Las Armas de Griáldia: El Viaje de Zeo Vol. 1

Ep I, Capítulo II: La Amistad Siempre Llega de Sorpresa

Todos los alumnos arrancan con su examen, esforzándose en terminar, como si de una competencia se tratase.

Muy bien, a comenzar yo también.

Miro el examen detenidamente. No hay que ser un genio para notar que esto es todo menos fácil.

Y yo jactándome sobre lo que es difícil.

Veo a varios de mis compañeros a mí alrededor sufriendo para responder las incontables preguntas impresas en las muchas hojas de la evaluación, sin contar que, aunque son cinco horas, pareciera no ser tiempo suficiente para responder. Por otro lado, me veo con posibilidades. Todo es cuestión de poner cabeza en esto y ya.

Bien, por pasos. Me lo tomaré con calma y me ocuparé solo de lo que puedo contestar inmediatamente, luego haré el resto.

En medio de mi concentración, mis oídos perciben un leve y furtivo siseo; como si tratase de no ser descubierto.

―Eh *pssst, pssst* Zeo…

Sí, alguien me sisea.

¿Quién me…?

― *pssst* Zeo.

Siguiendo el sonido, volteo a ver a la chica que está a mi lado.

―Ah. Tú.

¿Qué querrá?

Me aseguro volteando con cautela para no ser atrapado.

― ¿Qué quieres? —pregunté, deseando que me diera una respuesta rápida.

― ¿Me puedes ayudar con la pregunta numero…? —Se atascó al continuar con lo que quería decirme—, ¿…doscientos sesenta y uno? Sí, con la doscientos sesenta y uno ¿Por favor? —me suplicó la chica con un brillo en sus ojos.

Giré mis ojos sin saber qué decir, o hacer.

― ¿Perdón? —Respondí sin mucha confianza, sin sonar descortés— ¿Qué estás diciendo? —Refuté encogido al pupitre— El examen es individual.

Vuelvo a asegurarme de no estar en riesgo al asomar mi cabeza hacia arriba. No quiero que Darío me tome por sorpresa.

 ―No querrás que nos expulsen ¿o sí?

La chica no luce preocupada por el peligro que estamos corriendo.

― ¡Venga ya! —insistió con una voz muy ínfima—. Solo ayúdame con esa pregunta —sigue pidiendo la chica.

¿Esta mujer perdió un tornillo?

Vuelvo a asomar la cabeza hasta tener la vista hacia Darío. Veo que él aún sigue distraído leyendo algo. No tengo tiempo para ser curioso ahora e inquirir en ello.

Sigo negándole, hasta con la cabeza.

―Lo siento, pero no arriesgare mi oportunidad por algo tan bajo como copiar —trato de finalizar la conversación con esto.

Siento que Darío mira hacia nosotros. Me encojo hacia el pupitre, simulando que se me ha caído el lápiz; un clásico.

La chica decide jugar una carta más pesada: mostrar lástima.

― Por favor~ —volvió a suplicar, casi sollozando, probablemente para ablandar mi corazón.

¡Ah! ¿Por qué una chica? Si fuera un joven, esto habría terminado.

Odio este tipo de situaciones.

Repito la negación con mi cabeza.

Ella al ver que “dar lástima” no funciona, cambia su jugada.

― ¡Vamos! Prometo recompensarte ―añadió, con un toque pícaro en el guiño de su ojo.

¿Tratas de provocarme? No voy a caer en eso.

―No ―solté a secas― Además, ni siquiera te conozco.

La joven cambia su expresión. Ella me mira con una pizca de gracia; un delicado brillo en sus ojos y una carismática sonrisa.

― ¡Uh, vale! —La chica se tomó el tiempo para recoger su cabello del lado derecho, llevándolo detrás de su oreja—. Me llamo Faryanna, pero mis amigos me dicen Fary, y tengo 18 años. Es un placer conocerte —Dijo, con una sonrisa muy tierna y hermosa; más de lo que me gustaría admitir— Aunque, pienso que no es momento de andarse presentando ¿no crees? —Comentó ella, reflexionando al respecto.

― Pero ¿qué…? —Susurre confundido―. Esto tiene que ser una broma ―llevo mis dedos al tabique de mi nariz.

―Dime, ahora que nos conocemos, me ayudaras ¿sí o no?

No puedo creerlo, me la has jugado… mis respetos.

De todas formas, es muy linda como para rechazarla. Odio mi debilidad hacia las chicas hermosas.

Dejo escapar un suspiro, con resignación.

― Está bien. Te ayudare. Pero no pienses que lo hago solo porque eres linda ¿okay?

Sé a qué pregunta se refiere; ya la he respondido. Pero por seguridad, escudriño la hoja para no darle una respuesta errada.

 ―A ver… la pregunta doscientos sesenta y uno ¿no?, la respuesta es 3.14159265358979323846… mmm… solo pon 3.1416 ¿está bien?

La joven me sonríe. Su expresión es prueba de lo complacida que está.

Con una carita que bien podría ser un emoji, ella me responde.



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En el texto hay: magia y fantasia, vida estudiantil, aventura y accion

Editado: 14.12.2021

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