La Tríada - Libro 6 de la Saga de Lug

PARTE XIV: MADRE E HIJO - CAPÍTULO 69

—¿Cómo es posible que una mitríade aceptara unirse a Nemain y a ti?— cuestionó Lug a Marga.

—Tenemos un vínculo especial, algo que va más allá de la sangre, incluso de las razas. La decisión de Morgana de unirse a la Tríada le costó su trono, pero en aquella época le pareció más atractiva la perspectiva de extender su poder, triplicándolo. Y en verdad, las tres juntas fuimos una fuerza formidable que azotó al otro mundo por muchos años. Al unirnos, cada una adquirió los poderes de las otras dos, adquirió parte de sus esencias. Por eso pude sobrevivir al Ojo Verde: todavía tengo remanentes de la esencia de la anterior reina de las mitríades. Morgana tiene el poder de cambiar de forma y aparecer humana, como Nemain. Y Nemain tiene el poder de la visión profética, que tomó de mí.

—¿Qué pasó después? ¿Por qué se separaron?

—Aunque Morgana perdió su trono aquí, ganó otro en el otro mundo, comandando a las hadas desde Avalon. Sin embargo, Avalon no pudo tolerar la violencia de la Tríada por mucho tiempo y las hadas destituyeron a Morgana, abandonándola a su suerte. Allí fue cuando Morgana decidió que ya había tenido suficiente de la Tríada y resolvió romper nuestra unión. Nemain no aceptó la separación de buen grado, por lo que Morgana la envió al Círculo, junto conmigo, mientras ella se quedaba en el otro mundo para evitar cualquier intento de reunión. Para asegurarse de que la Tríada no volviera a formarse nunca, borró mi memoria y redujo mi poder de visión de las líneas de tiempo a meros fragmentos de visiones esporádicas. El poder de Nemain también se vio truncado y sus recuerdos trastocados, pero el vacío de la separación de la Tríada caló muy hondo en su ser. Estuvo luchando muchos años, buscando lo que le faltaba, sin saber exactamente qué era, hasta que Nuada le abrió el camino.

—Mi padre nunca ayudaría a Nemain— gruñó Dana.

—Tal vez no pensó que la estaba ayudando— respondió Marga con calma—, pero sus acciones para con ella fueron las que detonaron su memoria.

—¿Qué quiere Nemain ahora? ¿Por qué está haciendo todo esto?— preguntó Lug.

—Lo que quiere es restaurar la Tríada, por supuesto.

—¿Cómo planea hacerlo?

—Debe convencer a Morgana, o en su defecto, forzarla. Ya ha avanzado bastante sobre ese camino: logró mantenerse unida a ella por quince días completos. Durante esos quince días, Morgana se desvaneció del otro mundo, y su desaparición marcó el tiempo para actuar.

El tiempo de actuar estará marcado por la desaparición de la reina de las hadas— recitó Lug—. Entonces, ¿el texto no se refería a Merianis?

—No, se refería a Morgana— aseveró Marga.

—Pero… ¿Qué tiene que ver Merianis en todo esto?

—Nemain piensa sobornar a Morgana ofreciéndole su antiguo puesto como reina en Medionemeton si acepta unirse nuevamente a la Tríada. Para eso, necesita sacar a Merianis del camino, pues el puesto de reina entre las mitríades es hasta la muerte. Sin embargo, aunque tiene a Merianis en su poder, no puede matarla todavía, necesita mantenerla viva.

—¿Por qué?

—Porque si Merianis muere, el Ojo Verde elegirá a otra mitríade como reina, antes de que Nemain pueda poner a Morgana en esa posición.

—Pero el Ojo Verde ya apareció y tú pasaste la prueba— razonó Lug—. ¿No te hace eso a ti la nueva reina?

—Entré al Ojo usando la parte de mí que es Morgana, así que de alguna manera, gané el trono para ella. Aunque si Nemain logra reconstruir la Tríada, el trono será en realidad de las tres— explicó Marga.

—¿Eso significa que Nemain no tiene más razones para seguir manteniendo a Merianis viva?— preguntó Lug, preocupado.

—Exacto— asintió Marga—. Tenemos una ventana de tiempo muy reducida para rescatar a Merianis, porque cuando Nemain se entere de que pasé la prueba del Ojo Verde, la matará.

—¿Tenemos?— subrayó Dana con una mueca de disgusto—. ¿Pretendes hacernos creer que viniste a ayudarnos a rescatar a Merianis?

—Sí, esa es la promesa que le hice a Anhidra— contestó Marga sin inmutarse ante el tono sarcástico de Dana.

—Entiendes que debido a tu largo historial de manipulación y engaños, no podemos creer que vayas a honrar esa promesa de buenas a primeras, ¿no es así?— le manifestó Lug.

Marga suspiró:

—Lo entiendo, sí, pero les aseguro que esta vez es diferente.

—¿Por qué?— la cuestionó Lug.

—Madeleine de Tiresias— respondió Marga—. Cuando entré al Ojo Verde, se produjo una integración de todas las partes de mi ser. Macha y Marga se unieron y reforzaron entre sí las tendencias abominables que siempre habían tenido, pero alguien más entró en la ecuación: Madeleine. Todos estos últimos años como duquesa de Tiresias, bajo la tutela de Cormac, dieron un giro positivo a mi antigua vida. Mi parte como Madeleine me ha permitido ver las cosas de otra manera, y mis viejos objetivos de poder y dominación ya no tienen cabida en esta nueva persona integrada que soy ahora.




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