Laberinto de amor

11.¿Dónde está Grace?

Grace.

Llegó a mi departamento con los ánimos un poco abajo, todas las luces del departamento están apagadas, supongo que Morgan está en su cuarto viendo películas de terror o algo así, conozco a mi mejor amiga.

Me quito los tenis quedando en calcetines, antes de ir a la habitación de Morgan tomo un bote de helado y un par de cucharas.

Antes de entrar tocó la puerta 

–¿Que?–Sip esa es la voz de la depresión de Morgan Jones.

–¿Puedo pasar?

No escucho ningún ruido más que el de la tele apagándose y un control azotado en el piso, respiro hondo antes de entrar.

–Que ánimos!–Grito entrando a la habitación, Morgan está desparramada en el piso con su pijama de pollitos.

–No digas nada Grace.

–Como digas, traje helado.–El cuerpo de mi amiga revive.

–¿De chocolate?–Me pregunta con un puchero.

–Sip.–De inmediato se levanta de el piso y se sienta en la cama.

Yo en silencio me siento a su lado y empezamos a comer helado en silencio, eso es lo que siempre hacemos para tranquilizar nuestras almas.

Cuando vamos a la mitad de nuestro helado Morgan toma la palabra.

–Logan se peleó con un tipo llamado Harry.

Y dale con el MALDITO Harry!

–¿Por?

–Pues el se me acercó y yo solo fui amable con el, Logan se puso como loco, se enojo conmigo, todo por qué el Harry es como su enemigo más odiado o algo así.–El tal Harry resultó ser una joyita.

–¿Sabes que rollo con ese tipo?

–No, Logan me dijo que era peligroso pero lo mandé a el demonio.

–Alan igual se puso como loco, no me quería decir que onda con ese y me enoje, nunca me tiene confianza y ya no se que hacer.

–Siento que nos quieren proteger de el, pero ya no somos unas niñas.–Dice Morgan mientras se acuesta en su cama, yo me recuesto con ella y acaricio su pelo.

–Lo se changa, pero recuerda que la empatía y la paciencia...

–Son elementales, ya lo sé changa, siempre me lo dices.

–Pues si! Por qué tengo razón burris!

–Ya no quiero pensar en Logan, pero es que no lo logró, quiero estar con el.

–Lo se changuita, cupido te ha flechado.–Le digo mientras ella se empieza a quedar dormida.

La mamá de Morgan siempre tomaba turnos en la noche, así que casi siempre dormía en mi casa desde pequeñas, siempre le tarareaba una canción y hasta la fecha lo hago cuando ella se siente muy mal.

Comienzo a tararear la canción y Morgan finalmente se queda dormida, salgo de su cuarto para ir a mi recámara, me pongo la pijama y me recuesto en mi cama.

Veinte minutos después estoy sentada junto a la ventana, el sueño no llega a mi sistema y es que no puedo dejar de pensar en Alan.

¿Que hago?

No quiero presionarlo pero la maldita curiosidad no me deja en paz.

Pongamos las piezas sobre la mesa Grace.

Alan nunca ha tenido novia, entonces no sabe cómo tratar a su novia ¿Cierto?

Efectivamente! Entonces...

¿Por qué seguir la reglas?¿Por qué ser como todas las relaciones?

Podemos ir a nuestro paso, sin presiones ni nada.

Y con esa idea mis ánimos se alzan, necesito verlo, necesito hacerle saber lo que siento y pienso.

También necesitas dormir.

De acuerdo, dormiremos y mañana lo hire a buscar antes de ir a trabajar!

 

Día siguiente...

Me levanté con muchos ánimos el día de hoy, lave mis dientes al instante que mis ojos decidieron abrirse.

Tengo ganas de saltar, caminar....CORRER!

Por supuesto es sábado, el sol empieza a asomarse por mi ventana, me siento como en una película... sí, hire a correr un rato.

Me pongo ropa deportiva, unos tenis, recojo mi pelo en una coleta alta, mis audífonos, celular dejo mis lentes pues por qué voy a correr y listo salgo con una sonrisa.

Al llegar a el parque noto que hay pocas personas, me impresiono a mi misma ya que no soy fan de el ejercicio, mucho menos de correr pero aún así no engordo eso es un punto a mi favor.

Recorro todo el gigantesco parque y termino moribunda en una de las pequeñas banquitas, cierro los ojos para sentir la brisa fresca de la mañana.

Esto si es querer morir de desidratacion.

–Pero mira a quien tenemos aquí, mi muñeca preferida.

¿Ahora qué?

Abro los ojos para encontrar a el estúpido Harry Milton y casi se me salen las tripas de el enojo que me provoco ver a Noah con una sonrisa ESTÚPIDA!

El nota la indiferencia de mi mirada hacía el.

–Hola bebé.–¡Iuuuuuu! Así me llamaba Noah cuando éramos novios.

Ruedo los ojos y me levanto de la banca para encararlo.

–¡Hola Noah! No cambias, tienes la misma sonrisa estúpida en tu estúpida cara! Te felicito! Solo que no te acordaste que yo dejé de ser tu "bebé" hace ya mucho tiempo.–Digo con una sonrisa amplia y sarcástica, su sonrisa se descompone al instante.

–Tiempo fuera!–Interrumpe Harry.–¿Cómo estás hermosa?–Se acerca a mí como si fuera un galán, tal vez si lo sea pero no para mí.

Lo miro con cara de ¿Que te pasa amigo? 

Ruedo los ojos y lo miro seriamente.

–Numero uno, no me digas "muñeca", número dos, ni siquiera me dirijas la palabra, eres insignificante para mí, número tres.–Esta vez miro a Noah.–No te me acerques , no quieres verme enojada, sabes que ya no soy como antes.

Sin más me largo de ese lugar, llegó a una pequeña tienda, compro una botella de agua y camino hacia mi casa.

Nunca profundice el tema de lo que realmente sucedió con Noah, digo, el si me engaño pero no fue solo esa la razón por la que terminamos...

Cuando Noah y yo nos enamoramos éramos unos niños, pero aún así crecimos juntos hasta el punto de vivir juntos. Una noche Noah recibió una llamada, le dieron la noticia de que su madre había muerto en una accidente esa noche algo en Noah se rompió, algo se quebró y el dejo de ser el mismo, se metió en los negocios turbios de su padre, el día que yo me enteré me amenazó para que no dijera nada y yo acepte, acepté sus malos tratos, sus gritos, ya no conocía a Noah, después me engaño y ya no pude más pero la noche en qué lo enfrente el se atrevió a ponerme una mano encima, me golpeó, obvio no lo permití, la condición era que el me dejaba ir y yo no decía nada. Así fue solo Morgan sabe lo que sucedió realmente, por eso no entiendo que demonios hacé aquí.




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