La Sociedad: Una novela de G.E. Lubo

Capitulo V

22/12/1990

Entonces el aparecio, un desconocido muy intimidante, era muy diferente al hombre que lo habia capturado y su apariencia lo hacia resaltar frente al otro hombre que estaba junto a el en esa misteriosa habitacion, quizas era su control sobre la situacion, o quizas su calma al presentarse de manera tan pacifica y calmada frente a un hombre casi destruido fisica y psicologicamente, sentado en lo que parecia ser una silla para torturas.

 

—Pues aqui estamos señor Fernandez —decia el hombre de negro—. Me agrada su inocencia, de verdad no sabe donde esta o quien soy, ¿verdad?.

—¿Quien eres? Que carajo hago yo a...

 

Otro duro golpe fue directo a la mandibula del pobre doctor antes de que pudiera proseguir con la siguiente frase, quizas no conocia el hecho, de que era malo hablar sin permiso, no lo se, pero ese camion que iba a toda velocidad en forma de puño directo al cansado rostro del doctor dejo una ciactriz mas de la cual el no se recuperaria.

 

—¡Quien dijo que podias hablar cabron! —decia el otro hombre vestido de negro, su apariencia era todo lo contrario al que estaba frente a el, era caucasico y sin duda poco inteligente ya que parecia desconocer desde un principio los motivos por los cuales el doctor estuviera ahi y su manera de actuar era muy descuidada, usando nada mas que la fuerza bruta para resolver los problemas—, aprende de nosotros y ten al menos buenos modales basura inmunda.

—Calma socio, recuerda que solo buscamos la justicia popular.

—¿Justica? —preguntaba el doctor confundido y adolorido despues de sufrir semejante paliza y verguenza frente a personas de las cuales el desconocia totalmente—. ¡Ustedes solo estan locos!

—¿Locos? No socio, el unico loco o demente aqui eres tu y tus "compañeros" —replicaba el hombre tranquilo mientras lo decia con un tono un tanto sarcastico—, ¿crees que no conocemos el secreto que ocultan ustedes los poderosos?.

—¿Que secretos, que compañeros? no se de que...

—Romulo Marcano y Andres Del Valle —respondia el hombre de negro con un tono sacarstico mientras caminaba alrededor de la silla donde estaba el viejo doctor—, de seguro te deben sonar esos nombres o apellidos tan comunes e insignificantes, no lo crees, socio.

 

Quizas si significaba algo, y eso se notaba a simple vista ya que podiamos ver como el viejo hombre empezaba a sudar y su mirada bajo por un momento hacia la tierra al igual que su cabeza.

 

¿Pena o temor? No lo se, ni me importa, pero lo que si se, es que en esos tiempos antiguos en la isla de Pulok, era muy malo para las personas cuando no veias a los ojos de las personas mientras hablabas, mas que una falta de respeto, en esa isla se veia como un tabu, y eso solo demostraba que ambos hombres de aspecto siniestro y pinta de "ricos indiscretos" tenian algo de razon en lo que estaban diciendo y quizas lo mas importante. Es que el departamento de policia y el viejo fernadez ocultaban algo, no sabian que era, podria ser malo o quizas bueno, pero era algo muy importante que debia ser encontrado. Pronto levantando la cara de nuevo, pero esta vez con unos ojos llenos de fuego y rabia que se hacian notar, mostro un lado diferente, como el lado opuesto de una moneda oxidada, que no se habia visto antes en esa persona que supuestamente era tan solo un viejo doctor Español de 54 años, amable y honesto que quizas y solo quizas... Era algo mas, pues su lado "bueno" se habia ido para el infierno para poder desatar, un lado mas repulsivo.

 

—Bien, exelente, nos descubrieron, ahora hablemos en serio cobardes, despues de todo, nosotros los Españoles somos huesos duros de roer, no como ustedes gringos de mierda —decia esta vez con una llamativa personalidad que hacia destacar al "nuevo" doctor Fernandez— por mi se pueden ir para la verga, su plan nunca funcionara y su maldita organizacion se puede ir pal diablo.

—Jeje... El doctor ya muestra sus colores, socio no crees que va siendo hora de interrogarle —decia el hombre que no dudaba en seguir lastimandolo, el cual no tenia escrupulos para trabajar— ya tengo ganas de sacarle todos los dientes de su mandibula y ver como sus craneo es aplastado y destruido por mi bota, jefe por favor.

—Paciencia socio, primero lo primero, sabes quienes somos, ¿verdad? —respondia el lider del grupo—recuerda que tenemos que sacar mas informacion de el, despues podemos asesinarlo de la peor manera posible.

—Son un grupos de maricones que solo quieren que le den por...

 

Quizas tampoco le gusto mucho esa respuesta tan poco realista, ya que lo unico que le dieron en ese momento fue otro golpe a la boca por parte del "gorila uniformado" que solo le hiso sentir mas dolor y sufrimiento del que pudo haber sentido en toda su vida, la boca del doctor era como una manguera de sangre y dientes, pues su boca ya estaba marcada, y por lo visto una recuperacion era muy improbable.

 

—Ya que entiendes que esto no es un juego y eres un doctor exepcional, debes saber que si sigues hablando mucho, pronto tu voz dejara de escucharse en este cuarto oscuro, te especificare lo que en verdad sucede —el hombre de negro o podria decirse que el lider inteligente, paso su mano debajo de su barbilla observando el insignifante cancancio del hombre—, tu pueblo nos llama corruptos, asesinos, monstruos y incluso e escuchado por ahi que nos llaman demonios, sois tan estupidos.



#13547 en Thriller
#7641 en Misterio

En el texto hay: misterio, thriller, suspenso

Editado: 20.08.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.