Hay un monstruo tratando de entrar en casa y yo no puedo evitar que lo haga, me siento impotente, no sé que hacer, intento buscar ayuda, pero papá también se ha convertido en un monstruo. Esto es malo. Muy malo.
Normalmente tenemos miedo de que los monstruos encuentren la forma de entrar en casa, no tememos que ya estén dentro. Mucho menos que sea uno de tus padres, porque se supone que son ellos los que van a protegerte de esos monstruos.
Nadie puede ayudarme. Estoy rodeada de monstruos.
Quiero correr, pero no puedo hacerlo.
Estoy perdida.
El susurro de voces bajas, pero agitadas se van filtrando en mi conciencia, sacándome de un sueño turbio lleno de monstruos y sangre. Me palpitan los oídos y siento un peso inmenso en mi cuerpo.
Cuando por fin mi vista se aclara del todo, me doy cuenta que estoy en un salón lleno de gente.
Amy y Abril están sentadas a mi lado; Kate está en el sofá frente a mí con Cam a su lado con un brazo encima de los hombros de su novia. Megan está de pie recostada de una pared y Linda y Ezra están un poco más alejados de ella, conversando en voz baja.
Y papá está en una silla más alejado de todos.
Todos me miran.
En la sala hay una tensión contenida.
Todos ya lo saben. Trago saliva a duras penas.
Linda es la primera en hablar.
—Hemos tenido una larga charla con tu padre. —dice sin siquiera mirar en su dirección —¿Cómo es posible que no nos hayas dicho nada de esto Alexia?
Bajo la mirada llena de vergüenza. Entonces siento unas pequeñas manos sostenerme. Amy y Abril.
—Eres parte de nuestra familia, sabes que siempre te apoyaremos. —Es Cam dirigiéndose a mí.
Sigo sin levantar la mirada.
—Lo siento Alex. Ellos insistieron en venir a ver a Abril y luego todo se descontroló. —Me dice Megan mirando fijamente a su hermano.
Es entonces cuando noto que Cam tiene una mano cubierta con una pequeña venda.
Lo miro con expresión interrogante.
—Pensaba que el doctor te estaba lastimando, así que intentó ser el héroe. — explica Kate a la mirada de confusión que hay en mi rostro.
Asiento entendiendo.
—Megan nos contó todo. —Continúa Kate. —Alex, te juro que yo no sabía nada y desde siempre me dijeron que solo podías hablar con el doctor Lutter, pero no pensé que eso fuera raro, a veces ocurre.
Kate parece afligida. Le sonrío para que sepa que no la culpo de nada.
Finalmente mi mirada se posa en mi padre, sus ojos me escudriñan con expresión angustiada.
—¿Te despertamos? —pregunto con la voz ronca de tanto llorar y gritar.
—Solo quería asegurarme de que estás bien. —Sus ojos parpadean mirando a todos en la sala. —Ya veo que lo estás, así que quizá deba regresar a mi habitación.
—Ni lo pienses. —Habla Ezra por primera vez. —Ya tuvimos esta conversación, de aquí vamos directo a un hospital de rehabilitación, estuviste de acuerdo. Lo que tienes que hacer es despedirte de tus hijas como es debido.
Su voz suena fuerte y autoritaria sin necesidad de gritar.
—Iré a recoger unas cosas. —anuncia mi padre levantándose de su silla.
Cuando está fuera del salón, Linda vuelve a hablar.
—No permitiré que se queden aquí en esta casa y con estás condiciones. —y entonces lanza una mirada llena de rencor al pasillo por donde se perdió mi padre.
Increíblemente, es la primera vez en mucho tiempo que me siento tan segura. Y no es para menos teniendo aquí a un pequeño ejército dispuesto a defenderme aún de mi misma. Los últimos días han sido un completo caos, pero ellos aquí me llenan de seguridad.
Todos.
Sin embargo, ya había pensado en esto, ya tomé mi decisión, los miro uno a uno, Cam, Kate, Linda, Ezra, Megan, Amy y Abril. Mi pequeña gran familia.
—Gracias Linda, en serio gracias a todos. —Empiezo. —pero si nos vamos a quedar aquí, esta es nuestra casa, mamá trabajó mucho por ella y yo no pienso dejarla.
—Alex... —Megan intenta hablar, pero la detengo.
—Por favor escúchame, tú principalmente. —La miro a los ojos —No sé que habría sido de mí sin tu apoyo en estos últimos dos años, hiciste cosas que no tenías por qué hacer, hasta te enfermaste por tener que venir a cuidar de Amy cada noche, yo dependía mucho de ti Megan y eso no está bien, solucionar mis problemas no es tu responsabilidad y lamento mucho haber tardado tanto en darme cuenta de eso.
—No hice nada que no quisiera hacer Alex. —dice acercándose a mi. —Eres como mi hermana.
—Lo sé. —respondo. —Eso lo sé y no te imaginas lo agradecida que estoy contigo por eso, nunca me alcanzará para pagarte por ser tan buena amiga. —me dirijo a todos. —pero ya no quiero depender de nadie, ya no quiero que vengan a salvar mi vida, quiero hacer las cosas bien esta vez, pero quiero hacerlas por mí misma.
—Alex, no puedes estudiar, trabajar y cuidar las niñas al mismo tiempo. —me dice Linda. —y menos ahora que Abril está aquí.
—Eso lo sé. —Sonrío con tristeza —por eso congelé la universidad y estoy en busca de un empleo verdadero para poder cubrir nuestros gastos.
—¿Que hiciste qué? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿No puedes hacer eso? —Megan se ve consternada.
—Megan no. —Su padre la detiene. —Ya Alex tomó su decisión.
Le sonrío en agradecimiento, pero él se dirige ahora a mí.
—Aunque, eso no quiere decir que yo no te pueda ayudar con lo del trabajo, ¿no?
—La verdad no me negaría a eso. —respondo con los ojos llenos de lágrimas.
Supongo que es la mejor opción que tengo por ahora, y aunque quiera hacer todo por mí misma, se que en el fondo seguiré necesitando un poco de la ayuda de ellos.
—pero es que esto no puede ser posible ¿cómo que tu mismo le encontrarás el trabajo? ¿De verdad permitirás que deje de estudiar? —Linda se muestra un poco alterada —Tu padre es un irresponsable, mira que estar en esas condiciones y dejar todo el peso en los hombros de una joven. No, no. Increíble, sencillamente increíble.