La sombra de pasado mañana

14.- Disfraces

El 31 de octubre había llegado, tras bajar del automóvil luego de haber terminado las clases, ambos muchachos se encaminaron hacia uno de los muchos mercados populares que había en la ciudad y que estaban llenos de personas que, al igual que ellos, habían dejado para último momento los preparativos para la noche, o al menos, era lo que Joshua pensaba.

Pasaron por los diversos puestos que se extendían a sus costados hasta donde se alcanzaba la vista y que se ramificaban mientras avanzaban; dulces, caramelos, bombones y paletas de todo tipo llenaban los anaqueles y un sin número de calaveritas de azúcar o de chocolate de diversos tamaños los observaban desde las mesitas decoradas con papel mache aunque también había otro tipo de miradas más amenazadoras que colgaban de las paredes.

—¿No notas algo extraño el día de hoy? —pregunto Jeth a su compañero al mismo tiempo en que sentía un escalofrió mientas una bruja de sombrero puntiagudo y un diablillo de cola roja y cuernos enroscados pasaban frente a ellos seguidos de una tarántula gigante.

—No sé a qué te refieres... —le respondió cuando el can-arácnido de 12 patas les mostro los dientes y comenzó a ladrarles a pesar de no ser muy grande cuando repentinamente Jeth le lanzo un rugido asustando no solo al perro si no a varios individuos incluido Joshua.

—Malditos perros, como los odio, me agradaban más cuando no estaba muerto —susurro al momento en que veía al perro alejarse chillando moviendo sus 12 patitas hasta perderse en una esquina y continúo —. Me refiero a que si no te sientes diferente, desde que amaneció me siento algo raro, me siento... fuerte, más de lo usual, no sé cómo explicarlo...

—En vez de eso, explícame ¿qué demonios estamos haciendo aquí?

—Necesito un disfraz para hoy en la noche, ya tengo una parte, pero me falta completarlo.

—¿Vas a salir hoy?, además, ¿Para qué gastar en uno nuevo? ¿Qué paso con todos los que has usado esta semana? —le replanteo Joshua confundido por el motivo de estar allí.

—Esos no sirven y además ni eran míos, necesito uno realmente bueno. Tú también deberías de conseguirte uno y acompañarme, será divertido —le hablo acercándose a una tienda llena de máscaras y artículos diversos seguido de Joshua que se sentía intrigado.

—Pues no sé, había pensado pasar mi noche adelantando algunas tareas que he atrasado o tal vez dormir algo luego de todo el ejercicio de la semana ahora que puedo.

—¿Es neta? ¿Te quedaras en casa solo mientras los horrores y engendros del inframundo se apoderan de las calles? —le contesto Jeth con una cabeza de hombre lobo en una mano y un brazo esquelético en la otra para que luego Joshua diera un suspiro y aceptara.

—A todo esto, ¿Vamos a ir a la kermés de noche de brujas que harán en mi escuela?

—¿Acaso tengo cara de querer ir a una fiesta escolar? Soy un hombre serio ¿sabes?

—¿Entonces qué? ¿Iremos a un antro a la zona hotelera o a un table dance?

—No, iremos a pedir dulces.

Sin que Jeth le diera una explicación clara de lo que había querido decir, Joshua lo siguió por la intrincada red de callejuelas del mercado sin mucho ánimo con el sol de la tarde sobre ellos. De cuando en cuando entraban a una tienda para ver los distintos artículos que se exhibían sin que Jeth llegara a comprar nada aunque algunos eran realmente buenos pero resultaban muy caros. En tanto a Joshua, se limitaba a seguirlo sin siquiera molestarse a conseguir algo pues ya tenía su traje pese a haberse enterado apenas un rato que saldrían en la noche y solo se limitó a comprar cierto articulo para las orejas y un pequeño pan de muerto espolvoreado de azúcar en tanto su colega se lamentaba de su situación financiera.

Avanzando por las callejuelas atestadas de gente, Jeth caminaba desanimado sin molestarse ya en examinar las máscaras que le interesaban, habían pasado casi 2 horas desde que había llegado y no había podido conseguir lo que buscaba sin gastar todo su dinero en una sola compra en tanto Joshua solo se limitaba a mirar. Tras avanzar un rato más comenzaron a llegar al borde del mercado donde el número de personas y mercancías disminuía.

Al dar la vuelta en una esquina casi solitaria, ambos llegaron a un pasillo en donde habían varios puestos ambulantes, al echar una mirada notaron que casi todos los productos eran de los más comunes y corrientes así como de baja calidad y Jeth lanzo un quejido, solo la compra de varios de esos productos entraban dentro de su presupuesto pero eran tan malos que casi preferiría quedarse con su dinero antes de ser descubierto en lo que tenía planeado y fue entonces cuando un puesto llamo su atención.

Se trataba de un pequeño carrito con soportes de madera que era atendido por un señor de vestimenta sencilla y de pelo blanco con un sombrero tejido. Ambos jóvenes se aproximaron pues aquellos artículos no eran hechos de fábrica como casi todo lo que habían visto sino hechos completamente a mano.



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En el texto hay: viajeeneltiempo, mexico, preparatoria

Editado: 20.07.2018

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