50. El final

No miro hacia atrás, sé que algo o alguien viene persiguiéndome, no vi nada más que a mi madre herida con esa daga, corro y corro pero no siento que avance, en realidad parece como si estuviera dando vueltas, veo lo mismo después de cierto tiempo, estoy demasiado cansada, mis piernas arden por todo el tiempo que he estado corriendo, solo pare una vez para recuperar el aliento

Respiro de manera agitada, miro hacia tras y no veo nada, me la pienso en parar o seguir corriendo como una loca

Decido que ya no puedo correr más,  mis pulmones queman, mis piernas igual, sudo a raudales, me acerco de manera temblorosa y sigilosa a un árbol cercano, me recargo en el pero estando completamente atenta a todo lo que pasa a mi alrededor

— ¿Dónde estás? — Dice la voz rasposa de la lagartija o eso creo, mi corazón bombea de manera rápida por lo que el sonido llega hasta mis oídos—No te hare daño— Me quedo incrédula ante ese comentario, me quedo completamente quieta pegada al árbol esperando que este logre cubrirme por completo

—Carajo— Susurro al sentir que la tierra bajo mis pies se comienza a resbalar, cayéndose y yo junto con ella, me las arreglo para quedarme hundida evitando el seguir resbalando y delatar mi posición, no tengo ni una mínima idea sobre qué debo hacer para escapar de aquí, correr no ayudara supongo que por un paso que el da equivale a una zancada mía, me saca casi dos cabezas o algo así, no me quede para verificarlo, escucho pasos y sostengo la respiración, ruego por la vida que no me descubra, no sé si es que el me hace aquí, en este lugar llegue a repercutir a mi cuerpo de carne y hueso, veo pasar a la lagartija frente al árbol, se detiene unos segundos que a mí me parecen eternos pero para mi gran alivio esta vuelve a ponerse en marcha, una vez que su sombra ha desaparecido susurro

— ¿Madre? — Espero respuesta pero no la encuentro— ¿Madre? — Repito con el corazón en la garganta — ¿Qué debo hacer? — Intento llamar a mi magia pero esta no responde, respiro para intentar calmarme, una vez que los pasos se han alejado por completo decido abandonar mi pequeño escondite, con cuidado de no hacer mucho ruido comienzo  ir hacia la dirección opuesta en la que el bicho se ha ido, camino y me encuentro con más árboles y el paisaje con luz nubloso, voy como una paranoica, volteo a todos lados y con cualquier mínimo movimiento me pongo de nervios, camino sin saber qué debo hacer para escapar  de este lugar, las preguntas rondan mi cabeza, ¿Estoy muerta?, ¿Por qué me pasa esto?,¿ Cómo llegue aquí y lo más importante como salgo?.

A lo lejos distingo una pequeña bola de luz, es de colores purpuras, es rara, cambia en diferentes tonos, morado, rojo, amarillo y azul, al no saber qué es y sin poder hacer más me acerco a ella, voy  con mucho cuidado, camino preparada para echarme a correr en cualquier momento, la bola cada vez está más cerca, al llegar frente a esta, se mueve, se va hacia tras, yo la sigo, la bola retrocede y yo la sigo, no creo que sea la mejor idea pero no sé qué más hacer para escapar de aquí, la volase detiene y yo la atravieso sin querer, caigo de rodillas y alzo la mirada temerosa de que el golpe que me acabo de dar alerte a el bicho o tal vez a algo peor, al principio creo que no ha sido así pero de repente escucho pasos, como si alguien se acercara corriendo, el pánico sube a  mi garganta, me levanto como un rayo y retrocedo hacia un árbol que si bien no es muy grande creo que servirá para esconderme detrás de él, una vez detrás del árbol me recargo en él, esperando que la cosa que vine hacia aquí no se dé cuenta de que estoy aquí, veo al bicho pasar por frente de mí, me pego más al árbol como si este me fuera a salvar, contengo la respiración, escucho los pasos alejarse de nuevo así que saco el aire que estaba conteniendo, respiro

—Bien— Me digo a mi misma— Se ha ido— Me  asomo y veo como es correcto, ya no hay señal alguna del bicho

— ¿Segura? — Doy un respingo y me caigo directa al suelo, detrás de mi estaba el bicho— No puedes esconderte por siempre, vivir después de destruir por todo lo que trabaje — No sé de qué está hablando ya que yo me arrastro para alejarme del bicho pero este se acerca, por un momento de claridad mi cerebro conecta lo que acaba de decir con los hechos

—Ella te mando— El bicho se ríe con esa voz horrible

De repente un resplandor me hace cerrar los ojos, cuando el resplandor se paga yo abro mis ojos me encuentro cara a cara con Adelaine De’Ath

—No mandaría a nadie a acabar contigo niña tonta, no me perdería el placer de acabar contigo — Yo me levanto como puedo, miro hacia atrás y veo que no podría correr sin que ella me atrape

— ¿Cómo es que estas aquí? — Pregunto, caminando lentamente hacia atrás

—Pensaste en ponerme todo el dolor de la gente que mate, ingenioso pero aun así yo soy más poderosa niña, puedo acabar con mi sufrimiento y mandarme aquí, es un lugar hermoso, ¿No?

—Creo que nuestras definiciones de hermoso es diferente

—Me hiciste un favor cunaod comenzaste a ayudar a esas personas, tu cuerpo te gritaba que no estaba bien pero tu  decidiste ignorarlo, te sentías culpable por lo del esclavo—  Se ríe y alza una mano, una fuerza me avienta hacia atrás y de nuevo le hago una visita al suelo —  Cuando me di cuenta de que tu alma podría irse a descansar decidí que no sería así, y me tomo energía peor ahora estas aquí, lo mejor es que sigues estando débil y aquí tu alma no morirá, podre lastimarte tanto como yo quiera, en realidad terminaras pidiendo la muerte pero será algo que nunca llegara — Se acerca a mí— Tu y yo nos vamos a divertir mucho— Su cara es de una mujer completamente enloquecida

—Claro que lo haremos— Le aviento una de las tantas piedras que hay en el suelo, por suerte los hechizo ayudaron con mi puntería así que le doy en toda la cara, no me quedo a ver si la he lastimado demasiado, corro hacia adelante, a lo lejos veo una zona con muchos árboles, al menos me servirá para despistarla un poco