Las armaduras plateadas - Máleran 4 | libro 4

Capítulo 8

Tiempo:

12:35 pm, 1 de mayo de 1987.

Lugar:

Credo de los inquisidores, Nación de Cord, Continente Apsurer.

 

Los días habían pasado en el credo de los inquisidores después de la primera prueba de para pasar al Stage Dos, al menos ahora la mayoría de los caballeros del credo no los llamaban Reclutas, aunque todavía lo seguían siendo hasta no recibir una armadura.

—Varitto —expresó Otidas—, ¿Tienes la tarea de la profesora Zare? Estoy averiguando cosas importantes sobre Rusi —mintió Otidas, estaba sentado de espaldas a su amigo, este se levantó dejando unas cuantas hojas a Otidas.

—Aquí están Otidas —dijo Varitto, hacía poco más de tres días que Varitto había comenzado a llamar a Otidas por su verdadero nombre (al menos cuando estaban ellos dos en su habitación) pero en público todavía seguía llamándolo Graud Baggerty y seguía siendo el hijo de Lady Cununeu dueña de la Nación de Arafelia y no un Kabary desertor a los caballeros del credo de los inquisidores, parecía que Varitto poco a poco aceptaba las raíces de Otidas—. Pero si ni siquiera es un libro que nos entregó la profesora y capitana Farit —exclamó Varitto levantando la tapa de aquel viejo libro de bolsillo—, estás leyendo sobre dinosaurios, Otidas, por el amor a Narelam. Al menos podrías ir averiguando por qué nuestros animales no detectan tu aroma —a Varitto todavía le parecía una blasfemia decir el nombre “Kabary” y por lo usual por no decir todas las veces lo ignoraba completamente dándole a entender a Otidas de que estaba hablando—, tal vez Lani yo y tú podremos enseñarles a los nuestros a suprimir que termines siendo presa de alguno de ellos, tiene que haber algún modo. Pero no creo que podamos con todos los animales de los otros Reclutas.

—Además —interrumpió Otidas—, hay peores problemas… ¿Cómo espíritus hago para decirle a Lani? —susurró el joven Kabary. 

—¡Por uno y mil espíritus! —vociferó Varitto tapando su boca en el acto como si acabase de decir la peor palabra del mundo. Otidas se había llevado su dedo frente a su boca haciendo una seña para callar a Varitto mientras que lo chitaba. Rápidamente Otidas se asomó por la puerta de su habitación—, ¿Ha venido alguien?

—No —dijo Otidas—, gracias a Narelam no ha aparecido ningún caballero —volviendo a su silla y respirando con tranquilidad nuevamente.

—¿Cómo nos hemos podido olvidar de Lani? —preguntó Varitto—, tengo que acostumbrarme a dejar de nombrar a los espíritus cada día que pasa parece que los caballeros de mayor rango se ponen más nerviosos cuando los nombramos.

—Escuchaste lo que le pasó al compañero de Xagas —dijo Otidas, Varitto soltando un prolongado suspiro—. ¿Será verdad? 

—Qué se yo —dijo Varitto—. A lo mejor aquel Recluta se peleó. ¿Sabes quién seguramente tendrá información verídica? 

—¿Lani? 

—Exactamente —contestó Varitto—, entonces… ¿Le vas a contar? —Otidas se sentó en su cama no sin antes cerrar el libro de dinosaurios. 

—No se como hacerlo —Otidas se encogió de hombros mirando a Varitto esperando a que le diera una respuesta—. Mira como salió contigo, terriblemente mal, y teniendo en cuenta de que Lani es hija de alguien que se encuentra en la guardia de Lady Curuneu. Tal vez me traicione en el acto, ya que nosotros tenemos cautivo al hijo de Curuneu y podría… 

—Alto —interrumpió Varitto—, no quiero saber nada de lo que planeen tú y tú tribu. Va en contra de mi sentido moral —Otidas se quedó mirando durante un par de segundos levantando su ceja y soltando una carcajada, al darse cuenta de que Varitto hablaba en serio.

—¿Sentido moral? —preguntó Otidas—. Estos tipos son capaces de masacrar a mi gente… ¿Dónde está tú sentido moral ahí?

—Vamos a clases, no quiero seguir hablando —contestó Varitto tomando un par de libros.  

En las afueras de las habitaciones se encontraron con Lani quién estaba charlando con Enwol.

—Últimamente —susurró Varitto—. Enwol se está juntando bastante con Lani ¿No crees?

—¿Acaso tienes celos? —contestó Otidas. 

—¿Yo? ¿Celos? Para nada —dijo Varitto. 

—¿Qué hay de nuevo chicos? —preguntó Lani saludando a Varitto y Otidas. Ambos saludaron a Lani con un beso mientras que dirigieron un par de miradas levantado sus mentones en tono de saludo hacia Enwol. Los cuatro comenzaron a caminar por el puente del Nivel Uno. 

—Lani —dijo Varitto—, ¿Sabes algo de…

—Tengo toda la información —interrumpió Lani—, no fue por una pelea. Tiryad, es la novia de uno de los compañeros del chico y supo una parte, la otra parte me la acaba de contar Enwol y resulta que fue así: Aze siempre fue fiel creyente de Narelam y al mismo tiempo creció con un claro odio a Aleco el rey de los espíritus, cuestión que uno de los caballeros se paseaba con una figura de arcilla del mismísimo Aleco que llevaba atada a su cuello. El Recluta Aze entró en pánico cuando la vio y corrió hacia el caballero quitándosela de las manos, la tiró al suelo y la pisó repetidas veces, sus compañeros dijeron que agarraron a Aze y comenzaron a gritar “¡Blasfemia ha profanado la figura del gran Aleco!”  y que se lo llevaron. No lo han visto desde anoche —concluyó Lani. 

—Por Narelam —dijeron Varitto y Otidas mirando a Lani y a Enwol quienes asentían con seriedad. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.