Estuvieron jugando por un buen rato hasta que Xue Yang se quedó dormido. Wei Wuxian sonrió con ternura y sacó al pequeño de la tierra, lo limpió antes de volver a subirlo en manzanita.
—Lan Zhan —llamó el ex Patriarca Yiling.
—Mn.
—Se que cuando todos se enteren de quién es querrán matarlo, pero quiero cuidarlo.
Wangji se acercó a su esposo, sabía que su Wei Ying era débil ante los niños pequeños y, no le importaba quién era su familia, o quién fue.
Wei Ying tuvo la necesidad de criar y proteger a este pequeño Xue Yang, él como su esposo lo apoyaría.
—Lo cuidaremos juntos, Wei Ying.
El susodicho abrazó a su esposo con fuerza, ¿Y qué si Xue Yang fue un maldito asesino? Ahora era uno más de sus polluelos y se encargaría de darle todo lo que necesitara. Amaría a ese niño de la misma forma en la que sigue amando a esos cuatro mocosos.
Ya subido en manzanita, Wei Wuxian sostuvo a Xue Yang entre sus brazos para que pudiera dormir mejor. Él y Wangji se preguntaban cuando fue la última vez que durmió de manera correcta.
El camino de regreso a Gusu era agradable, Wei Wuxian mecía a Xue Yang cuando tenía alguna pesadilla, o le cantaba una canción. Sus brazos jamás dejaron el pequeño cuerpecito.
Lan Wangji de vez en cuando dirigía su mirada a esas dos personas, se preocupaba cuando el niño tenía algún mal sueño, pero sabía que su esposo sería capaz de controlarlo.
No pararon en ninguna posada, querían llegar a GusuLan lo más rápido posible. Necesitaban saber que pasó para que Xue Yang se volviera un niño. Ambos tenían una creciente duda y tampoco querían sacar conclusiones apresuradas sobre el asunto.
—Lan Zhan —llamó Wei Wuxian.
—Dime.
—¿Crees que lo aceptarán? —preguntó con cierto temor, sino aceptaban a Xue Yang el pequeño tendría que volver a la calle y él no quería eso, porque sabía lo horrible que era esa situación. Lo había vivido.
—Lo harán, Wei Ying —respondió el Lan acercándose a su pequeño esposo—. Y sino no lo hacen, podemos irnos.
El segundo jade rió al decir eso, haría lo que fuera por su esposo, sino aceptaban a Xue Yang, él se los llevaría de Gusu.
—¡Lan Zhan! —exclamó Wei Ying en un regaño, ¿Por qué su tierno esposo decía cosas que enamoraban a su frágil corazón?
El nombrado sonrió mientras se encogía de hombros, había dicho la verdad.
Xue Yang se removió un poco ante la exclamación de Wei Wuxian pero siguió durmiendo. El ex Patriarca Yiling rió al ver cómo quería esconderse entre sus brazos.
—Será mejor que sigamos, Lan Zhan.
El susodicho asintió, volvió a agarrar a manzanita y siguieron su camino a Gusu. Si iban a ese mismo paso, tardarían menos esta vez. Solo esperaban no encontrarse con nada extraño.
GusuLan / Juniors
Las cosas entre los juniors estaban bastante tensas. Desde que JingYi dijo esas cosas ya nada volvió a ser lo mismo entre ellos.
Todos se alejaron del segundo Lan lastimandolo en el proceso; JingYi lo aceptó a pesar del daño que eso le provocaba. Pudo ver qué sus amigos jamás cambiarían, no en este momento.
Anhelaba poder tener el cariño y afecto de Wei Wuxian, es por eso que quería hacer las cosas bien. Había decidido cumplir su castigo, volver a disculparse con su mayor y luego... Luego, no sabía que más hacer. No pensó que sería tan difícil arreglar las cosas con alguien, pero su maestro Wei lo valía.
En lo más profundo de su ser deseaba que SiZhui y los demás también pudieran volver a tener el amor y afecto de Wei Wuxian.
—Lo haré bien.
Una frase susurrada al viento, conteniendo la promesa de un joven adolescente. Promesa que se cumpliría.
Día después / GusuLan. La llegada de A-Yang
Las risas eran melodías que Lan Wangji podría disfrutar por toda su vida. Ver cómo su Wei Ying hacía reír al pequeño Xue Yang era una ternura ante sus ojos dorados.
Ver la hermosa sonrisa en su esposo le hizo darse cuenta que en ningún momento —a parte de cuando enterró a Xue Yang— pensó en los juniors.
Los dos subían por esas largas escaleras sintiendo las miradas de algunos discípulos sobre ellos. Wei Wuxian no le daba importancia, estaba tan concentrado con el pequeño que tenía entre sus brazos que lo demás no le interesaba. Hacer reír a su pequeño A-Yang se había convertido en la misión del día.
Se había llegado a preguntar si las cosas hubieran sido distintas si alguien encontraba a Xue Yang y le daba todo lo que se le fue negado. Quería creer que sí, pero en parte se estaría mintiendo.
Los discípulos observaban al niño que el maestro Wei tenía en brazos, varias preguntas rondaban en su mente:
“¿Lo habrá robado?”
“¿Lo secuestró?”
“¿Será parte de algo que Hanguang-Jun y el maestro Wei tenían?”
Sinceramente no querían saber la respuesta, preferían hacerse los que no vieron nada. Era lo mejor.
Wei Wuxian y Lan Wangji pudieron localizar a sus hermanos. Xichen tenía una sonrisa en su rostro mientras que Jiang Cheng portaba un sonrojo muy notorio. La carcajada del ex Patriarca Yiling no se hizo esperar; Xue Yang lo observó confundido, ¿Acaso ya se había vuelto loco?. No lograba entenderlo.
Jiang Cheng lo miró con molestia y luego dirigió su mirada al mocoso que el idiota de su Shixiong tenía en brazo. Volvió a dirigir su mirada al idiota y se preguntó de dónde había sacado al enano. Aunque la idea de que lo haya robado también rondaba en su cabeza.
Lan Wangji bajó a su esposo y Xue Yang del burro, el niño observó a los intrusos con cierta desconfianza. Su mirada cayó en la persona que se parecía a su Lan-ge. ¡Eran iguales!
Aunque el gemelo de Lan-ge tenía una sonrisa que daba miedo si él la imaginaba en el Lan-ge original.
Xichen sonrió con suavidad al ver cómo el menor lo miraba a él y luego a su hermano. Solía encontrar eso divertido alguna veces.
—Wangji, A-Xian —saludó el líder recibiendo un asentimiento de cabeza por parte de su hermano y una sonrisa por parte de su cuñado.