Aisha Denson Rivera Peralta
Se podría decir que estos años me han hecho madurar y aceptar el destino que me toco tener que ser un ser sobrenatural sin mate y estar viva para contarlo es un hallazgo, gracias a su buen corazón mi terroncito de azúcar y yo estamos vivos aunque yo este vacía por dentro y sin una mínima oportunidad de ser amada.
Hoy estoy en la ciudad de Toronto haciendo algunas diligencias y compras, todo estaba perfecto hasta que de repente Leví se me perdió mi loba, está más desesperada que yo, no para de llamar y clamar por su cachorro, sentí que mi corazón se rompería mi hijo solo tiene 4 años y no habla con nadie, aún no sabemos el porqué cuando estamos fuera de la casa algo le impide comunicarse y en la manada solo unos cuantos gozan del privilegio de conocer su melodiosa voz.
Voy caminando mirando por todas partes a la distancia, veo un hombre con un niño que tiene una ropa igual a la de mi bebe, mi instinto de mamá se alertó cuando su olor inundo mis fosas nasales, mi hijo reía y sus emociones estaban tranquilas como si no estuviera extraviado por más de dos horas.
—Entonces dices que tu mami sabe lo que piensa la gente únicamente con verlos a los ojos — le cuestiona el hombre de espalda a mí, mi niño estaba sentado a su lado en un banco comiendo un helado, imagino que está tratando de sacarle información para entregarlo.
—Si ella es la mami más linda del mundo, ella no lo dice, pero mi papi murió y no lo conozco ¿Tú quieres ser mi papi? —mi hijo embauco al hombre, pero eso no me impresiono tanto como que estuviera tan tranquilo hablando con un completo desconocido.
—Me encantaría serlo porque no tengo hijos, sin embargo, debemos preguntarle si ella acepta —le respondió limpiando su mejilla manchada de chocolate.
—Ella verá en tus ojos si en verdad lo quieres ser y me dirá ella nunca miente, yo sé cuándo ella lo hace, aunque no puedo verlo en los demás —le contó su poder de leer a las personas lo heredero de mí, sin embargo, aún no sabe cómo usarlo con los demás.
—Pues campeón vamos a buscar a tu mami y sabremos si me deja ser tu amigo —le dijo decidí entrar a escena.
—Leví hijo, al fin te encontré —lo abrace fuertemente levante el rostro mirando al hombre a su lado un hermoso espécimen masculino.
—Tú —dijimos al unísono, he escuchado que el mundo es pequeño, aunque no pensé que tanto.
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Editado: 14.01.2022