El lugar era gigantesco desde el punto de vista donde yo podía ver todo, pero con un silencio sepulcral, hacia cada vez más frio y el color rojo del cielo no parecía que fuera a cambiar jamás, camine alrededor del lugar, pero todo se veía igual, vacío, ni autos ni nada desde lo que podía apreciar, después de un par de minutos sin lograr ver algo que me indicara que carajos estaba haciendo yo hay, decidí sentarme, solo sentía como las corrientes de aire eran más y más fuertes, no había ninguna señal y yo por mi parte empezaba a pensar que estaba muerto y no había logrado aceptarlo aún, lo cual tendría una explicación de todo esto, pero solo basto pensar eso para que frente a mí se formara un pequeño remolino y saliera ese maldito viejo que ya he visto varias veces.
- ¿Qué te parece este lugar Adriel? -.
De nuevo con ese misterio, pero ahora debo aceptar que se sentía un ambiente demasiado denso.
-No lo sé, ¿dime tu qué lugar es este? -.
-Esta es mi casa y es el lugar que nos mantiene alejados de todo lo que pasa en el mundo mortal-.
- ¿Cómo que el mundo mortal? ¿Acaso existen más mundos? - .
-Existen demasiadas cosas que ustedes ignoran o que creen conocer cuando en realidad no saben nada, pero no hablaremos de eso hoy, estas acá por otro motivo muy importante-.
- ¿Que puede ser más importante que conocer los misterios del más allá? -.
-Detener a quien es responsable de incontables de muertes en el mundo, como la muerte de esa chica que viste en la cafetería-.
La recuerdo, la recuerdo perfectamente, su mirada, su voz y mas la noticia en aquel periódico por su muerte, ¿qué tiene que ver eso con todo esto? Y de repente vienen a mi mente aquellas voces y momentos extraños que me han estado aconteciendo últimamente y lo miro a él.
-Así que has sido tú el responsable de escuchar esas voces en mi cabeza y esas malditas pesadillas, desgraciado-.
Solo se limito a tocar la punta de su sombrero.
-Quizás sí, pero ese también has sido tú-.
- ¿Como carajos seria yo?, si solo quiero estar tranquilo-.
- Él no te dejara tranquilo hasta acabar contigo-.
Solo pensé, ¿de que rayos habla este señor?, no recuerdo haber tenido un problema con alguien desde hace un tiempo y fue con un borracho que quiso dárselas de mano larga con Tania una vez.
- ¿De quién carajo hablas?
- Hablo de T -.
Y de nuevo recordé aquella nota con esa misma letra. Nada encajaba, no entendía nada, ¿Por qué?, ¿Qué hice?
-Escúchame Adriel, conozco tu plan para acabar con tu vida y se el profundo desprecio que sientes sobre las personas, T también conoce ese sentimiento tuyo, pero no es por esto que el vendrá por ti, lo hará porque hace mas de dos siglos se dio la profecía de que nacería alguien que haría que los cinco demonios del caos y su gobernante cayeran, un humano más del montón, que renacería como su juez y verdugo y todo empezaría con la muerte de alguien amado.
Aun estaba mas confundido con esas palabras, era algo peor que hace unos momentos, yo “especial” y sobre todo de este tipo, con un demonio con deseos de acabar conmigo solo por una tonta profecía hace tanto tiempo.
De igual forma no debía preocuparse, no es que yo fuera a vivir mucho así que no debía preocuparse tanto por mí.
-Dile a ese supuesto T que no tendrá problemas conmigo, que si conoce mis planes no me quedare mucho tiempo en el mundo de los mortales, solo deseo acabar con mi vida y ya-.
-No te dejara hacerlo o al menos no de ese modo que tu estas planeando-.
- ¿A qué te refieres? -.
- Para que la profecía se cumpla a favor de T el mismo debe eliminarte, pero antes de eso debe verte sufrir un dolor inmenso para poder llevarlo a cabo -.
- ¿Y cómo hará eso? -.
-Asesinando a quien amas -.
- No me interesa a quien mate, no amo a nadie-.
Dije estas palabras sin pensar en el momento y pude notar como de nuevo aquel señor tocaba su sombrero y sin dar tregua un nombre vino a mi cabeza “Tania”.
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Editado: 15.03.2024