La Vida Que Yo EsperÉ

AMISTADES OLVIDADAS

En ese instante, Salomé le da un beso a Miguel y acaricia la frente de su tía. Para luego irse a la sala con Jorge.

En ese instante, Jorge abraza a Salomé y luego la hace sentar en sus piernas, y le pregunta:

— ¿En algún momento de tu vida, pensaste que te iba a ir tan bien?

— Si, yo siempre he tenido fe en que me va ir bien, y primero que todo se lo debo a Dios y a mi tía.

Jorge le da un beso en la espalda a Salomé, y le pregunta:

— ¿Esta es la vida que esperabas?

— Si, estoy dichosa, te tengo a ti, a Miguel, a mi tía, tenemos esta casa, carros y estabilidad económica, que más le puedo pedir a la vida.

— Falta algo.

— ¿Qué?

— Hay que empezar hacerle el hermanito o hermanita a Miguel.

Salomé se sonríe, y le dice a Jorge:

— No.

Salomé se levanta de las piernas de Jorge, pero este también se levanta. Y la abraza por la espalda, y le expresa:

— No sabes cómo te vez de bonita con esta mini falda que te pusiste hoy, vamos a la habitación.

— Mi tía se puede despertar.

— Amor, ella esta profunda, vamos rápido, tengo muchas ganas de ti.

— Está bien, vamos.

Minutos después, Liliana se despierta y deja al niño en su cama, y se asoma por la ventana de la habitación. Cuando ve el carro de Salomé, y dice:

— ¿A qué horas llegaron?

Liliana sale de la habitación del niño. Cuando se choca con su sobrina, diciéndole:

— ¡Salomé!, ¿por qué no me despertaste?

— Te vi durmiendo tan tierna con Miguel, que no quería arruinar ese momento.

— Ah, ¿ya comiste?

— Si, y Jorge también, no te preocupes... más bien, prepárate porque te tengo una noticia.

— Dime...

— Soy la nueva gerente de la empresa de Autocar.

Liliana abraza a su sobrina, y le dice:

— Felicitaciones...

Liliana no puede contener sus lágrimas, y le expresa a Salomé:

— Te lo mereces, has luchado mucho para esto.

— No llores tía, me estás haciendo sentir mal.

— Es de felicidad.

Jorge sale de su habitación. Y al ver a Salomé y a Liliana abrazadas, les dice:

— ¿Pasa algo?

Salomé se da vuelta, y le responde a su esposo:

— No ocurre nada, mi tía solo llora de alegría.

Liliana le dice a Jorge:

— Si, me pasa esto cuando escucho noticias tan alentadoras, para mi sobrina.

Jorge le dice a Salomé:

— ¿Ya le dijiste a Liliana lo que piensas hacer, para que descanse?

Liliana queda viendo a Salomé, y le expresa:

— ¿Qué está diciendo Jorge?

Salomé coge de las dos manos a su tía, y le dice:

— No te asustes, no es nada malo... solo estaba pensando en buscar a una niñera para que puedas descansar un poco, ahora que estas descansando de tu trabajo, es que necesitas una ayuda.

Liliana mira a Jorge y luego le expresa a su sobrina:

— ¿De quién fue esa brillante idea?

Jorge se va a ver a su hijo. Cuando Salomé le dice a su tía:

— La de la idea fui yo.

Liliana cruza sus manos y con mucho dolor, dice:

— ¿No crees que soy acta para cuidar a Miguel?

— Claro que sí, solo velo por tu salud, porque te he visto un poco cansada estos días.

Jorge sale de la habitación con Miguel en brazo, diciendo:

— Salomé tiene razón, necesitas ayuda Liliana...

Liliana carga al niño, y le dice a Salomé y a Jorge:

— ¡Miren muchachos!, les agradezco que quieran contratar a una niñera para ayudarme, pero yo me siento bien, ustedes no pueden negarme el derecho de ayudar a criar esta hermosura de bebe... ¡miren!, él es feliz conmigo, además, con tantos peligros hay, no quiero que cualquiera cuide él bebe.

Jorge le expresa a Salomé:

— Eh, tu tía tiene mucha razón.

De inmediato, Salomé le dice a su tía:

— Está bien, no voy a conseguir a nadie.

En ese momento, Liliana abraza a Salomé y a Jorge, y pasan la tarde contentos por los logros obtenidos. Y comparten en familia.

En la mañana siguiente, mientras Jorge se baña, Salomé se está arreglando para ir a trabajar en su tocador. Cuando ve el cuadro de sus dos padres, y dice en voz baja:

— Como me hubiera gustado... que estuvieran aquí conmigo.

Liliana hace el desayuno para todos, y luego de hacer eso, va atender a Miguel, quien llora desesperadamente.

Salomé también entra en la habitación de su hijo, y lo carga. Cuando Liliana le dice:

— Solo tiene hambre.

Salomé le dice a su Liliana:

— ¿Ya tengo que irme?

— ¿No vas a desayunar?

— En la oficina, hoy es mi primer día como gerente y quiero ser puntual como siempre lo he sido.

— Te va a ir muy bien, y no te preocupes por Miguel, ahora mismo le hago su tetero.

— Gracias tía.

En ese instante, Salomé va a su habitación y ve a su esposo en toalla y frente al espejo afeitándose, Y le dice:

— ¿Por qué no estas cambiado?

— Amor, vete primero, yo tengo una cita pendiente que no puedo faltar.

Salomé acaricia la espalda de Jorge, diciéndole:

— ¿No quieres decirme lo que vas hacer?

— Todavía no.

— Bueno, yo me voy... sea lo que sea que vayas hacer, te espero en la empresa.

— Allí estaré.

Después que Salomé se despide de besos con su esposo, coge su bolso y también se despide dándole un beso en la mejilla a Liliana y a Miguel, diciéndoles:

— Los quiero.

En ese momento, Salomé sale de su casa y se sube a su vehículo, y se va a su trabajo.

En el camino a su trabajo, Salomé se detiene en un semáforo en rojo. Cuando ve repentinamente a su amiga Liceth en un paradero, y espera a que cambie el semáforo. Para ir a donde esta ella.

En ese instante, baja el vidrio de la puerta de su vehículo, y le dice a su amiga:

— ¡Liceth!, hola... soy yo Salomé.

Liceth se acerca al carro de Salomé, y cuando la reconoce, le dice:




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