Un bonito regalo.
Ximena.
No había recibido ningún paquete desde el mes pasado que fue cuando pedí un gran pedido de libros que habían llamado demasiado mi atención desde hace ya un par de semanas atrás antes de pedirlo por internet. Había estado demasiado concentraba en quererme terminar y conseguir la mayoría de los libros de V.C Schwab y los de Jojo Moyes la escritora de mis dos novelas favoritas Yo antes de ti y La última carta de amor. He leído demasiadas novelas de amor y aun sigo sintiendo que yo no sé cómo expresar demasiado bien los sentimientos amorosos de mis personajes, pero tal vez el amor que no se siente marcado sea el que más profundo llega a los corazones de los lectores. Mi madre dice que los mejores romances son los que menos lo sientes.
En cuento Cher subió el paquete que según ella el repartidor había dicho que era para mí y hasta traía una carta que iba únicamente dirigida a mí dude si era de Mitchell, él ante solía enviarme ejemplares limitados de algunas de mis novelas favoritas del momento, pero desde hace cinco años que no envida un paquete de este tamaño y mucho menos con una carta. Tenía demasiado miedo de abrir la caja y no encontrarme con lo que mis pensamientos ya asemejan que podría llegar a ser. Con el pulso demasiado acelerado y con manos temblorosas me decidí a que era momento de abrir el paquete y dejarme de hacer ideas absurdas en la cabeza.
Odie sentir esta maldita opresión dentro de mi pecho al momento de hacerlo.
No solo es un libro sino son varios, uno de ellos es Orgullo y Prejuicio y el otro es el de Peter Pan y Alicia en el país de las maravillas en ediciones bastante difíciles de conseguir. Las ediciones son demasiado preciosas, aunque no se miran demasiado nuevas, están algo ya desgastados, pero de tapa dura y esa clase de libros me encanta conseguir. Deslice mis dedos por ellas antes de abrir el primero. Tragué saliva con demasiada fuerza para poder deshacer le nudo que se me había hecho y tuve que cerrarlo y volverlo a abrir cuando reconocí su letra.
«Para la chica que hace que mis prejuicios vuelven hasta la luna
y mi orgullo deje de tener alas y se quiera quedar.»
Lo cerré de golpe sintiendo que mis ojos me comenzaron a picar y mis lágrimas no tardarían en comenzar a caer y mojarlo.