CAPITULO 11
Ariadme se despertó por el sonido de su alarma. Más que nunca estaba dispuesta a descubrir la identidad del ladrón, quería estar libre, disfrutar y dedicar tiempo a su relación con Josh. Habían pasado un magnifico fin de semana, conociéndose más.
Con una sonrisa de enamorada en su rostro se dirigió al baño, coloco el termómetro de la ducha y se recogió el cabello. Después de 30 minutos salió del baño y fue a su closet, se decidió por una falda de tubo negra por encima de las rodillas, una camisa rosa pálido y una chaqueta negra.
Al salir de su departamento ya Wade la esperaba con la puerta abierta. Ella paso por su lado y le sonrió.
- Hola Wade ¿Cómo estás? – dijo sonriéndole-
- Estoy bien y no tengo que preguntar cómo estás tú – dijo moviendo las cejas pícaramente.
- Oh cállate – se sonrojo- Aunque no te lo negare, la pase muy bien con Josh. Fue maravilloso.
- Wao, ustedes sí que están enamorados. Qué bueno, me alegro, ya era hora de que ustedes dos estuvieran juntos.
- Si. Ahora más que nunca quiero descubrir quién es el ladrón. Aunque sospecho más que es ladrona.
- ¿Por qué lo dices?
- Es que la Gerente General se hace llamar presidenta. Según ella, yo personalmente le dije que actuara como mejor quisiera en la empresa.
- Cosa que, supongo, nunca hiciste.
- Supones bien. La recepcionista es su prima, y también creo que está involucrada.
- ¿Y que harás cuando los descubras? – pregunto Wade, mirándola por el retrovisor.
- Actuar antes que mi padre.
Una vez llegaron Ariadme se dirigió a su puesto, luego fue por el café de Peter. Al llegar a su oficina entro sin tocar la puerta y encontró a Peter entre las piernas de Julia.
- Pe..Perdón. Lo siento mucho. – dijo saliendo de la oficina con la cara roja. A los pocos minutos Julia salió furiosa.
- ¿Qué no te enseñaron a tocar la puerta antes de entrar? – le grito.
- De verdad lo lamento. No sabía que estaban ocupados.
- Debería despedirte en este instante. Agradece que tengo buen corazón – y no no tengo autorización de hacerlo- pensó la mujer.
- De verdad lo lamento.
- Deja de pedir perdón y ponte a hacer algo útil.
Julia se retiró de allí echando chispas.
- Debo darme prisa o el día menos pensado perderé la paciencia con esta mujer. – dijo Ariadme por lo bajo-