La Tríada - Libro 6 de la Saga de Lug

PARTE III: EL TEXTO DEL TÚMULO - CAPÍTULO 15

Juliana suspiró con el rostro cansado. Ya había pasado por todo esto, tratando de convencer a Lug de la peligrosidad de Emilia, y ahora tendría que explicarlo todo de nuevo, pelear otra vez para defender la verdad que para ella era más que clara.

—Emilia está vinculada a Nemain, está vinculada a la tradición celta— insistió Juliana—. Mira esto— le alcanzó otra hoja a Polansky—. Estas son las fechas de sus desapariciones: la noche del treinta de abril desaparece y vuelve a la noche del primero de mayo, lo cual coincide con la fiesta de Beltayne. Luego vuelve a desaparecer durante el treinta y uno de octubre, volviendo el primero de noviembre, eso es Samhain, la fecha en la que las barreras entre los vivos y los muertos se abren y permiten el paso entre los dos mundos.

—Halloween— dijo Polansky—, tal vez solo fue a divertirse con sus amigos.

Juliana resopló, furiosa.

—Y luego tenemos su última desaparición hace quince días— continuó—. ¿Sabes lo que pasó hace quince días?

—¿Otra festividad celta?

—No, no esta vez. Hace exactamente quince días, Merianis, la reina de las mitríades, desapareció del Círculo.

El tiempo de actuar estará marcado por la desaparición de la reina de las hadas, de allí en más, solo pueden esperarse ríos de sangre y muerte— recitó Luigi, en apoyo de Juliana.

—Así es— confirmó ella—. Por eso sabemos que este texto se refiere a lo que está pasando en este preciso momento. Y no puedes negar que el horrendo asesinato de los padres de ella dejó precisamente un río de sangre y muerte en ese departamento— le espetó.

Polansky no contestó.

—Y hay más— siguió Juliana con vehemencia—. El Ojo Azul vigila el lago, donde vive el joven alquimista cuya mente debe ser resguardada. ¿A qué joven alquimista conoces que viva junto a un lago?

—Augusto— murmuró Polansky. La oposición que había sostenido al principio comenzaba a diluirse.

—Nemain tiene el poder de interferir las mentes, de llevar a sus víctimas a la locura— continuó Juliana, un poco más tranquila ahora que veía que Polansky comenzaba a comprender—. Si es la mente de Augusto la que debe ser resguardada, es de ella que debemos protegerlo.

—Aún si Emilia no es Nemain, debemos tomar precauciones y mantenerla lo más lejos posible de Augusto y de nuestra familia— intervino Luigi.

—En eso todos estamos de acuerdo— asintió Lug—. Y vuelvo a disculparme por haberla traído aquí.

—Lo hecho, hecho está— replicó Juliana—. Lo importante es que sabemos dónde está y podemos mantenerla vigilada.

—¿Por qué no estás convencido?— le preguntó Polansky a Lug de pronto.

—¿Qué?

—Los argumentos de Juliana son muy contundentes, pero no te han persuadido a ti de que la chica es Nemain, ¿por qué?— clarificó Polansky.

—Estuve en contacto con su mente— respondió Lug—. Todo lo que vi fue a una chica asustada y confundida. Ella no es Nemain, pero tal vez sea víctima de Nemain, por eso creo que más que vigilarla, debemos protegerla. El ataque que sufrió anoche… Si fuera Nemain, nuestros adversarios no estarían atacándola, sino defendiéndola de nosotros.

—Eres muy ingenuo, Lug— dijo Luigi—. El ataque pudo estar armado para hacerte creer en la inocencia de ella.

—¿Y lo de sus padres? ¿También fue un escenario armado por ella?— le retrucó Lug.

—Tal vez sus padres descubrieron la verdad y ella tuvo que sacarlos del camino— comentó Juliana.

—¿Destrozándolos con un voro? ¿No te parece demasiado?

—La Nemain mitológica siempre ha sido afecta a los actos de carnicería sangrienta— se encogió de hombros Juliana.

—No— negó con la cabeza Lug—. Ella no es Nemain— se mantuvo firme—, pero como ya le dije a Luigi, he cometido errores antes, y esta vez, escucharé el consejo de mis amigos en esto. Vigilar y proteger a Emilia son dos acciones que perfectamente pueden ir juntas, así que no veo por qué no podemos considerar los dos puntos de vista como válidos por el momento, aún cuando sean opuestos. Solo les pido que todos mantengamos la mente abierta en este asunto hasta que sepamos más.

Los demás asintieron.

—¿Está enterado Augusto de todo esto?— preguntó Polansky.

—No, es mejor que no sepa nada— respondió Juliana con contundencia.

—¿Por qué? Si está en peligro, debería saberlo para poder protegerse mejor— opinó el científico.

—No, Eduardo— meneó la cabeza Juliana—. Ya conoces a Gus, si se entera de que estamos investigando el tema, no habrá forma de mantenerlo fuera de esto. Querrá ayudar, querrá participar y solo se expondrá al peligro. Es mejor que lo ignore todo y que se quede tranquilo en Baikal, donde Lyanna podrá protegerlo.




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