La última sabia

Suevia

«La muerte no es la mayor pérdida en la vida.
La mayor pérdida es lo que muere dentro de nosotros
mientras vivimos».

Norman Cousins

SUEVIA

Gruta de las Ciencias, 1985

—¿Qué es la alquimia?

Un denso silencio inundó la Gruta de las Ciencias, un lóbrego agujero excavado bajo el imponente Pico Sacro, donde nos refugiábamos cinco días a la semana para aprender los fundamentos de la sabiduría ancestral.

El interior del sagrado monte, oculto a los ojos de los hombres mediante complejos hechizos superpuestos, había conquistado mi corazón desde el día en que lo pisé por primera vez. La humedad que se respiraba en cada rincón, el popurrí de olores que se escapaba del laboratorio con el éter destacando sobre los demás, la polvorienta biblioteca donde los vetustos volúmenes competían por no resbalarse de las atiborradas estanterías, la sala de astronomía con sus telescopios, cartas celestes y astrolabios… Todo lo que había dentro de la gruta colmaba mi sed de conocimiento, y mientras permanecía entre sus paredes de lunes a viernes, sentía que mis heridas internas sanaban misteriosamente. Con el tiempo había descubierto que solo cuando estaba allí, estudiando e investigando, me sentía plena y feliz.

En aquellos momentos el maestro Odón, líder del Gremio de Brujos y Meigas y jefe de estudios de la gruta, se enfrentaba a un puñado de elementos encarnados en alumnos egocéntricos e inmunes a la gratificación personal derivada del saber. Nos evaluó uno por uno con sus inteligentes ojos grises y no me resultó difícil adivinar lo que estaba pensando: la sabia Antía tutelaba a uno de los grupos más estúpidos de los últimos tiempos. Y yo tenía la enorme suerte de estar en él.

—¿Nadie? —insistió, posando la mirada sobre tres muchachos, proyectos de brujos de dudoso desenlace, que habían pasado la clase intercambiando notas furtivas creyendo sus ingenuas mentes que aquel brujo cincuentón no se daba cuenta de nada.

—La señorita Ofelia no estará disponible para usted ni esta tarde ni nunca, señor Romero —señaló el maestro, con evidente disgusto.

El rostro lechoso del aludido se convirtió en un mapa de manchas rosadas de diferentes intensidades, provocando las risas de todos, excepto la mía.

—Yo…

—Por supuesto, usted no estaba haciendo nada. —Odón sacudió la mano con displicencia—. Dígame, ¿qué entiende por alquimia, señor Romero? Y le ruego que, por una vez, se esfuerce en realizar una aportación interesante, aunque ello agote su mente para el resto del día.

Se escucharon murmullos contenidos y alguna risotada mientras el muchacho se revolvía incómodo en el banco de madera.

—Pues… la alquimia consiste en mezclar sustancias en probetas… —Se rascó la cabeza y sus mejillas se encendieron aún más—. Bueno y también matraces… ¡Experimentos! —Su mirada se iluminó—. Eso es: la alquimia consiste en hacer experimentos y descubrir… eh… curas para enfermedades y otras cosas.

El maestro elevó las cejas, concediéndole una última oportunidad para añadir algo inteligente a su respuesta, pero el muchacho se limitó a encogerse de hombros y mirar a sus amigos muy pagado de sí mismo.

—¿Alguien puede aportar alguna información valiosa acerca de la alquimia?

Sus palabras desfilaron por el aula y se detuvieron ante mis ojos, pulcras y suplicantes. Como brujo experimentado, Odón poseía una llave maestra capaz de profanar cualquier cerradura, y no dudó en abrir la que protegía mi corazón sin previo aviso, allí mismo. Nuestras mentes se conectaron y durante un efímero instante dos espíritus errantes se reencontraron para abrazarse y contemplarse como solo pueden hacerlo quienes han compartido la peor experiencia de sus vidas. Habíamos llorado juntos unos meses atrás, durante la noche de San Juan. Después del accidente, dejó muy clara nuestra relación: cero confidencias, cero intimidad y, lo peor de todo, cero ilusión. Odón era uno de los brujos más poderosos que había conocido. Por desgracia, su dominio de la sabiduría ancestral era tan profundo como su rencor; el perdón no estaba al alcance de todo el mundo y Odón pertenecía al club de los excluidos.



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En el texto hay: misterio, magia, brujas

Editado: 07.12.2022

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