LEONARDO
La alarma de mi móvil sonó a las 5:30 AM. Me levanté con algo de pesar y díez minutos después ya estaba casi listo, solo debía elegir alguna camiseta. Opté por una de color negro y una chaqueta de cuero del mismo color para protegerme del frío de la madrugada.Tomé un pequeño maletín y eché algo de ropa dentro. Me coloqué algunos anillos y uno, dos, tres, cuatro.... bueno un litro de perfume, es que me gusta oler siempre bien.
Estaba a punto de salir de la habitación pero no podía dejarla así, habían zapatos, camisetas,calcetines, algunas almohadas desperdigadas por el suelo y sin contar uno que otro boxer por ahí. Recogí las almohadas y las puse en su sitio al igual que los zapatos. Tomé la ropa y la eché en una canasta para después bajar hasta la lavandería.
- Nani - grité desde el otro lado de la puerta.
- Aquí estoy cariño, pasa.
Nani es la ama de llaves de la casa además que se encargó de cuidarme cuando Bruce se fue a California con Aless y Rubí.
- Podrías... ya sabes, ayudarme con esta tareita. - Puse cara de cachorro abandonado hasta que excedió.
- Como negarme a esa carita y a eso ojos de niño bueno. - sonrió.
- Gracias Nani, me has salvado de llegar tarde a una misión - la abrace y salí corriendo a buscar mi equipaje.
Tomé mi navaja suiza y la coloqué dentro de mis botas, la pistola en mi cinturón y la cubrí con mi camiseta y la chaqueta, maletín al hombro y solo me faltaba lo más importante, Rubí. Salí de mi habitación y con cuidado giré el pomo de su puerta y entré. Aún seguía dormida.
¿Han visto la película de Frozen? Pues Rubí duerme como Ana. Su largo cabello está sin control, algunos mechones tapan parte de su rostro. Las sábanas no la están cubriendo mas que el torso hasta sus muslos. Parece que se fuera a caer de la cama, uno de sus pies y barzo caen fuera de la cama. A pesar de lo alocada que duerme se ve preciosa. Me acerco a ella y aparto los mechones de su rostro para depositar un beso sobre sus labios y otro en su frente.
- Suerte amor - me dice sin abrir los ojos.
- Tu también mi pequeña fiera.
Después de darle otro beso salgo de la habitación, bajo las escaleras y salgo de la casa hasta el auto donde ya me esperan Alessandro y Damián. Está vez conducirá Damián que nos llevará hasta la ciudad de Portofino.
Después de dos horas de camino decidimos parar en una cafetería para desayunar. El lugar era alegre y la vista a la bahía era preciosa, es digna de retratar por el mejor fotógrafo y ser estampada sobre lienzo del mejor pintor.
Nos sentamos en una mesa apartada y pedimos un buen desayuno.
- Alessandro, ¿ hace cuánto sales con Christina?
- ¿ Por qué la pregunta Damián? - comentó Aless.
- Tío, es de mala educación responder a una pregunta con otra - yo me mantuve callado.
- Tienes razón - le dió una pequeña palmadita en su hombro y sonrió. - Bueno, la verdad que llevamos saliendo ya hace tres meses. Desde inicio de los entrenamientos comenzamos a hablar mucho. Es una chica muy hermosa y divertida pero su carácter se parece un poco al de mi hermana y a Kira.
- ¡Ja! ¿Kira enojada? No me lo creo, ella es muy dulce y tierna. Es muy fuerte pero no lo sabe, es como un café con miel, fuerte pero muy dulce además que hermosa.
- No seáis gilipollas, antes nos reunimos a hablar de fútbol, autos y motos y ahora solo hablamos de nuestras mujeres. - dije entre risas.
- Corrección querido mejor amigo - habló Damián muy serio y con una nota de pesar - Kira no es "mía" - Damián apartó la vista hasta su plato y empezó a jugar con los cubiertos.
- Pero los tres sabemos que te gusta. - afirmó Aless.
- Si solo me gustara no sería un problema. Ya no aguanto más está maldita espera, no se que me a hecho pero su alma y su cuerpo son mi cadena perpetua. Sus ojos color miel son peor que una droga, son capaces de embriagarme en un segundo. Toda esta maldita mierda de Adriano no me deja acercarme a ella, tengo miedo de que se asuste al descubrir el maldito monstruo en el que me puedo convertir.
Le di una pequeña palmada en su hombro para que supiera que le entiendo, que no está solo.
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- Entonces tomaremos esta ruta para alcanzarle mientras que Damián tomará la otra. Alessandro cualquier movimiento que haga ese camión del infierno debes informarnos rápido. Recuerden que su contenido es sensible y tenemos que sacarlo hasta las afueras de la ciudad.
- Encontré el lugar perfecto para hacer que detone sin lastimar a nadie y no dañar ninguna propiedad. - empezó a explicar Alessandro - era una granja de trigo hace unos 70 años, solo quedan las ruinas de un pequeño molino cerca de la carretera. El propietario tuvo que abandonar el lugar porque la tierra con el paso de los años se volvió infértil y nadie quiso comprarlas. Son más de 2.5 km a la redonda y apenas esta bomba alcanza un radio de 1.5km.
- Entonces lo que aremos será llevar el camión hasta allí e intentar desactivar la bomba... - fui interrumpido por Damiá- En caso de no poder desactivarla no quedará remedio que detonarla, aunque los tres correríamos un riesgo enorme.
- Hemos hecho cosas más difíciles y peligrosas, esto será sencillo.
Mierda...
Las gomas de los coches chirriaban contra el asfalto de la carretera. La velocidad al máximo intentando alcanzar el camión con la "mercancía" y esquivando las balas de los peones de Adriano Di Marco. Yo iba al volante mientras que Alessandro disparaba en ocasiones a los autos que nos perseguían.
Di Marco se nos adelantó y puso en marcha su plan una hora antes y ahora estamos contra el reloj. Damián por suerte ya está esperando el vehículo fuera de la ciudad para impedir su paso.
- Alessandro toma el volante, nesecito deshacerme de esos gilipollas si queremos salir ilesos de esta mierda.
Así lo hizo, yo me trasladé hasta los asientos de atrás del auto y Aless tomó el volante.