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EL UROBOROS

Cuando despertó estaba de espaldas al piso, echada sobre una lámina plástica, sintió un dolor terrible en la  garganta, sentía que le habían desgarrado por dentro, trataba de gritar pero sólo salía un sonido gutural, intentó incorporarse pero el dolor en las rodillas y sus hombros} dislocados no le permitió hacerlo, volteó a todas partes intentando ver a su agresor, pasó mucho tiempo de angustia y dolor abrasador, finalmente lo vio acercarse con un cincel, tomó su muñeca firmemente mientras ella lo veía horrorizada, trató de soltarse pero sus brazos no le respondían, clavó en su muñeca el cincel, sintió el frio del metal atravesar sus muñecas, el dolor fue insoportable, lloraba y sentía como la sangre corría hasta la palma de su mano y de ahí caer en cascada al piso entre sus dedos, al verlo caminar alrededor para ir por su otra muñeca, no lo soportó, sintió un hormigueo en su pecho y un dolor quemante, sintió como los nervios de su cara se encogían y sus ojos calientes quemaban sus parpados, el terrible olor a hierro enrarecía el aire y podía incluso saborear el metal, fue una mezcla de dolor con terror interminable, se

preguntaba, por qué?, por qué a mí?, quería hablarle, decirle algo, cualquier cosa, sintió odio, amor y lastima por ese hombre.

 

Los minutos se sintieron como horas, pero en una fracción de segundo todo el dolor, el terror y el miedo desapareció, sintió que todo se relajaba, el cese del dolor y del miedo, se sintió etérea, vio una luz y luego vino el silencio.

 

-No!! Aún no, no puedes morir, no aún.

 

El asesino intentó reanimarla, le aplicó RCP, metió sus dedos en la boca de Maura para hacer un canal por donde pudiera darle aire de boca a boca, de nuevo RCP, nada, maura estaba lívida, el asesino se llenó de ira tomó una almohada se la puso fuertemente contra su cara para ahogar un grito y lloró, pasó un rato sentado viendo el cuerpo sin vida, el trabajo inconcluso, intentó calmarse y pensar.

 

Decidió recoger sus cosas, se dispuso a limpiar el lugar y el cuerpo, no podía controlar su frustración por el trabajo mal hecho, sin embargo de forma meticulosa, limpió con delicadeza el cuerpo, recogió con un paño la sangre que se hallaba encharcada sobre la lámina de plástico donde yacía el cuerpo, intento lavar los pies, se sentía torpe, no salía la sangre seca del cuerpo, decidió dejarlo así y procedió a lavar solo los pies con el perfume de jazmines, pero el líquido diluyo la sangre seca y los pies quedaron manchados de un color ocre, esto lo frustró más y no pudo seguir, se sentó a pensar de nuevo, ver aquellos pies con sangre seca bajo las uñas le provocaba asco y rabia.

 

Decidió irse y dejar el cuerpo así, pero recordó que la lámina de plástico podría contener muestras biológicas que lo incriminen por lo que procedió a cargar el cuerpo y colocarlo en el suelo y con la lámina de plástico manchada

aun, envolvió el láser, el laringoscopio y los instrumentos que usó para causar las heridas, metió todo dentro de una bolsa de basura, lo puso al lado de la puerta y se devolvió a verificar que no quedara ninguna huella en la habitación, sentía un hueco en el estómago provocado por la frustración de sus planes, veía todo sucio y mal hecho, se golpeó las mejillas para darse ánimos.

 

Daba vueltas en la habitación perdido, volvió a sentarse, pero ese cadáver le provocaba nauseas, quería llorar y gritar, se incorporó tomó la bolsa de basura y salió a la oscuridad de la noche, sintiéndose como el mítico uroboros que engullía su propia cola en un ciclo interminable y que simboliza el esfuerzo inútil o el ciclo interminable.

 

Al día siguiente Méndez llegó muy temprano a la oficina, aún no llegaba el resto del equipo, se oía a lo lejos las voces de sus compañeros de otras unidades que habían trabajado toda la noche, vio en el pasillo a un joven asustado y lloroso, esposado y acurrucado en una silla, a quien estaban procesando por algún delito menor, sintió envidia, pensó que ellos ya tenían a su sospechoso esposado esperando su destino y él en cambio ni siquiera estaba seguro de la culpabilidad de su único sospechoso.

 

Se hundió en su cómoda silla, cerró los ojos y sin querer se durmió. Aproximadamente 45 minutos después Medina le despertó:

 

-Jefe, jefe, despiértate, a qué hora llegaste?

 

-Ah, me dormí, no había llegado nadie, ustedes ya no quieren trabajar.

 

-Por Dios Méndez son las 7, quieres que amanezca aquí, yo tengo mujer y me toca calentar la cama, no como tú que estas aquí babeando esa silla quien sabe desde qué hora, busca una mujer y tus días comenzarán con mejor

ánimo.

 

Mendez no quería una mujer, salía con ellas para no delatar sus verdaderas inclinaciones sexuales, mientras estaba en la Academia intentó una relación estable con un joven barbero, pero terminaron rápido ya que Méndez se negaba a presentarlo a sus amigos como pareja y eso acabó la relación, sentía que le restaba respetabilidad, no comprendía por qué la gente no entiende que la homosexualidad nada tiene que ver con la virilidad, puedes ser un hombre al que le gustan los hombres y no por eso dejar de ser viril, a la sociedad le faltaba mucho para entender su situación, de hecho le gustaban los hombres varoniles no le gustaban los amanerados ni los que se comportaban como una mujer, ya que él no quería a una mujer ni un remedo de mujer, por lo que estaba condenado a las relaciones fugaces y clandestinas.

 

-Llegué a las 6, no pude dormir bien, me quedaba entre el sueño y la vigilia, así que salí de la cama, me eché un baño con agua fría y me vine a repensar todo de nuevo, no sé como ni cuando me dormí. Recuerdo que la doctora Yunice dijo que es un trastorno del sueño, tal vez sea el estrés, quien sabe.

 

-Habla con ella o con Lars, tal vez te receten algo para dormir.



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En el texto hay: misterio, suspenso drama misterio asesinatos

Editado: 24.10.2022

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