Aisha Denson Rivera
—{Mía, mi mate} —gruñó el lobo de Julián con todas sus fuerzas, mi loba lloriqueo al darse cuenta de que ese tonto alfa es nuestro.
—{Mate, es nuestro segundo mate} —susurro mi loba, la cual había perdidos sus ánimos al perder a su compañero, ella estaba deprimida aún y nunca hablaba a menos que no fuera referente a nuestro cachorro.
Las fuertes manos del alfa fueron a mi cintura estrellándome contra su fuerte pecho. Nuestros alientos se mezclaron, pude sentir cómo su corazón parecía volver a la vida a la vez que su olor a bosque y kiwi me enloqueció.
Sin embargo, los ojos y sonrisa de Leuby me recordaron quien era yo.
—¿Qué te pasa Julián? Suéltame — espeté con molestia, esto no era debido, soy una mujer viuda.
—No puedo Aisha tú eres mi segunda oportunidad, mi nueva mate —lo miré a los ojos llena tristeza y decepción al recordar las palabras de mi amor en nuestro encuentro.
—Lo siento Julián, pero yo no puedo ni quiero otro mate, mi unico amor, mi alma gemela, mi hombre será siempre Leuby —declare dándome vuelta, tome la mano de mi hijo y salí apresurada, compre con rapidez lo que me faltaba fui hasta mi auto para irme a refugiar a mi hogar.
Mi hijo no había dicho absolutamente nada desde que lo encontré, al parecer su encuentro con Julián lo había dejado pensativo.
A Julián tenía más de cuatro años que no lo veía desde lo sucedido con Michelle, él desapareció de la manada, los dos sufrimos de formas distintas por culpa de nuestra alma gemela.
Mi auto se detiene haciendo fruncir el ceño, miro a mi pequeño Leví que mira a través de la ventanilla ignorando todo a su alrededor.
—Hijo, el auto parece tener un problema, iré a revisar —él no respondió nada.
No sé por qué razón me puse a mirar esta chatarra, si no entiendo ni madres de autos humo salía del motor mire al cielo con preocupación.
—Por la Diosa que suerte la mia, ayúdenme seres supremos a poder llegar a casa con bien —las palabras no habían terminado de salir de mi boca cuando pude ver a la distancia un auto baje la cabeza para disimilar y agradecí en silencio esperando que esa persona me pudiera ayudar.
El auto se estacionó detrás del mio, aproveche para sacar mi cabeza y mi sorpresa fue de otro mundo cuando descubrí que era Julián quien se había detenido a auxiliarme.
Su olor delicioso llegó a mis fosas nasales cuando se acercó más a mí, entonces comprendí que mi loba había suprimido todo para que no me diera cuenta.
Trate de hablarle, pero esta me ignoro, mi hijo miro a Julián haciéndolo sonreír por primera vez desde que lo encontré.
—Hola, no le preguntamos a mi mami si puedes ser mi papi —Leví parecía inocente, sin embargo, me di cuenta de que sus entidades le susurraban, los tres estaban planeando cosas, aunque eso de ser su "papi" me sorprendió bastante.
— Mami, él es Julián y quiere ser mi papi, dime si con solo ver sus ojos puedes saber si es verdad ¿EL QUIERE SER MI PAPI? —mire de uno a otro, desconcertada y sorprendida.
¡ESTO ES UNA BROMA!
—Julián, no hagas eso, mi postura es la misma mejor, ayúdame a que esta porquería funcione —musite ignorando a mi hijo, ya más tarde hablaré con él.
Julián sonríe de medio lado, se acerque al auto, lo observa por unos segundos.
—Debes cambiar esto, así que no arrancara, se ha quemado —me comunico, resople muy enojada.
—Yo voy a la manada si deseas se pueden ir conmigo, ya luego mandas a alguien por él, ya casi es de noche, va a llover y trae un niño pequeño contigo — mire los autos, luego a mi hijo asintiendo con cierta duda ponerlo a salvo es lo más importante aunque me vuelva loca todo el tiempo que dure dentro de su auto.
—Gracias por tu amabilidad después de como te trate en el Mall aunque te deseo aclarar que yo no te siento como mi mate —le mentí, era mejor no darle falsas esperanzas, yo jamás podría ver a otro hombre como mi esposo.
Subí a su auto mis compras y a mi hijo el cual no paro de hablar de su vida, amigos y primos no podía creer lo que veía, mi hijo parecía perico sin filtro hasta lo que desayuno le comento.
Diosa Luna, que tiene mi hijo fue hechizado, pensé sin poder comprender que era lo que sucedía con exactitud.
—Aunque mi mami este molesta, yo quiero que seas mi amigo-papá —las palabras de mi hijo fueron dichas mirándome a los ojos podría tener casi cinco años, pero es perceptivo y noto mi molestia hacia Julián desde el principio.
—Leví, estás tentando tu suerte, él jamás será tu padre, el tuyo era Leuby y ya murió — espeté con dureza, el auto se detuvo cerca de la casa de mis padres, mi hijo empezó a llorar por mis crueles palabras.
Mi loba se movió inquieta, más no habló, me ha puesto la ley del hielo.
—¿Por qué no puedo tener uno, soy malo, es por eso? —Leví salió corriendo, fui tras de él, preocupada, mi niño tenía el corazón roto por mis palabras, las cuales no analice antes de dejarlas salir.
—Hijo espera —este seguía corriendo, entro a mi casa y se refugió en los brazos de papá Alberto.
—Mi querido y dulce hechicero, ¿qué te sucede cariño? —mi padre me dio una mala mirada, papá Maxi estaba también allí el cual me miro interrogante.
—Encontré un nuevo papá y mami no lo quiere dejar ser mi papá-amigo —la voz llorosa de mi hijo se escuchó entre los brazos de mi padre.
—Nos puedes explicar de que va todo esto? —mire a mis padres sin saber muy bien como responder.
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Editado: 14.01.2022