Los días pasaron rápidamente, Elena me había informado que estaba a punto de abandonar Mirza y dirigirse a Daria junto con sus padres y sus primas.
"Murat ¿estás de acuerdo en permanecer tanto tiempo alejado de tu prometida?"
"No se preocupe mi príncipe, si usted está de acuerdo nos gustaría casarnos durante el primer mes libre de la academia"
"No será problema, pero quiero pedirte un favor"
"Si esta a mi alcance"
"Quiero reunirme en secreto con Elena, solo puedo confiar en ti y en Ana para esto"
"Debo hablar con Ana primero, ella conoce la mansión mucho mejor que yo, ella sabrá cómo sacar a la condesa sin que ningún guardia la vea"
"Te lo encargo, también quiero que le entregues esta carta, cuando vea la flor sabrá que he sido yo" le entregué a Murat una carta junto con una rosa blanca
"No se preocupe mi príncipe, entregaré esta carta" de esa manera despedí a Murat
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La noche comenzaba a acercarse cuando escuché a alguien golpear la puerta de mi habitación
"Mi condesa, tengo una carta para usted" me sorprendió escuchar la voz de Murat y la abrí un poco dudosa "Mi príncipe le envía esto" Murat me entregó una carta junto con una rosa blanca
"Mi querida Elena, está es tu última noche en Mirza y me gustaría cenar contigo, si estás dispuesta te estaré esperando en el parque junto a la catedral, Murat y Alizee conocen el lugar, ellos te acompañarán"
Luego de leer la carta le indique a Murat que me esperará afuera para poder cambiarme, elegí un vestido rosa pálido idéntico al que utilice cuando conocí por primera vez a Arthur, me coloqué el colgante de titanita y unos pendientes de rubí, cuando estaba por arreglarme el cabello escuche a alguien golpear la puerta, cuando me di la vuelta me encontré con Ana quien ingresó a la habitación lo suficientemente discreta para no llamar la atención de mis tíos o de mis padres.
"Murat me contó todo ¿quieres que te ayude con tu cabello?" pregunto Ana con una sonrisa que se veía verdadera.
"Te lo agradezco; Ana, nunca te lo pregunté ¿pero como fue que mis tíos aceptaron tu compromiso?"
"Mi madre aún no lo aprueba, pero mi padre y mi tía provienen de una familia de plebeyos, nuestro abuelo ayudó al difunto rey y él lo recompensó con un título nobiliario, por esa razón mi padre no tiene problemas con el matrimonio, pero al mismo tiempo sé que muchos nobles me observan por la decisión que tome, en cambio, ustedes lo tienen más complicado, es obvio que el corazón de nuestro príncipe te pertenece, al igual que tu corazón le pertenece a nuestro príncipe"
"Ana, sé que nuestra relación será complica, el emperador no me acepta, los nobles esperan que Arthur se case con Nadia o con algún miembro de alguna familia real del continente"
"Pero sabes que él no estará dispuesto a eso, nuestro príncipe ama a la duquesa Nadia, pero no en ese sentido, el único pensamiento de nuestro príncipe sobre la duquesa es el de protegerla y mimarla, por otro lado, las damas de las realezas extranjeras son mayores y la mayoría o tienen pretendientes o ya están comprometidas, pensándolo bien, creo recordar que tienes a alguien influyente de tu lado"
"¿A quién?", le pregunté intrigada
"A su majestad la emperatriz Handan, ella habló muy bien de ti y te tiene aprecio, si estás dispuesta a competir por tu amado Arthur, sería bueno que te acercaras más a la emperatriz"
"Pero no puedo acercarme a ella y comentarle que deseo casarme con su hijo, me cortaría la cabeza por tener siquiera esa idea"
"Solo es un consejo que te doy, pero te sugiero que lo pienses, esta es nuestra última noche en Mirza, mañana saldremos a la capital donde viven sus padres. Listo, ya quedo" Ana me había alisado mi largo cabello rojo y me había colocado mi corona.
"Te lo agradezco mucho"
"Tu felicidad siempre será lo más importante, te ayudaré a salir de la mansión por uno de los pasadizos, ya le dije a Murat donde esta la salida, él te esperará del otro lado" abrace a Ana y luego la seguí por la mansión hasta el jardín, no esperaba que la fuente del jardín ocultara el pasaje "Si mis tíos preguntan diré que estás durmiendo y que no quieres que nadie te moleste" abrace a Ana una vez más y luego seguí el túnel, llegue hasta una pared y siguiendo la indicación de Ana moví una piedra y la pared se abrió, cuando salí del túnel me encontré con Murat y una mujer que debía de ser Alizee esperándome del otro lado del camino
"Mi lady, nuestro príncipe la espera"
"Estoy lista" Murat y Alizee me llevaron por las calles oscuras, cuando estábamos a mitad de camino, nos encontramos con guardias que se acercaban a nuestra posición
"Aron ¿podrías distraerlos?" pregunto Murat al aire, estaba a punto de preguntar a quién le hablaba cuando alguien le respondió.
"No hay problema" poco tiempo después se escucharon ruidos en la otra calle la cual distrajo a los guardias.
"Vamos" continuamos el camino sin ninguna interrupción, mientras nos acercábamos al parque, alcance a ver a la guardia privada de Arthur vigilando el parque, Murat y Alizee se detuvieron en la entrada y me indicaron dónde estaba Arthur.
"Elena, agradezco que vinieras" dijo Arthur al verme.
"Sabes que si me invitas vendré" le comenté como si fuera algo obvio, detrás de Arthur observe un pasadizo, el debía de llevar hasta el castillo.
"Este pasaje nos llevará hasta el jardín de rosas ¿vendrás conmigo?", sujete su mano y lo seguí, la guardia privada se adelantó y subió por el pasaje, cuando salimos del pasaje, me encontré con el jardín totalmente iluminado con velas, los enormes ventanales fueron cubiertos con cortinas para darnos privacidad, el camino estaba cubierto por pétalos de rosas rojas y blancas, al final del camino de pétalos estaba una mesa con dos sillas, detrás de la mesa se podía observar la ciudad de Mirza totalmente iluminada "Aquí fue donde nos reencontramos por primera vez, esa noche estabas tan hermosa con aquel vestido, pero no tengo palabras para describir lo bella que estás el día de hoy" mientras Arthur hablaba, podía sentir como mi rostro se calentaba por los halagos, Arthur apartó una silla de la mesa y me ofreció sentarme, luego de sentarme él se sentó en la otra y le ordenó a una mujer de su guardia que trajeran los platillos, unas pocas velas y la luz de la luna llena era lo único que nos iluminaba, dos guardias aparecieron con instrumentos y comenzaron tocas una lenta pero dulce melodía, cenamos con tranquilidad disfrutando de la música y de las hermosas vistas, cuando la cena terminó, me acerqué al borde y contemplé la ciudad, Arthur llegó detrás de mí y me colocó una manta.