-para, por favor para, acaso quieres matarlo -grito una vos quebrada.
-eso debería hacer -contesto una vos hostil y añadió -es una basura debería estar agradecido de que lo acogimos en esta casa, es basura, un malagradecido de mierda.
En ese momento un florero cayo al suelo y se rompió en varios pedazos, todo era frío y sombrío, como si no se pudiera ver ni un solo color de felicidad, lo único que se escuchaba era el ruido que hacían las gotas lluvia al caer al suelo y los gritos de los adultos discutiendo por temas que un niño debe resolver.
Un chico, algo apagado y dañado, subía a su cuarto lentamente mientras sangraba por su boca y manos, al ver el cielo nublado se daba cuenta de que las paredes de las demás casas que cubrían el paisaje y lo único que se podía observar era el cielo; aunque la lluvia seguía en el mundo del niño todo empezaba a guardar silencio, en la mente de un joven pueden tener el mundo que desee aun si estos desearan matar a su propio padre y madre.
El chico solo seguía observando a través de la ventana como las personas pasaban ignorando una a otra y las aves buscaba refugio de la lluvia, solo esperaba a ser golpeado nuevamente; mientras observaba todo por su ventana empezó a escuchar unos graznidos de cuervo, sonaba como si estuvieran siendo dañados, esto le intrigo un poco al chico.
Este bajo lentamente de su cuarto hacia la puerta tratando de no hacer ningún ruido que hiciera que lo volvieran a golpear, este salió en medio de la lluvia, solo pensaba en que tipo de cuervo era y porque estaba cerca de su casa en medio de la lluvia, este abrió la puerta lentamente, pero no veía nada así que salió y cerro para que no entrara el frío.
Afuera había tres chicos justo en la entrada del callejón que estaba al lado de su casa, con rocas en las manos, todos reían y veían hacia adentro del callejón, el chico se acercó a ver desde lejos para no iniciar una conversación o enredarse en un problema; trataba de ver por los espacios vacíos entre los tres chicos, pero se seguían escuchando esos graznidos, así que se acercó para ver que era lo que pasaba y que provocaba tanto ruido.
-vete idiota -dijo uno de los tres chicos con una voz hostil.
Cuando se acercó lo suficiente vio a los cuervos en el callejón, se dio cuenta de que eran dos cuervos adultos y su uno bebe, los dos adultos protegían a su hijo aunque estuvieran a punto de morir por el impacto de las piedras, la mirada del chico cambio, era misteriosa e inexpresiva, pero poco a poco empezaba a demostrar ira y miedo de parte del chico, este le dio la espalda a los otros tres chicos y avanzo a ver a los cuervos, miro como los cuervos adultos trataban de volar para atacar hacia su cara, este miro al pequeño que parecía que no llevaba más de un día en aquel mundo cruel y podrido.
-les diré algo... -murmuro el chico y añadió - si lanzan una roca más a estos cuervos, me vería obligado a quitarles los ojos y matarlos, tal vez los torture antes, sus madres preguntarían por ustedes así que también sabría quienes son sus familias y podría matar a sus padres, hermanos y conocido... juro por mi nombre, Yatagarasu Tsuku, de que si lanzan una roca más los mataré.
Al escuchar todo lo que dijo el chico salieron corriendo como si de un monstruo se tratara, pero uno se quedó y levanto una roca del suelo lentamente; Yatagarasu y el chico se vieron a los ojos directamente y mantuvieron una mirada seria, cuando el chico lanzo la roca Yatagarasu la detuvo y al tenerla en sus manos la lanzo hacia el chico con el doble de impulso, este la esquivo también, pero el ambiente se ponía más tenso.
-eres igual a todos esos cuervos, como decían las historias de nuestras madres antes de dormir -dijo el chico con una voz hostil.
El chico empezó a lanzar todo lo que estuviera a su alcance, desde rocas a botellas y cuchillos oxidados, Yatagarasu al ver todo lo que iba hacia él empezó a tratar de esquivar las cosas, pero las botellas se rompían en su cabeza y pecho, mientras que los cuchillos y cosas filosas que estaban oxidadas empezaban a romper su camisa y rasgar su piel.
Yatagarasu callo al suelo después de que una botella le diera justo en el rostro y esta se rompiera al impactar, el chico se puso enfrente de él y lo miro hacia abajo como una alimaña, de fondo se empezó a escuchar una radio, por el silencio que había en el mundo de Yatagarasu este escuchaba la radio muy bien, empezó a sonar un violín, era como si quien lo tocara estuviera poseído, ya que la rapidez con la que se escuchaba el violín era rara de escuchar en cualquier lado, Yatagarasu solo sonrió y con sus pies derribo al chico y le dio una patada, mientras escuchaba aquel violín tocaba Yatagarasu tomo un cuchillo y antes de que el chico levantara la guardia este le golpeo en las costillas y clavo el cuchillo en su cuello y después empezó a clavarlo en sus ojos.
-muere escoria, muere, muere maldito, muere, nadie te necesita vivo -grito Yatagarasu mientras reía.
Cuando la radio se apagó Yatagarasu soltó el cuchillo y se sentó junto al cadáver del chico, este no entendía como había matado a alguien, puso su mano enfrente de su rostro viendo la sangre que el chico había derramado, este no podía dejar de reír después de ver lo que había hecho, todo lo que hizo fue como si no hubiera tenido control de sus movimientos.
Los dos cuervos adultos estaban muy heridos, Yatagarasu no sabía como ayudarlos y menos después de lo que había hecho, los cuervos en medio de toda la sangre que derramaban movían sus picos hacia su cría, dando a entender de que era lo único que importaba, Yatagarasu tomo al cuervo bebe y lo abrigo con la bolsa de su camisa, corrió hacia dentro de su casa y puro al corvato en la esquina del sofá y regreso por los padres.
La sangre de los cuervos adultos tornaba de rojo la camisa del chico y mientras los llevaba a su cuarto dejaba un rastro de sangre y plumas, el chico trataba de salvarlos, pero era tarde, toda la sangre se había derramado, frustrado regreso con el corvato, lo lleva al cuarto lo coloco en cima de cama.