Lagrimas de una reyna

Capítulo 2

La música era suave, el sonido de murmullos llegaron a sus oídos, camino lentamente había el frente, hasta que llegó frente a su futuro esposo, mientras es padre hablaba ella se dedicó a observarlo, su mirada era oscura sin emociones, pero su rostro tenía una sonrisa, era alto, su melo negro y sedoso, parecía brillar frente al púlpito, sin duda un hombre perfecto. 

Se había perdido en el hombre frente a él, hasta que escuchó el "puede besar a la novia" que se puso nerviosa de repente, mientras su el hombre frente a él la sujetaba suavemente y le daba un beso suave. 

Saliendo de la boda, una fiesta pomposa la esperaba, la comida era ostentosa, y el baile maravilloso, mientras ella era sujetada por la cintura por Enrique  ella daba suaves vueltas sujetando su hombro, eran la pareja perfecta para muchas miradas, su padre alardeaba orgulloso de ser el suegro del futuro rey. 

Enrique, oh Enrique, un hombre guapo frente que a ella, sonreía mientras la miraba, todo indicaba que sentía atracción por ella, mientras ella calmaba sus nervios, pues había pensando que su padre no había al menos elejido mal, calmandose de que su esposo no sea un hombre arrogante, o que no la amara, cuán ingenua era. 

Mientras el sonido de la música se hacía lejana para ella, que era guiada a sus aposentos en el castillo, mientras la fiesta seguía ella debía ir a consumar su matrimonio, estaba nerviosa, mientras sus ropas eran quitadas, y sus doncellas le ponían una más adecuada para la ocasión ella sentía como se ponía más sensible por los nervios, intento respirar para al menos poder calmarse, nada funcionaba, cuando el cuarto se quedo vacío, más nervios entraban en ella, sabía que ocurría ahí, y tenía miedo. 

Los minutos pasaron y ella logró al menos respirar bien, pero al ver pasar más minutos y llegar a las horas, su cuerpo se sintió cansado, miraba la puerta y nadie había llegado. 

Cuando se había dado por vencida, y casi caía de sueño, Enrique había dado señales de vida, pero en este hombre frente a ella no quedaba rastro del muchacho que había estado frente a ella, este no tenía ni una sonrisa. 

- No me mires así, no te conozco, ni tu a mi - y ella entendía, quería responder, quizá el quería conocerla, pero lo que siguió la dejo fría - este matrimonio es solo el capricho de mi padre, cuando me convierta en rey nos divorciaremos, yo ya tengo a la que será mi reina a mi lado, tu solo abstente de saber cual es tu lugar - al escucharlo no sabia que decir, ella no lo amaba, pero un divorcio, una mujer divorciada no tenía valor, la vida que había soñado no tenía futuro, si ella divorciaba, seria repudiada tanto por las personas como por su familia, si tenía suerte se iría a un monasterio, quizá a un pueblo lejano, pero con que dinero? Antes que piense más el siguió hablando - este matrimonio es beneficioso tanto para tu familia como para que yo suba al trono sin problemas, te daré oro para que te vayas lejos y vivas bien, nunca esperes nada de mi, por que nunca te amaré, tampoco te tocaré - dijo sin más saliendo de la recámara. 

El cuarto vació solo hacia que sus pensamientos ma ahogacen, era un buen trato, si le daba oro ella podría irse lejos y sobrevivir, quizá comprar un campo. 

Cuando ella había creado algunos planes el sueño se había adueñado de su cuerpo, mientras ella dormía Enrique yacía en su cama abrazando el cuerpo caliente de una doncella, mientras le decía que ella seria su reina, le juraba que Scarlett solo había sido el capricho de un viejo ya cenil que quería su infelicidad, dándole besos que rodeaban su cuello y esta reía entre las caricias.




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