El timbre de mi teléfono interrumpe mi lectura de nuevo.
Drake lleva toda la jodida mañana escribiéndome.
Es extremadamente intenso.
Ignoro el mensaje y sigo con mi lectura, este libro me tiene tan enganchada.
El libro tiene mucho suspenso, estoy llegando a la parte donde van a descubrir al asesino.
El asesino es…
Beep-beep
¡Mil veces maldito!
De nuevo a interrumpir mi lectura.
Genial.
Dejo el libro en el sofá del balcón con rabia, bajo a la cocina y me encuentro con Mateo, sinceramente tiene un mejor semblante que ayer.
—Hola Isa—Me saluda.
Le sonrío.
—Hola Mati, ¿Cómo vas?
—Mejor, oye ¿recuerdas lo que te iba a contar ayer?
—Ajá…
—A las 12 saldremos de acá para ir a la boda de una amiga mía, los necesito arreglados, apúrense—Interrumpe mi dulce madre.
Nótese el sarcasmo.
—Está bien. —decimos mateo y yo al unísono.
Que cosa con interrumpir todo el rato.
Subo a mi cuarto y me baño.
Maneskin suena a todo volumen en mi celular mientras me quito el shampoo, y creyéndome Damiano David le hago un excelente concierto a todos mis fans.
Oh, mamma-mia-ma, ma-mamma mia-ah They wanna arrest me, but i was just havig fun I swear that I´m not, and I´m not taking drugs They ask me why I´m so hot, cause I´m Italiano.
Salgo de la ducha un tiempo después y me dirijo a mi vestier, que es una pequeña habitación al lado del baño con muchísima ropa, zapatos y accesorios.
Mientras busco mi vestido mi celular timbra con una llamada.
Drake desde cuando se cree con el derecho de llamarme cuando ni siquiera leo sus mensajes.
Contesto sin mirar.
— ¡¿Desde cuándo te crees tú con derecho de llamarme?!
— ¿Disculpa?
¿Eh?
Quito el celular de mi oreja y cuando me doy cuenta quien es, las mariposas en mi estomago despiertan.
—Lo siento Kev
— ¿A quién le diste tu número como para responder así?
—Eh… A… mhm… nadie
—Mhm, bueno, te llamé para avisar que tu mamá me invitó a la boda de su amiga, ahorita voy para tu casa y salimos todos.
—Ah, vale, nos vemos luego.
—Adiós.
Que tonta soy al pensar que Drake me llamaría, si ni le contesto los mensajes.
Pero quieres que te llame.
No quiero.
Si quieres ¡testaruda!
Ruedo los ojos y continúo buscando mi vestido mientras escucho música.
Un ratito después saco con una sonrisa el vestido y me lo pongo.
Sonrío al verme a espejo, me veo muy bien.
Me dirijo a mi tocador y aplico una capa de corrector para mis ojeras, luego un poco de rímel y brillo labial, decido dejarme el cabello suelto.
El vestido es hermoso. Es liviano, de color verde menta, con una abertura en el muslo, tirantes delgados y llega hasta el piso, calzo unos tacones blancos y un bolso del mismo color.
Bajo las escaleras y me encuentro con Kevin, está increíblemente guapo, y me es imposible no fijarme en lo mucho que le luce ese traje negro. Y me pongo más nerviosa que de costumbre, incluso creo que tengo las mejillas calientes.
Él es muy guapo, no puedo negarlo, y más de una vez me siento atraída a él, pero estoy segura de que él no me verá de la misma manera.
—Uy que belleza—Digo y él se acerca a mí.
—Tú tampoco estás nada mal. —Me toma de la cintura y me pega a él.
El me lleva unos cinco centímetros de estatura, así que no debo alzar la cara para para mirarlo a los ojos, lo hago y nuestras narices casi se rozan, me mira de una forma tan intensa.
Casi al instante el ambiente que nos rodea cambia, se vuelve como más… privado y abrasador.
Sube una mano en mi rostro poniendo un mechón de cabello detrás de mí oreja y posa su mano en mi mejilla moviendo su pulgar acariciándome mientras la otra la mantiene en mi cintura.
Me siento tan nerviosa, estoy sintiendo lo mismo que sentía de pequeña cada vez que el me abrazaba amistosamente, esa niña de 10 años siempre soñaba con estar con él.
Siento un cosquilleo en mis dedos con ganas de tocarlo, así que mi mano sube hasta su pecho y la otra hasta su nuca.
Baja la mirada a mis labios y yo inconscientemente hago lo mismo. Hace tanto tiempo que nadie me hace sentir de esta manera. Subo la mirada a sus ojos de nuevo perdiéndome en el azul de su mirada. Su cara y se acerca a mí, al ver que no me alejo une sus labios con los míos en un suave beso.
Sus labios son suaves y mueve su boca con delicadeza… no es tanto mi estilo, así que muevo la cabeza con el objetivo de profundizar el beso.
—Vaya, vaya, vaya… —habla una voz conocida y doy un respingo separándome de Kevin enseguida—no es por interrumpir, tórtolos, pero hay una boda a la que debemos ir.
Angie, con un vestido azul cielo que le llega a las rodillas que le queda de maravilla, nos está mirando con burla.
—Cállate, ¿no tienes un marido al que verle la cara de imbécil?
No deberás insultar a nuestro querido hermano, ¡maleducada!
Ella rueda los ojos.
—Lo que sea, no me voy a poner a nivel de una niña de catorce años, solo venía a avisar que los esperan abajo. —Y se va.
¡¿Catorce años?! ¡Tenemos diecisiete!
— ¿Dijo que tenías catorce? — Habla Kevin tratando de contener una risotada.
—Calla y vamos.
Trato de adelantarme, pero me agarra de la muñeca girándome hacia él.
—Oye… mhm… respecto a lo de antes…
—Solo fue un beso—que me alteró bastante la verdad—No hay nada que hablar.
Afloja su agarre sobre mi muñeca.
—Oh… eh… vale...
Bajo las escaleras y la verdad no sé porque mierdas lo besé, bueno, si lo sé, él siempre me ha gustado, pero… no sé, ahora que lo besé siento que no era como lo imaginaba