Amo los viernes. No hay entrenamiento y es el día más precioso de la semana.
Me dormí apenas llegué de la escuela. Son las cinco de la tarde cuando me despierto y el estómago me ruge del hambre. Siento el alma restaurada después de recuperar las horas de sueño. Salgo de mi habitación en mi pijama, que consiste en unos pantalones cortos de seda rosados y una remera a tirantes que le hace juego
Me sorprende encontrar la casa vacía. Acacia ya debería haber vuelto de su club de teatro. Ya qué, seguro está perdiendo su tiempo con Cameron.
Abro el refrigerador en busca de comida. Uh, alguien compró fresas. Saco unas cuentas y de paso, crema para acompañarlas. Me siento sobre uno de los taburetes de la isla. Le echo crema a una y la llevo a mi boca. Cierro mis ojos. Un placer. En eso, alguien toca el timbre. Muchas veces. Muy seguido.
¿Y ahora qué?
Dejo mis fresas a un lado y camino hacia la puerta algo apurada, ya que la persona del otro lado también parece estar con prisa.
Abro la puerta con algo de miedo. Frunzo el ceño al ver que es Tanner, el mejor amigo de Hunter. Esto es extraño.
—¿Qué suce...? —comienzo a preguntar pero soy interrumpida cuando bruscamente tira de mi brazo y me atrae hacia su cuerpo. Mi corazón da un vuelco al tenerlo tan cerca. Rapidamente, me doy cuenta de que interpreté mal la situación. Tanner comienza a caminar apurado y yo lo sigo.
—¿Qué estás haciendo? —le pregunto intentando hacer que me suelte. Tengo un pijama que apenas me cubre.
—Debes ver esto —es lo único que dice.
No me sorprende en nada cuando me arrastra hacía la casa de los Thompson, ya que bueno, toda mi vida se basa en problemas por parte de ellos, ya no es nada sorprendente.
Tanner me guía hacia el patio trasero, pero ya puedo escuchar los gritos.
—¡Pensé que te quedo claro cuando te dije que no quería que la sigueras viendo! —reconocería los gritos de Hunter en cualquier lado. Me detengo a observar la escena.
Cameron Thomspon está al lado del árbol del cual se sostiene la famosa casita de madera. No subo allí hace años. Me sorprende que la sigan teniendo.
Frunzo el ceño, intentando entender qué está sucediendo. Hunte le grita un sinfín de regaños mientras que Cameron termina de ponerse la camiseta.
Miro a Tanner. ¿Y por qué me llama a mi si esto es una pelea entre los hermanos Thompson?
—¿Qué sucede? —pregunto acercandome a Hunter, ya que no parece que Tanner quiera darme respuestas.
—Shsh, ¿no ves que estoy en el medio de algo? —habla sin siquiera mirarme.
—Hunter, ¿qué está pasando? —vuelvo a preguntar. Confío en el juicio de Tanner. Él nos conoce. Dudo que me haya traído aquí sin razón.
Ahora sí, se gira y relaja un poco su rostro de enfado al darse cuenta que soy yo. Pone sus ojos en blanco.
—¿Acaso no ves que estoy ocupado? —inquiere molesto. Baja la mirada para darle una buena ojeada a mi pijama rosado—. ¿Y por qué mierda sales vestida así?
—¿Ocupado despertando a media ciudad? —me quejo ignorando su segunda pregunta—. ¿Qué pasa?
Hunter sacude la cabeza y se ríe sarcástico. Señala hacia la casita del árbol. En ella, veo una cabellera rubia se esconderse rápidamente. No me hace falta mucho cerebro para saber que es nadie más y nadie menos que Acacia.
Me cuesta un tiempo asimilarlo todo, C ameron sin camisa, solos en la casa del árbol cuando nuestras madres trabajan. Son las cinco de la tarde, a esta hora Hunter debería estar en el gimnasio.
—¿Ellos...? —titubeo. Casi no puedo pronunciar la palabra, al ser mas virgen que el aceite extra virgen.
—Sí. ¡Cuánta clase, Cameron! ¡En una jodida casita del árbol! —vocifera Hunter.
—Voy a matarte —sentencio y camino furiosa hacia Cameron. Abre sus ojos como platos. Estoy por saltarle cuando siento unos brazos abrazarme por la cintura y tirarme hacia atrás.
—No es la solución —dice Tanner. Puedo sentir su respiración en el cuello. Trago saliva e intento no lucir tan ridícula porque logra ponerme nerviosa. Me deja en el suelo y yo tironeo un poco mis shorts porque estoy bastante segura de que tengo medio trasero afuera.
—No vuelvas a tocar a mi hermana —le advierto a Cameron. Vuelvo a mirar hacia arriba—. ¡Acacia, baja ahora mismo! Tenemos que hablar.
—Estoy bien aquí, gracias —responde ella asomando un poco la cabeza.
A ella también voy a matarla.
—Hunter, ve a buscarla —ordeno volteando para enfrentarlo.
—¿Por qué yo? Es tú hermana —se cruza de brazos.
—Ve a buscarla —mascullo sin rodeos.
Tanner mira la disputa con diversión. Me atrae, pero cuando hace eso, tengo ganas de borrarle la sonrisa burlona del rostro.
No pienso subir esas malditas escaleras usando esto, porque voy a estar enseñandole todo el trasero a Hunter y a Tanner. Paso.
Quiere protestar mi orden otra vez pero con un simple "Chst" lo calló y sube a regañadientes.
—Lindo pijama —comenta Tanner una vez que hemos quedados solos.
—¿Tan necesario era arrastrarme de mi casa así?
—No, pero fue divertido. ¿No crees?
Niego con la cabeza.
Un tiempo después, Acacia baja de la casita. Hunter la sigue.
Rápidamente se reune con su enamorado.
—Vuelvo a encontrarlos así y voy a patearles el trasero para que cada uno esté en un continente diferente —declara Hunter.
—Son insoportables —responde Acacia. Tira de Cameron y vuelven a la casa. Siento que tengo mil cosas más para gritarles, sin embargo, me quedo.
—Iré a chequear las palomitas que estabamos haciendo —carraspea Tanner y entra a la casa.
Frunzo el ceño al darme cuenta de que me he quedado sola con Hunter.
—Agradece que llegué a tiempo. Que se den el lote en la casa del árbol de mi infancia no es algo que me gustaría que pase.
Aprieto mis labios. Hunter sigue hablando pero dejo de prestarle atención.