YoonGi suspira profundamente y la enorme sonrisa en su rostro desaparece tan pronto el grupo se pierde de vista. Dios, no puede creer que tantas personas estuviesen al tanto de su accidente. Por más que lo intentó, fue imposible recordar la mitad de caras que, amablemente, habían corrido hacia él en medio de abrazos y palmadas en la espalda para recibirle en cuanto pisó los pasillos de la universidad. Sonrió extrañado, sintiéndose confuso y algo incómodo ante la inusual atención que estaba recibiendo... ¿de verdad todos ellos siempre estudiaron con él? No recordaba tener tantos amigos.
Al menos, al fin había terminado.
Abrir su casillero entre tantas notas coloridas que piden su pronta recuperación resulta un suplicio, lo logra finalmente, retirando también una pequeña carpeta con canciones en las que lleva un tiempo trabajando. Aún no tiene un final para ninguna de ellas. Suele tener problemas con eso, los finales, pero no estaría mal darles un vistazo en el piano después de tocar para los ancianos. Los echa tanto de menos, sobre todo a Hobi y a Yang Mi. Ha pasado una semana desde que abrió los ojos y su pronta recuperación, pudo volver a casa, pero era su primer día en la universidad y lo sería también en el asilo... anhelaba tanto verlos.
Hay otro anhelo haciéndole sentir ansioso, ha estado ahí desde que despertó a decir verdad, pero, aunque lo intenta, YoonGi no logra identificar qué es. Se siente expectante por alguna extraña razón, como si estuviera al borde de algo grande y desconocido. Pensó que quizá el sentimiento se desvanecería en cuanto viera que su familia se encontraba bien, pero cuando JungKook lo llevó a casa y pudo finalmente abrazar a su abuela, el pelinegro notó con decepción que aquella extraña anticipación revolviendo su interior, acelerando sus latidos, no cedía.
Tal vez es la medicación, piensa dirigiendo hacia casa sus solitarias pisadas en la acera bajo la sombra de los árboles en medio de una cálida tarde primaveral. La brisa refresca agradablemente su piel, revolviendo los mechones oscuros y hay una diminuta sonrisa en su rostro al pensar que quizá, si todo hubiese sido diferente, él no se encontraría justo ahí en ese momento. Piensa en sus padres y en JungKook, en su abuela, en las personas que ama y en lo que sea que haya tenido que ocurrir para haber conseguido otra oportunidad y decide tomarla, abrazar aquella nueva posibilidad que le ha sido brindada. Voy a esforzarme, lo haré. Haré que valga la pena estar vivo.
Hay música también en sus recuerdos. Es nuevo de hecho. Suena torpe y descuidado, como alguien dejando caer las manos al azar sobre el piano antes de reír. Es eso lo que despertó a YoonGi. Esa... risa, un sonido suave y agudo, agradable. Resuena entre sus cienes cuando cierra los ojos. La escucha a menudo, cuando está cerca de caer dormido. Ha Intentado asociar esa risa a alguien, algún conocido, prestar atención a las enfermeras o médicos en el hospital, pero todo esfuerzo fue inútil. No logró encontrar un rostro así que simplemente, dejó de intentarlo.
—Llegué. — anuncia tras cerrar la puerta y tiene apenas unos segundos para hacer la mochila a un lado y quitarse la camisa roja con cuadros negros colocándola sobre el perchero, sacude un poco su camiseta azul antes de sentir los brazos de JungKook asfixiarle en medio de un abrazo de bienvenida. — Estoy... bien... — se las arregla para decir medio ahogado. —Kook, estoy bien.
Sigue ahí, abrazando.
—N-no... puedo... uh... — comienza a fingir que le falta el aire, en medio del abrazo, JungKook golpea con suavidad su nuca — auch.
—Tendrás que acostumbrarte. — murmura el menor alejándose, pero no por completo. — Compré unos brownies para la abuela y para ti. Empaque unos en la mesa de la cocina, están en una bolsa de papel, puedes llevártelos. — sonríe volviendo a abrazarle, esta vez más suave.
—¿Esto es porque estuve en coma? — susurra enarcando una ceja. El menor pucherea — Porque no creo que haya sido tan grave, Kook. No... iba a morir, las personas despiertan de cosas como esas todo el tiempo.
JungKook se encoge de hombros.
—Supongo que lo hacen... aun así...
—Solo intentaba ser rudo. — rueda los ojos — Por eso tarde tanto. — el menor asiente con la cabeza antes de agachar la mirada, parece no querer decirlo, pero el miedo contenido pesa tanto en su corazón que finalmente lo suelta.
—Me diste un buen susto, hyung. Lo tuyo... fue serio. — es todo lo que alcanza a revelarle. Sabe que no podrá hacerlo, decirle todo lo que tuvo que pasar. JungKook permanecía sentado, incapaz de moverse desde que el doctor le había informado la crítica situación que su hermano atravesaba. "No va a despertar, su pronóstico es de malo a reservado y me temo que deberá ser desconectado pronto. Lo lamento." Dijo antes de retirarse, dejando al chico completamente en shock ante la furiosa mirada del castaño, quien con suaves palabras le ayudó a sentarse. Contrario a lo que JungKook pensó que ocurriría, no pudo llorar, se sintió congelado ante la inminente amenaza de perdida. Nada se sentía real, digerir la idea de que jamás volvería a ver a su hermano mayor, de que YoonGi iba a dejarlo para siempre... se sentía como una especie de broma extraña y cruel. Miraba directamente el rostro de su hermano, pidiendo en silencio que por favor todo aquello terminara pronto cuando el mayor abrió los ojos. Recuerda un grito y las manos del castaño presionando sus hombros antes de que este dijera algo y corriera a toda prisa fuera de la habitación... ver a YoonGi ahora, ahí, de pie frente a él era todo lo que pensó que jamás volvería a tener.