La ultima vez que lloré.

Capítulo XIX: Madrugada

Víctor se quedó helado, no hacía más que mirarnos a los dos, sus ojos iban de ella a mí. 

— ¿Porque estas tan callado? — le dije — ¿eso descalifica a Serenity para el puesto?; ella ha estado trabajando con ustedes por un tiempo, díganme si alguno de ustedes duda de su capacidad — dije en voz alta para el resto de los presentes. 

Ante eso se puso de pie Charlotte (la amiga de Serenity y la única que conocía la verdad). 

— ¿Nadie va a decir nada? — Dijo ella — ustedes estaban hablando de que ella era una persona nacida para su trabajo y que tenía potencial; levante la mano el que no le pidió ayuda nunca. ¡hablen!, ¿nadie tiene nada que decir?; a mi si me gusta la idea de que alguien como Serenity sea la jefa. 

— Sí — dijo otra de las compañeras — Mejor Serenity, que cualquier otra persona. 

Ante tal comentario comenzaron a ponerse de acuerdo en que ella podía tener el puesto, y por fin me di cuenta de a quién quiere despedir Serenity. 

— Bueno — dije — estábamos haciendo el nombramiento oficial de nuestra nueva gerente financiero "Serenity Harrison". 

Aplaudieron y volvieron a sus posiciones, yo les había dado un tema para chismear entre ellos por una o dos semanas. 

— Serenity — le dije — Ven conmigo a mi oficina. 

Ella me siguió y no dijo una palabra de todo el suceso o por lo menos ninguna hasta que cerré la puerta. 

— Sé que no querías que dijera que estábamos casados, pero... 

— Descuida George — me dijo — en el momento lo mejor era decir la verdad; hay mucha diferencia entre ser la que se revuelca con el jefe y ser su esposa. 

— Me alegra que lo entiendas — le dije — ahora todos saben que eres mi esposa. 

— Sí... — dijo y guardó silencio un instante. — George — volvió a decir — me gusto ver la cara de frustración de Víctor cuando sin inmutarse siquiera le dijiste "ella es mi esposa, ¿tienes algún problema?". Fue increíble verle la cara. 

— Y ya aflora tu maldad de nuevo — le dije — Apuesto que este discurso no te pareció fúnebre. 

— No, el muerto venía con bomba — dijo y se echó a reír. 

— Ahora hablemos de trabajo — le dije y pasamos a hablar de sus funciones y del equipo que manejará en lo adelante. 

Le he puesto una gran carga sobre los hombros, pero estoy seguro de que ella la puede soportar y qué más allá de eso lo hará mejor que cualquiera. 

Ella tiene mucho conocimiento sobre sus asuntos, aunque es un poco preocupante que no tenga tanta experiencia, pero no dudo de ella. 

— Ahora haré que traigan a Víctor a mi oficina, creo que el espectáculo que monto es suficiente razón para un despido. 

— George — me dijo — sé qué soy yo quien quiere despedirlo; te había dicho que él se dedica a fastidiar a las trabajadoras y a fanfarronear y ese tipo de cosas...  — dio un pequeño suspiro de frustración — en realidad no sé porque estoy dudando hacerlo ahora, Víctor es un idiota y merece que lo despidan; pero, ¿y si tiene familia que depende de él? y ¿qué pasa si en mi primer día despido a un empleado, qué clase de jefa sería? 

— Es bueno que tomes todo eso en cuenta, eso demuestra que tienes buenas cualidades para ser jefe. Pero, según mis registros él es soltero y no tiene hijos — le dije — parece del tipo de personas se gasta su dinero en clubes nocturnos y ese tipo de cosas; y en cuanto a que piensen los demás de ti como jefe solo te diré una cosa, solo se Serenity, la mujer a la que le importa un rábano lo que piensen de ella y qué no se deja humillar, a la vez que tiene la capacidad de pensar tanto en los otros. 

— En ese caso, yo quiero ser quien lo despida. Mi empleado, mi despido. 

— Acabemos con esto lo despediremos en conjunto, ambos tenemos buenas razones para hacerlo, así que él vendrá a mi oficina. 

— Yo primero — me dijo. 

— ¿Te han dicho alguna vez que tienes la personalidad algo retorcida? 

— Mami me lo decía. 

Ella se sentó en mi sillón y como si fuera "el padrino" se volteó cuando Víctor entró en la oficina. 

Él la miró fijamente y luego me miró a mí, sonrió de manera irónica es obvio que sabe que está perdido. 

— Ni de broma me podría haber imaginado esto — dijo Víctor — la Serenity es la esposa del Señor Harrison; no critico sus gustos, ella es muy bonita, pero es algo normalita para un magnate multimillonario. 

— ¿No piensas respetar ni ahora? — le respondió ella. 

— ¿Ya para qué?; ustedes me llamaron aquí para despedirme así que no me importa mandarlos a los dos al carajo, y a decir la verdad este puesto solo lo tienes porque eres su esposa. 




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