En el mes de Octubre de 1916 y luego de varias semanas los vampiros como vampiresas iniciaron el largo proceso de establecer cuales serian sus nuevas leyes y a su vez el establecimiento de los diversos cónclaves a lo largo de los diversos países de Europa, América, Oceanía, Oriente próximo y el norte de África, siendo el origen de cada uno de los asistentes.
(En el museo, medio día).
La difunta Bianca Adler había contraído una enfermedad a los pulmones que lentamente comenzó a mermar su salud que al cabo de unos pocos meses que finalmente pudo encontrar el descanso luego de su terrible padecimiento, mientras Johan comenzaba a realizar los preparativos para emprender el rumbo hacia la ciudad de Quebec fueron las propias palabras de Morgan.
-Johan, nunca se pudo recuperar de su muerte...lo devasto por completo y con mi hermana de tan solo 4 años...debía hacer responsable y ser apoyo para él... - recordaba Morgan de brazos cruzados. –Hasta vendió todas sus posesiones materiales para comenzar una nueva vida…fue un viaje largo a través del Mediterráneo y el Atlántico, traíamos todo tipo de especias, telas e incluso un licor fuerte…proveniente de Oriente Medio- callando por algunos segundos.
En cambio Vincent se mantuvo a solo unos centímetros de la vampiresa, estudiando cada facción del rostro y comparándola con la mujer en el retrato.
-Morgan realmente es su viva imagen…pero ella es más pálida…en cambio Bianca…tiene la piel color oliva…- se dijo y notando su error al pensar en su mente. –Disculpa.
-Mi padre….siempre me decía que era la viva imagen de mi madre- con su mirada fijada en el cuadro de la mujer. –Johan la conoció…en una fiesta de mascaras en Roma…cuando tenía tan solo 20 años…y Bianca sus 17 años….unos meses después…se reunieron nuevamente y apenas mi madre cumplió 18 años….yo había nacido, aparentemente él llego aún cuerdo con mi abuelo materno y finalmente se casaron.
-Entonces tu padre…siempre fue comerciante y viajaba por toda Europa…- inquirió a ella.
-Sí, todos los miembros de la familia Adler solían tener negocios pero mi padre tomo su herencia y emprendió el rumbo para buscar una vida más acomodada pero siempre encontró dificultades en su camino…nunca se rendía y continuaba- comento Morgan avanzando por el cuarto estudiando a otros de los ilustres miembros de la sociedad de New Hope. –¡Vaya!...veo que hasta mi querida hermanita y mi cuñado….hasta mis dos sobrinos están presentes en la pintura– bufo.
-Ojala todos estén pagando sus crimines en los niveles más bajos del inframundo- escucho Vincent en su propia mente posando su mirada en Morgan. –Mi mente es privada- señalo notando el cambio de color en los ojos pasando a ser rojos como la sangre. –Olvídalo.
Ambos continuaron explorando todo el museo pasando a visitar otras exhibiciones como animales disecados de la zona de New Hope, objetos históricos de la región, piezas de artes e incluso una sección completa dedicada a los Algonquinos de la región.
-Los viejos Algonquinos…mi padre siempre tuvo varios tratos con ellos por pieles a cambio de armas, cacerolas e incluso cerveza….- comento Morgan. –No puedo creerlo…- avanzando hasta el fondo de la habitación.
-¡¿El Wendigo?!- pregunto Vincent viendo una escultura a modo de representación del mitológico ser. –Un artista local lo hizo hace como unos 20 años…solo es un concepto, luego de recabar varias historias antiguas de la región...esta hecho a base de metal, yeso y una réplica de una cornamenta de alce.
Morgan siempre escuchaba a su nana de origen mestizo hablarle de aquel ser tan temido por los Algonquinos, especialmente cuando solía dar señas de su presencia por medio del aire con los fríos vientos del norte y en ocasiones con sus pisadas en la nieve manifestando su presencia.
-Mi nana era mestiza...su nombre era Abigail- comenzó Morgan. –Siempre me contaba cuando algún desventurado se internaba en los bosques o cometían ciertos crimines ya fueran canibalismo e incluso la avaricia en el corazón de los hombres blancos era algo que lo atraían.
-¡Whoa!...claro que eran otros tiempos, no es de extrañar que sean casi las mismas historias- se dijo Vincent. –¿Y algún relato?- pregunto.
-¡Sí!...era una historia que me narro cuando tenía unos 10 u 11 años en torno a un tío…que resultaba ser medio-hermano de su padre francés- comenzó Morgan.