La vida sucede (lih #1)

Capítulo 15: Venecia.

—¿Por qué le pusieron Venecia a tu hija? —preguntó Lexie cuando volvieron al tema de los hijos, llevaban cerca de una hora hablando como si se conocieran de toda la vida y era maravilloso. Hacía mucho tiempo que no conocí una persona con la que pudiera hablar de todo y de nada sin aburrirse. 

—Bueno —confesó un poco avergonzado—, no soy una persona muy imaginativa y ella nació en Venecia, no quisimos saber el sexo del bebé para que fuera sorpresa por lo que no habíamos pensado un nombre. Mi esposa murió durante el parto y entré en pánico, estuvo una semana sin tener nombre hasta que decidí que tal vez Venecia fuera un buen nombre. 

—Es un nombre muy bonito y original. Debió ser muy difícil para ti criarla solo.

—Lo fue pero mi hermana me ayudó mucho, si no fuera por ella no sé qué habría sido de nosotros. A pesar de que todo fue muy difícil, Venecia alegró mi vida de una forma imposible de explicar, creo que por como hablas de tus hijos, tú me entiendes. Muchos hombres culpan al bebé cuando su esposa o pareja muere en el parto pero yo nunca lo vi así, no podía odiar a esa hermosura, no después de todo lo que nos costó tenerla. Irina sufrió tres abortos espontáneos antes de   Venecia, nos habían dicho que era probable que no pudiéramos tener hijos y de repente apareció ella para alegrarnos la vida. Todo en ella me recuerda a su madre, a medida que va creciendo más se parece a ella. 

Alexia sonrió ante lo último que él dijo, ya que ella no podía entender cómo existían hombres que culpaban al bebé, siendo que esos pequeños indefensos no tenían la culpa de nada. Se alegró mucho de que Gianluca no fuera uno de ellos y por otro se apenó por lo difícil que le había tocado la vida. 

Antes de que pudiera responderle cualquier cosa, la puerta del departamento se abrió y Cielo entró corriendo a abrazarla. Al parecer había recuperado su energía habitual. 

—¡Mami! Te extrañé —exclamó la pequeña antes de soltarla.

—Yo también te extrañé, princesa.

—¿Qué hace él aquí? —preguntó Adán sorprendido ya que hace un día su madre parecía odiar a ese hombre y ahora estaban en el mismo sillón. 

—Tuve un pequeño problema y me vino a dejar.

—¿Quién es? —preguntaron Nick y Cielo al mismo tiempo, pero con distintas intenciones.  

—Él es el nuevo médico de la clínica, el que reemplazará a Ellie.

—Gianluca Maccioni —se presentó y estiró una mano a Nick.

—Nicolás Johnsonn —le estrechó la mano—, el padre de Adán y Cielo.

—Ya veo, un placer conocerlos pero ya debo irme. Mi hija me está esperando.

—¿Tienes una hija? —preguntó Cielo emocionada—. ¿Puede ser mi amiga?

—Claro que sí, princesa —dijo Gianluca, lo que hizo que Nick soltará un pequeño bufido que solo Lexie escuchó y puso los ojos en blanco—. Nos vemos en la clínica mañana, Alexia. No te olvides de comer.

—Puedes decirme Lexie si quieres y no lo haré, gracias por todo. Hasta mañana.

Por un momento todos se quedaron en silencio cuando el médico se fue hasta que la pequeña lo rompió, ajena a todo. 

—Me cayó bien el señor Gianluca y ahora tendré una nueva amiga—comentó feliz antes de despedirse de su padre y dirigirse a su habitación dando saltitos.

Adán entendió la tensión que había entre sus padres por lo que se retiró en silencio a su habitación. No tenía ganas de escuchar otra discusión y estaba seguro de que su padre diría alguna estupidez que los haría enfrentarse una vez más. 

—¿Qué fue eso de «No te olvides de comer»? —Nick agravó más la voz para imitarlo—. ¿Y por qué no te viniste en tu auto?

—Esto parece interrogatorio y no tengo por qué darte explicaciones, creí haberlo dejado claro ayer —contestó ella firme pero sabía que él no se rendiría hasta saber qué había pasado—. Me desmayé en la clínica y por eso me trajo, ¿contento?

—¿Qué? ¿Estás bien? ¿No estarás embara...?

—¿Qué? ¡No! —lo cortó Lexie antes de que terminara de decir la palabra—.Eso es imposible, ¿de quién voy a estar? ¿Del aire? Fue solo porque no había comido en todo el día y me bajó el azúcar.

—¿Segura que es solo eso?

—Te digo que sí, Nick.

—Está bien, cualquier cosa puedes llamarme y lo sabes. Nos vemos

Le dio un pequeño beso en la mejilla y salió por la puerta. Lexie se quedó un momento en la sala pensando en todo lo que acababa de descubrir de Gianluca en esas pocas horas. Decidió venir a vivir a su ciudad ya que no soportaba seguir viviendo en Italia, todo le recordaba a su difunta esposa y no podía vivir tranquilo. Su hermana se había venido a vivir con ellos porque no imaginaba su vida sin su hermano y su sobrina; tenía veinticinco años y estaba embarazada de su primer hijo. Sin duda a ese hombre no le había tocado una vida fácil pero se asombraba lo bien que pudo salir adelante con su hija sin tener que encontrarle una madre sustituta como hace la mayoría.

Mami, ¿me lees un cuento? —Cielo interrumpió sus pensamientos.

—Claro. ¿Cuál quieres que te lea? ¿La Cenicienta?

La pequeña asintió y fueron a su habitación, Lexie comenzó a leer la historia de la pobre chica a quien sus hermanastras trataban muy mal y  todo era muy triste hasta que aparece el hada madrina para salvar la noche.

Y vivieron felices para siempre —terminó y cerró el libro.

—¿Todos son felices para siempre?

—Claro.

—Pero tú y papá no son felices porque no están juntos.

—Claro que somos felices, porque los tenemos a ustedes y eso es una felicidad que no cambiaríamos por nada.

—¿Y ustedes se siguen queriendo?

—Sí, nos queremos aunque estemos separados. Pero lo más importante de todo es que los amamos a ustedes y mucho. 

—Yo también los amo.

Luego de abrazar a su hija y apagar la luz se dirigió a la habitación de Adán para despedirse. El chico se encontraba sumergido en uno de sus videojuegos de zombies y no escuchó entrar a su madre.




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