Espera, tómate un segundo para imaginar esto, te enamoras como una desquiciada al punto de abandonar tu vida en la ciudad, tu familia y todo lo que creciste conociendo. Te arrebatas a ti misma la idea de una casa en la ciudad, estudiar en la universidad, un trabajo de oficina y todo aquello que una persona promedio puede desear. Y luego, llega la muerte, sin dar previo aviso, sin explicación, sin nada. Se llevó su vida y la mía por el mismo camino, en la misma carretera dejándome sola en el lugar menos indicado, sin retorno...
Un pueblo radicalista.
Esa es la descripción de este lugar, un lugar sin empatía, donde ser libre es un pecado, ¿no casarte antes de los 25? Un completo sacrilegio y ¿enviudar? Bueno, ya pueden imaginarlo...
Ahora yo soy la burla, la que todos critican y siendo sincera para ser tan creyentes son un tanto hipócritas.
El rencor no me queda bien, así que lo deje para ellos. Yo, me vestí de elegante indiferencia.
Yo, soy la viuda de Weterbell.