De las casas que había diseñado su padre para ellos , su favorita era la que quedaba fuera de la capital, la cual estaba justo frente a la intersección de las calles Niels Carlensens Gate y Sonrenskriver Ellegsensvel, cerca de la iglesia de la localidad, los vecinos no estaban tan cerca y eso daba un poco de privacidad, ahí en la pequeña ciudad costera de Drøbak, la cual quedaba a unos cuantos kilómetros de Oslo, era un sitio turístico, se destacaba por estar frente al entrante marino de Oslofjiord o el fiordo de Oslo, el cual aparte de ser tan profundo como para que entraran grandes embarcaciones, se extendía unos 150 km hasta la capital, era un pequeño paraíso costero, desde donde estaba la casa de su padre, prácticamente dentro de la montaña, se podían apreciar las luces de la ciudad alrededor, se sentía la fría brisa de otoño que llevaba el olor del mar de Skagerrak. Hacia una noche hermosa y estrellada, el clima ya estaba disminuyendo su temperatura, lo que significaba que el otoño ya le daba entrada al invierno. Y todo eso le recordaba a su padre, sus historias sobre los vikingos atravesando el estrecho que podía ver todos los días, esos grandes y feroces hombres con espadas sobre aquellos barcos, también sobre los dioses nórdicos y los nueve reinos de Yggdrasil. Todas esas cosas se las contó justo donde estaba parada, en el patio trasero de su casa que abría su vista hacia el agua, en una noche estrellada como esa.
Respiró un par de veces antes de poder darse la vuelta y ver aquella casa, la que no había visitado en más de un año, las luces estaban apagadas, pero aun así, se podía apreciar la silueta de los grandes ventanales de la segunda planta y el techo con varias caídas, una casa hecha de madera, diseñada y construida por él mismo, cada detalle dentro y fuera de ella, él lo hubo pensado, cada espacio de esa casa era una faceta de su padre, aquel lugar tenia grabado su memoria por todos lados, él aún vivía, mientras esa casa siguiera erigida sobre sus yacimientos.
A pesar de la compañía, se sentía sola en todo el universo, justo en ese momento, estaba enfrente de uno de sus más grandes miedos, el aceptar que su padre se había ido, que no encendería la luz para ver quien se encontraba afuera, que no abriría la puerta y saldría bajo la luz de las estrellas, que no sonreiría y extendería sus brazos para recibirla, sobretodo, no la llamaría su niña bonita, no, él no haría nada de eso, porque ya no estaba. Esa bruja se lo había arrebatado, sabía que en su pasado hizo cosas terribles, imperdonables, pero ellas se habían encargado de recordárselo con cada cosa que hacían en su contra.
La brisa comenzó a soplar con más fuerza, y el frio hizo presencia en sus cuerpos mojados, pero eso no le importó, toda la nostalgia y el dolor, ahora se habían transformado en rabia y de pronto, sus manos hicieron saber mejor lo que ella no podía expresar, respiraba agitadamente, allí frente a la puerta oscura de madera, con sus manos encendidas, ninguno de ellos se atrevió a emitir algún sonido o movimiento, esa era su batalla y solo ella podría lidiarla.
Entonces con un ágil movimiento de sus manos, las llevó justo hasta su boca y sin quemarse el rostro, mencionó unas palabras en fhita, el idioma de las arcanas, Noah lo había identificado, era el único presente que podría hacerlo y eso solo significaba que Ariana estaba de vuelta. Luego de hablar por un par de segundos, la puerta de esa gran casa se abrió como por arte magia y con un nuevo juego de sus manos, aria aventó el fuego de sus manos hacia el suelo, las llamas se fueron propagando en una especie de hilo o camino y se perdieron hasta alcanzar la oscuridad más allá de lo que sus ojos les permitían ver, transcurrieron unos minutos en silencio, en donde todos miraban a Aria, esperando que dijera algo, Lyssa fue la primera en emitir un comentario- Aria- susurró, pero de alguna manera, las llamas violetas regresaron tal cual como se fueron y permanecieron estáticas en un punto, hasta que comenzaron a crepitar con fuerza, parecían susurros si se les prestaba atención.
-¿Qué significa eso?-preguntó Aaron confuso, Aria observó las llamas un momento y luego lo miró- Significa que las sigamos, han encontrado la bóveda de mi padre- dijo dirigiéndose hasta donde se encontraban sus llamas.
Todos la siguieron, atravesaron la casa a oscuras, había un poco de olor a polvo cuando cruzaron la sala de visitas, la más grande de la casa, un giro a la derecha y estaban por un pasillo, Lyssa no se sentía a gusto por primera vez dentro de esa casa que tanto adoró de niña, tomó la mano de Aaron y este la aceptó, pero seguía atento de cualquier sonido extraño, Lyssa supo por sus movimientos mecánicos, que tenía un arma en su otra mano, atravesaron el largo pasillo y llegaron a las primeras escaleras, Noah observaba a Aria en todo momento, pero de vez en cuando solía girarse, sabía que lo habían seguido y que aparecerían en cualquier instante. Se encontraban en un sótano grande y lleno de muebles, parecía haber sido una sala de juegos, siguieron andando hasta donde estaban unas habitaciones, Aaron estaba nervioso, solo había estado un par de veces en la oficina del señor Tennfjiord, aún recordaba su carácter estricto y demandante, pero eso no evitó que fuera su figura paterna, incluso a él, le daba nostalgia ese lugar.
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Editado: 16.07.2018