por lo cual eso lo sufrió en silencio, de todas formas, su madre jamás la culpo, sabía que era por su carácter de niña sociable con aquel que se encontraba, su despido se lo achacaba a los dueños por no soportar la realidad de Zodarte.

Por suerte su madre encontró trabajo pronto, aunque tampoco estaba apurada, a fin de cuentas, la paga de los Ylleta era buena y ellas poco gastan, así que la mayoría de su sueldo se ahorraba, eso fue positivo, ambas pudieron pasar tiempo juntas sin preocuparse por la falta de dinero y alimentos.

Cuando la madre consiguió trabajo, la pequeña Menry estaba muy feliz por ella, por lo cual no dudó sobre su siguiente propuesta.

— Deberíamos celebrar tu nuevo trabajo — comentó Menry, ambas estaban dentro de casa almorzando tranquilamente.

— ¿Qué tienes planeado mi kurizac? — la madre preguntó con una gran sonrisa en el rostro.

— Puedo preparar algo delicioso para la cena de mañana ¿Qué te parece? — Su madre comenzaría a trabajar al día siguiente y es que era bueno encontrar trabajo, pero te quitaba tiempo de estar con la familia, en el caso de las Pane, su madre debería comenzar ya mismo sin importar si su hija no tuviera con quien quedarse.

— Me gusta mucho esa idea — a la madre no le gustaba dejarla sola, y menos con una fogata encendida, pero no le quedaba de otra, si Menry no cocinaba ninguna comía, básicamente porque la mujer iba a llegar muy entrada en la noche y saldrá temprano a la madrugada — ya sabes dónde está el dilqi, saca lo que sea necesario — su hija solo tenía diez temp, pero confiaba en ella plenamente. 

Al día siguiente su madre tuvo que ir a trabajar dejando a Menry sola en casa, la chica estaba feliz, estaban en su casa y su madre había encontrado trabajo pronto, pero a pesar de eso lo que no le gustaba era Simez, por lo que antes de salir tuvo un pequeño arrepentimiento por la idea que tuvo el día anterior y es que efectivamente debía salir al mercado para comprar algunas cosas que le hacían falta.

Su miedo no era ir a comprar, todo lo contrario, le gustaba ir al mercado, a veces se ponía a hablar con los vendedores y entablaron una conversación bastante agradable, sino más bien por otras razones.

Luego de unos minutos de pensar que hacer, si cambiar la comida o salir, se decidió por ir al mercado, tomó el dinero y una bolsa antes de salir de casa.

Simez era una ciudad en la cual es fácil de andar, su geografía era más amigable con la gente, había un poco de nieve en la tierra, los pequeños vestigios del invierno que hace poco había pasado, de todas formas, la poca nieve que quedaba estaba apartada la cual creaba caminos. El ambiente era cálido y la vista era hermosa, la primavera se estaba haciendo presente, ya que los pocos árboles del lugar estaban floreciendo y ya se escuchaban las aves cantar.

Lo bueno es que el mercado estaba cerca de su casa por lo que el camino fue corto, entro y compro todo lo que necesitaba, en sus compras algunos de los vendedores le conversaron un poco antes de irse, quería volver a casa rápido por lo cual no se quedó mucho con ellos, para su mala suerte Simez era una ciudad pequeña en la cual era casi imposible que no se encontrara con alguien.

— No creímos que te volveríamos a ver Menry — frente a ella apareció un grupo de chicos un tanto más grande que ella, la pequeña solo reaccionó a sonreír y saludar.

— Tuvimos que regresar — eran unos cinco chicos que estaban en su camino — estoy apurada, debo volver a casa — siguió sonriendo.

— Te ves muy feliz — comentó uno de los chicos.

— Me gusta mi ciudad.

— Eres una ubzac — los chicos se miraron entre sí riendo, Menry solo sonrió — nos veremos Menry — mientras se iban varios empujaron a la chica.



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En el texto hay: cienciaficcion, amor, poderes

Editado: 10.03.2024

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