La Última Flor Para El Invierno

TREINTA Y CINCO

BLAKE FLAUBERT

Luego del jardín japonés pasamos al jardín de las esculturas en las que había más de cincuenta repartidas por todo el lugar. La nieve no dejaba que algunas de ellas se apreciaran, pero eso no fue impedimento para que Dee y yo las disfrutáramos. Hubo una de las esculturas en las que Dee quiso tomarnos una fotografía, así que le pidió a una mujer extranjera que lo hiciera por nosotros. Las fotografías nunca han sido mi fuerte y temo decir que jamás sé cómo posar para una, pero esta vez valía la pena intentarlo, así que hice que Dee se colocara en mi espalda mientras la cargaba y ella intentaba tocar una de las ramas de la escultura del Iron Tree. Después disfrutamos de la galería y nos detuvimos en el restaurante para comer antes de asistir al concierto al aire libre que daría Måneskin más tarde por los alrededores.

Alls: No lleguen tarde, recuerda que tenemos la sorpresa de Jane.

Blake: Está muy cansada, seguro no querrá quedarse todo el concierto.

Alls: Solo procura llegar antes de las ocho, Tim me ha dicho que su padre estará por su casa alrededor de las diez de la noche. Por cierto, no olvides enviar más fotos.

—Deberíamos comprar un par de cafés para calentarnos durante el concierto. Algo me dice que hará demasiado frío esta noche.

—¿Quieres quedarte hasta que termine?

—Me gustaría, pero no es posible. Ya sabes. Mi padre y Minnie.

Giró su atención a otra parte y me pareció ver que la felicidad y entusiasmo que tenía desde que llegamos se habían desvanecido como humo. Ahora estaba sería y sus ojos parecían perdidos en sus pensamientos. Algo le sucedía. Ya me había dado cuenta. A pesar de estar tan emocionada, había pequeños momentos en los que se perdía en sus pensamientos y volvía a la normalidad cuando la llamaba, pero su sonrisa no era la misma hasta que se olvidaba de fingirla.

—Oye, ¿estás bien?

Cuando toqué su mano, ella volvió a mirarme. Respiró profundo e intentó engañarme con una sonrisa despreocupada.

—Claro. Estoy bien.

—No me mientas.

Despegó sus ojos de los míos y los regresó al suelo. Mordió su labio y luego suspiró, claramente había algo que la inquietaba.

—Steve y Raquel van a cerrar Chispas Cake —Sus ojos verdes estaban abatidos—. Se mudarán a Canadá antes de Navidad y…ellos…

Una vez más bajó la mirada y la regresó con más aflicción. No era mi momento para hablar. Primero debía dejarla a ella hacerlo.

—Ellos esperan un bebé.

—¿Por eso has estado perdida de a ratos?

—No sabía que lo hacía. Perdona.

—Estás preocupada, ¿no es así? —Asintió—. Mon rire, no hay nada de qué preocuparse. Entiendo lo mucho que Steve y Raquel significan para ti, me lo hiciste saber desde siempre. Si acaso te preocupa perder tu empleo, siembre habrá más, quizás no igual de buenos y con jefes tan empáticos como lo son ellos, pero sé que los hay. Puedo ayudarte mientras encuentras uno nuevo.

—No sé cómo decírselo a Tim. No sé qué reacción tomará. Él los aprecia tanto. Son como la familia que nunca tuvo y temo que… Es que Tim es… Quizás él quiera…

—Marcharse con ellos.

—Sí —Negó varias veces con la cabeza—. Te juro que no sé qué voy a hacer si él decide hacerlo. Sé que no es feliz aquí, claro que lo sé, pero ¿y si decide marcharse con ellos? ¿Qué voy a hacer entonces?

—Estoy seguro de que Tim no dejará Michigan si tú no te vas con él. Aún faltan unos días para que llegue Navidad y mientras tanto puedes conversar con Tim al respecto. Ya sabes, sobre lo que él siente y lo que tú sientes.

—Conversar con él no ha sido lo más fácil estos últimos meses.

—Cuando escuchas, te enteras de muchas cosas. Tú misma lo dijiste.

Me levanté de la silla y le tendí mi mano. Ella la tomó y entrelazó nuestros dedos.

—Blake.

—¿Sí?

—De verdad necesito ese café caliente porque me estoy congelando viva.




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