La Voz De Un Sendero Entre Las Hojas

UN PASO AL COSTADO

— Deja de hacerte aún más imbécil como si no supieras nada. Habla de una vez. ¿Por qué ella mencionó al maestro Chung cuando casualmente tú también lo mencionaste minutos antes? —le cuestionó Akins al ex agente—
— Karîm… ella tiene nombre. Es nuestra hermanita Gina Alicia y tú permitiste que saliera de aquí muy triste.
— Espera un momento mi ángel. Necesito que este idiota conteste mi pregunta.
— ¿Acaso te importa más ese maestro Chung que nuestra hermanita? Sí, a ti no te importa ella a mí sí y ahora mismo iré a buscarla. Vamos Copito de Nieve.
Muy molesta, la joven Aurora tomó su bolso y a su pequeño perrito con intenciones de abandonar el edificio de apartamentos.
— Oye… De ninguna manera voy a permitir que salgas sola.
— Lo haré. Tú no me mandas.
— ¿Qué dices, señorita? Por supuesto que te mando.
A toda prisa, Akins llegó hasta la puerta antes de que Aurora lograra cruzarla. La volvió a cerrar y la aseguró con llave.
— Vuelve al sofá o ve a la habitación que ya hablaremos después.
— Eres un infame y un déspota.
— Llámame como quieras, pero no te dejaré ir sola.
Aurora se dirigió a la habitación, cerró la puerta, pero volvió a abrirla despacio y sin que lo notaran para que pudiera oír lo que su hermano y el ex policía hablaban.
— Te escucho. Habla ya.
— ¿Por qué te pones así? ¿Esto no es por el maestro Chung, cierto? Te molestó mucho el modo en que te trató tu hermana mayor.
— Ella me trató así por tu culpa. Se juntó tanto contigo que incluso repite tus mismos disparates. Ahora contesta mi pregunta.
— Mmm… Por supuesto.
— Habla.
— El maestro Chung está aquí en Essen.
— ¿El maestro Chung aquí? —dijo incrédulo echándose a reír— Tú en verdad eres un mundo de disparates, ex policía.
— ¿Qué te sucede? Querías saberlo y ya te conté. Tú continúas teniendo serios problemas. El doctor Siu también debió venir con el maestro. Sigues necesitando de terapias.
— Mejor cierra la boca.
Akins se dirigió hasta la habitación. Aurorita oyó sus pasos, cerró la puerta y se sentó junto a Copito de Nieve al borde de la cama.
— Mi pequeño ángel… — Ningún pequeño ángel. Estoy molesta contigo —le dijo la joven mientras él se sentaba junto a ella—
— ¿Por qué estás molesta conmigo? Deberías estar molesta con Gina. ¿No oíste acaso cómo me habló?
— Te lo merecías.
— ¿Ah sí? ¿Eso crees?
— Karîm también yo estuve molesta con mi hermanita y fue horrible. La culpé por haberte apartado de mi lado, pero luego entendí que lo hizo para protegerte y para que hoy estés de nuevo aquí conmigo. Amo mucho a mi hermanita. Ella y Michael se convirtieron en mis padres cuando me quedé solita.
Aurora comenzó a llorar y aquello el joven Akins no lo podía soportar.
— Gina siempre ha sido muy fuerte. Desde que murieron mis padres nunca la he visto llorar y ahora tú la dejaste triste. ¿No la quieres? ¿Tú no quieres a nuestra hermanita? Ella te ama mucho.
— No llores, mi ángel. Sabes que no me gusta que llores. Hablaré con Gina, ¿de acuerdo? Y le pediré disculpas si eso te hará sentir mejor. Mañana la veré de nuevo porque debo empezar a trabajar. No sé en qué, pero debo trabajar. Iré y le pediré disculpas si con eso dejarás de llorar.
— ¿Lo harás solo para que yo deje de llorar? —preguntó ofuscada poniéndose de pie— Tú en verdad no sientes nada por nuestra hermanita. No la quieres. ¿Tampoco quieres a Isabella, ni a mi abue Elwira, ni al resto de la familia?
— Aurora no seas injusta conmigo. ¿Sabes por qué llegué yo a esa mansión? ¿Lo recuerdas? Yo no podría olvidarlo. Solo pisé ese lugar por ti. Para todas esas personas que ahora son mi familia yo era un simple chofer. Fui un guardia enviado por mi padrino para cuidar de ti. Mi padrino… —repitió con una risa opacada por las lágrimas que empaparon su rostro— Nunca existí para nadie y ni siquiera recuerdo en qué momento comencé a significar algo para esa familia que mencionas. Solo sé que una vez más me apartaron de sus vidas, y que un día despierto lejos y tú no estabas a mi lado. Nadie más que decenas de médicos estaban a mi alrededor. Dejé de oír tu voz y me perdí. Cree toda una mentira en mi mente para sentirte junto a mí.
Al ver el dolor que le había generado con sus palabras a su príncipe adorado, Aurora lo abrazó con fuerza, deseando que fuera suficiente y que la haya perdonado.
— Perdóname, corazón mío. Tampoco me gusta que llores. Ya no diré nada que te lastime.
— Solo quiero que sepas que yo cuidaré de todos ellos como cuido de ti. Claro que a ti te cuidaré el doble, incluso tres veces más —le dijo a la joven con un beso en la frente— Eres la única que me importa en esta vida mi ángel, pero seguramente me acostumbraré a los demás.
— Lo harás bello príncipe y yo siempre estaré a tu lado.
— Te adoro mi hermosa reina. Oye… ¿Me acompañas mañana a Mawal?
— Te acompaño. ¡Qué emoción! Serás el nuevo jefe de toda Mawal.
— Mmm… ni tan emocionante, mi luz. ¿Qué haré yo en ese lugar?
— Ah… ah… ¿Cómo que qué harás en ese lugar? Tomarás el asiento de mi hermanita Gina Alicia, que siempre fue la jefa monarca, y desde allí darás órdenes a todos tus empleados.
Akins sonrió. Se colocó una capucha. Le dio otra a Aurora y tomó su mano pidiéndola que la acompañara.
— ¿A dónde vamos?
— A cenar.
— Nos iremos a cenar de incógnitos. ¡Qué emoción! Vamos Copito de Nieve.
Al abandonar la habitación se encontraron en la sala con Reda y Zwan. Los dos ex oficiales del Einar Steen. Ambos se encontraban instalando sus equipos de monitoreos GPS y radares especiales, que en un par de días más también serían instalados dentro de la mansión de Byfang para obtener una conexión directa con dos bases de control.
Akins los observo por un par de segundos.
— ¿Akins como va todo? —le preguntó Zwan—
— Eso debería preguntarles yo a ustedes, pero será luego.
El ex agente los observo abandonando el apartamento, sin embargo, prefirió no preguntar a dónde iban. Había guardias, querían con ellos y que lo mantendrían al tanto si surgía alguna cosa fuera de lugar.




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