Tras unos minutos de llamada, colgué sin creerme todo lo que había oído.
Me quede en blanco unos minutos. Eris me miraba preocupada, pero no sabía qué decir ni hacer. ¿Era en serio esto que me acababa de decir la señora Mary? No me lo podía creer.
-Ellie, ¿qué ha pasado? -me miro preocupada.
Tras unos segundos sin responder la miré.
-Mi casa se ha incendiado-le dije sin creérmelo todavía-, tengo que ir ya.
Anda chica que has tenido tacto para decirlo.
Si, bueno, puede que no haya sido la, mejor forma de contar que mi casa ahora se está chamuscando la verdad.
-Espera, ¿que? -dijo mientras se levantó para seguirme.
Mira que nos salió tontita la amiga.
-La señora Mary me ha dicho que hay policías y bomberos en la calle y que mi casa se ha incendiado, pero no sabe que partes y que es mejor que vaya.
Ni yo me lo creía aún.
- ¿Y. tus padres estaban en casa?
-Ese es el problema, que no lo sé-le mire preocupada- ¿Y si les ha pasado algo, Eris?
Aunque estaba casi segura de que mis padres no estaban, ya que siempre estaban viajando y sería muy mala suerte que hoy hubieran estado en casa. Ya que cuando no están de viaje están fuera de casa. Pero igualmente había posibilidades de que estuvieran en casa y que les hubiera pasado algo.
Si, la verdad es que yo no era el claro ejemplo de la positividad, y tampoco es que estuviera muy tranquila.
-Tranquila... en, vayamos para allá, yo te llevo-me dijo dirigiéndose al parking-, vamos.
En estos momentos agradecí que hubiéramos venido en su coche, agradecí que sus padres le regalaran ese Audi a los 16, porque yo aún no tenía coche. Si así es vivía en una casa enorme, pero mis padres no querían comprarme un coche porque aún era muy pequeña y que no era lo suficiente madura. Pero claro, para quedarme un mes o dos sola en mi casa sí que era lo suficiente madura.
Aunque también tenían un poco de razón, ya que conducía como el culo. Y había rayado el coche de mi madre. ¡Pero eso era porque necesitaba practicar!
Estábamos de camino ya y yo digamos que no estaba muy tranquila que se diga.
-Espero que no les haya pasado nada-dije viendo que las lágrimas me nublaban la vista.
-Ey, ey, seguro que están bien-me miro con una sonrisa que no les llegaba a los ojos.
Ella también estaba preocupada, pero no quería admitirlo, claro que lo estaba, mis padres eran como unos tíos para ella. Sus padres y los míos eran amigos desde el instituto. Solo que después sé mis padres se mudaron a San Francisco y ya perdieron el contacto, pero después volvimos a LA y no me imaginaba que haría si les pasaba algo.
Ya estábamos en el coche de Eris, de camino a mi casa, nos quedaban quince minutos de camino, ya que estábamos bastante lejos de nuestra urbanización de casas. Cada minutó que pasaba, más preocupada estaba y Eris iba lo más rápido que se podía permitir por la carretera.
- ¡Eris, ve más rápido dios!
-Eso intento-haciéndome caso acelero para ir más rápido.
-Pues no lo parece- digo echándome hacia atrás.
-Oye yo a diferencia de ti no me choco con todo lo que encuentro
Vale, ahí me había pillado. Pero es que parecía una abuela conduciendo y yo en cambio una loca.
-Lo siento, en estos momentos no estoy muy tranquila como has podido comprobar.
Ella me miro con una sonrisa y me apretó la mano, sabía que ella también tenía miedo de lo que sea que encontráramos al llegar a mi casa.
Llegamos y la calle estaba llena de coches de policías, de policías interrogando a los vecinos y los bomberos. Algunos vecinos habían salido de su casa para ver lo ocurrido.
Y después estábamos nosotras que no sabíamos bien que hacer, habíamos llegado hace cinco minutos y Eris esperaba a que dijera algo. Pero yo estaba completamente en blanco y se me ocurrió buscar entre los coches y la gente para ver si estaban mis padres o sus coches.
Entonces una oleada de alivio me invadió, los coches de mis padres no estaban, eso significaba que ellos no habían estado en casa en el momento del accidente.
-Ellie, ¿te has dado cuenta? -me miro un poco más aliviada.
-Sí, los coches de mis padres no están-le dije sin poder evitar una pequeña sonrisa-, están bien.
No pudimos evitarlo y empezamos a aplaudir como si fuera un logro, aunque aún no sabíamos nada del incendio.
-Bueno, hasta aquí la celebración de que tus padres no están chamuscados-dijo quitando las llaves del coche.
-Anda que bruta eres.
-Vayamos a preguntar a los policías, te estarán buscando.
Es verdad, tampoco había pensado en eso, estaba tan contenta con que mis padres no estaban que se me había olvidado de que aún no sabíamos nada de la casa ni de lo ocurrido con el incendio.
Le miré y tras unos segundos bajamos del coche.
Un policía se nos acercó y nos preguntó.
-Hola, señoritas. ¿Son ustedes residentes de esta casa o familiares de la familia que reside aquí? -nos miró con una libreta pequeña en la mano y un bolígrafo.
Mire a Eris y ella a mí, estaba esperando a que yo respondiera.
Me había quedado en blanco, pero, si solo tenía que decir que si vivo aquí.
-Ahh, si, sí... soy la hija de los dueños de la casa-le mire preocupada-, vivo aquí.
-Entiendo ¿Y usted señorita? -le pregunto a Eris.
-Ah, eh yo soy su amiga, vivo a dos casas de la suya. -dijo con nerviosismo,
-Vale, pues por ahora le puedo decir que ya hemos llamado a sus padres y están de camino, ya que cuándo ha pasado el accidente ellos estaban fuera-dijo, dirigiéndose a mí.
- Entiendo, pero, qué ha pasado?
-Yo no estoy muy informado sobre el accidente, pero seguro que los bomberos sabrán explicárselo. -dijo cerrando la libreta y yéndose.
-Bueno menos mal que tus padres no estaban cuándo ha ocurrido-me dijo Eris.