En el año de 1916 Suiza había sido elegido como la sede para realizar el primer gran concilio, específicamente por mantener una postura neutral armada en el corazón de Europa. Los vampiros como vampiresas de las más diversas naciones se reunieron en torno a los primeros sietes, el objetivo de la reunión era lograr la formación de un alto consejo compuesto por los vampiros y vampiresas con más antigüedad en el mundo. Por varias noches en suelo Suizo se organizo continuas reuniones mientras una parte de Europa comenzaba a caer en el caos.
Los vampiros y vampiresas comenzaron una extendida discusión por las nuevas leyes como los cambios al interior del Tutor Vampírico.
(Sábado 12 de octubre, 2019. En los suburbios de New Hope).
-…..¡Anne-Claire Masson!...¡La noche es joven y es tiempo de pagar por tu insolencia!...- repasaba una y otra vez aquellas palabras.
Había pasado un par de días desde su terrorífica experiencia en el cementerio de la ciudad, siendo afectada mentalmente por aquel ser que no pudo identificar, solo era una figura humana que exhibía su hilera de dientes filosos lanzando aquellos comentarios que atacaron por completo su mente. En cambio el Geist luego de esgrimir su sable simplemente se desvaneció frente a sus ojos y obligada a huir del lugar.
Al regresar al hotel de la ciudad tomo todas sus pertenencias de la habitación y revisando el periódico local encontró en la sección de anuncio, un pequeño apartamento que cubría lo básico para vivir, ubicando en una zona residencial donde en su mayoría por residentes que pasaban gran parte del día en sus respectivos empleos. Anne-Claire Masson luego de pagar dos meses por adelantado, el alquiler de su nuevo hogar se mantuvo encerrada entre las cuatros paredes tratando de recuperarse de sus heridas mentales infringidas por aquel ser.
-¿Qué era esa cosa?- se pregunto estando tumbada en la cama envueltas en las sabanas y sin olvidar aquella sensación producida por aquel ser. –El Geist…solo blandió su sable y solo fueron unos segundos al ver esa cosas….me muero de miedo por esa monstruosidad….¿Que sucede en esta maldita ciudad?- se pregunto.
En el exterior del apartamento los pasos de los demás residentes del complejo iba y venía pero ella en medio de su propia reflexión vigilada la entrada principal, temiendo ser nuevamente atacada por aquel Geist.
-Maldita sea…necesito recuperarme…solo saldré a buscar lo necesario…pero necesito ese libro estoy casi segura que esa tumba lo tiene…aun tengo miedo por lo que sucedió…- se dijo Anne-Claire. –Este miedo es mucho peor a lo sucedido en mi niñez, es como si la muerte estuviera sobre mí y reclamándole.
-…..¡Anne-Claire Masson!...¡La noche es joven y es tiempo de pagar por tu insolencia!...- murmuró en voz baja.
(Residencia de Vincent).
-¿Cómo pude confundirla con Zoey?- su mente estaba comenzando a jugarle nuevamente malas jugadas, su última experiencia había sido hace un par de meses luego de recurrir algunos especialistas y asistiendo secciones de terapia grupal.
-No, hemos terminando hablar- reclamo nuevamente Morgan.
El reloj marcaba las 9.45 am de aquel sábado había tenido la intención de darse una ducha pero la vampiresa continuaba asediándolo con sus palabras en torno a lo sucedido hace pocos minutos. Vincent prefirió descender hacia la cocina para desayunar de inmediato pero Morgan se movía rápidamente por la residencia tratando de obtener algunas respuestas por su actitud.
-Puedo leer tu mente con facilidad pero digamos que en este mismo instante es un verdadero caos como la visita de Dante hacia el infierno y sus diversos círculos- indico Morgan.
-¡¿Leíste la divina comedia?!- pregunto sorprendido.
-Sí, mi padre me dio una gran educación….mientras la mayoría de las niñas consentidas comenzaban aburrirse y ser convertidas en las…"mujeres perfectas y serviciales"….yo me dedicaba a la lectura de diversos libros….- contesto Morgan. –Pero quizás deberías comenzar a poner en orden tus asuntos.
-Sabes que las mentes de las personas…"son privadas"- contesto y siguiendo su camino hacia la cocina para desayunar.
Ella solo necesitaba deslizarse entre las extensas sombras generadas por algunos muebles como las propias cortinas que cubrían gran parte de la residencia, su figura dejo de ser aquella joven mujer finalizando la primera parte de sus 20 años. El espectro se movía libremente por las paredes como todo aquel objeto, en el instante de cruzarse con un espejo su aspecto era casi ilegible resultando solo un par de ojos brillantes como aquella sonrisa.