A pesar de que estaba prohibido correr en Gusu, eso a Wangji no le interesó. Él estaba preocupado por el jóven que tenía en sus brazos como para preocuparse de las 4.000 reglas que su secta tenía.
A su lado venía Xue Yang igual de preocupado, el menor no lograba entender cómo podían lastimar a alguien tan divertido como JingYi.
Esperaba que su Xian-gege le haya hecho algo a todos esos imbéciles.
Con rapidez, Xue Yang abrió las puertas del Jingshi haciendo que Lan Wangji entre con JingYi. El segundo jade Lan dejó a su hijo en la cama, miró a Xue Yang y con la mirada le pidió que se quedara.
El menor asintió y se acostó con JingYi mientras en su cabeza pensaba en cómo matarlos a todos. Se sorprendió por el rumbo que tomaron sus pensamientos, pero decidió no tomarle mucha importancia a eso.
Lan Wangji regreso dónde estaba su esposo siendo consolado por su hermano mientras que este consolaba a su cuñado.
Wei Wuxian al ver a su esposo corrió hacia él, sentía un profundo peso en su corazón y necesitaba los brazos de su Lan-Er-gege.
Xichen observó como su hermano apretaba los puños, sabía que los juniors —sobretodo SiZhui— no se salvarían de este castigo.
—Me llevaré a A-Cheng. Luego podemos ir a hablar con el tío.
Wangji solo asintió mientras que él también decidió llevarse a Wuxian. No pensó que este día se arruinaría de esta manera, solo esperaba que su tierno esposo tuviera esa hermosa sonrisa que lo enamoró.
Día después
El día empezó sombrío y silencioso, una especie de nube negra había caído en Recesos de las Nubes. Los discípulos no tenían motivación y algunos no prestaban atención a sus clases. Ni siquiera Lan Qiren estaba de buen humor el día de hoy.
Jiang Cheng tenía su humor de perros pero peor.
Xichen tenía una expresión tan seria que ahora si podía considerarse realmente el gemelo de Wangji.
Hanguang-Jun... Bueno, él era bastante complicado. Varios discípulos podían notar el aura asesina que su mayor se cargaba. Nadie —salvo su hermano— se había acercado a él.
Los ancianos del clan tenían una especie de malhumor pero ellos esperaban que todo esto se acabara rápido.
En el Jingshi las cosas eran un poco más lamentables. Wei Wuxian no supo como calmar a JingYi quien todavía seguía llorando provocando el llanto de Xue Yang. El ex Patriarca Yiling sentía que en cualquier momento explotaría por la cantidad de emociones que estaba sintiendo en este momento. Terminó llorando cuando no supo que más hacer para manejar un poco la situación.
Podría ser una escena cómica sino fuera por las circunstancias.
JingYi lloró más fuerte al ver a su mayor llorar, Xue Yang también aumentó su llanto y Wei Wuxian... Solo quería que alguien entrara por esa maldita puerta y lo ayudara un poco.
Sus plegarias fueron escuchadas cuando vió entrar a Jiang Cheng y Xichen. Intentó sonreír agradecido pero lo único que logró formar fue una especie de mueca.
Con su humor de perros, Jiang Cheng logró calmar a los mocosos quienes ahora se encontraban abrazados al ex discípulo de Yunmeng.
—A-Cheng...
—Te callas —ordenó mirando a su esposo. Xichen levantó las manos en son de paz, no quería molestar más a su esposo de lo que ya estaba.
Wei Wuxian soltó una risa ahogada, quizás había empezado el día llorando, pero ahora le agradecía a su pequeño Shidi por esto.
—Xichen-ge, ¿Dónde está Lan Zhan?
—Wangji está hablando con tío para ver el tema del castigo que obtendrán Jin Ling, SiZhui y Ouyang Zizhen.
El último Wei asintió. ¿Cuántas veces habían sido castigados esos tres? Quizás ésta ya era la tercera o cuarta vez desde que regresaron de esa cacería nocturna.
Soltó un pequeño suspiro al sentir a sus polluelos más calmados, nunca le gustó ver lágrimas en sus ojos. Eso lo destrozaba por completo.
—¿Hacemos algo divertido? —preguntó con ternura acariciando la cabeza de JingYi y Xue Yang—. A-Cheng y Xichen-ge pueden unirse a nosotros.
Xue Yang fue el primero en asentir; Jiang Cheng sintió un escalofríos al ver la emoción en ese enano. Muy en sus adentros mataría a Wei Wuxian por esto.
—¿Tú qué dices, A-Yi?
JingYi no contestó, él simplemente asintió en respuesta.
Wei Wuxian negó con dulzura, pero este día iba a recompensar el día de ayer. Haría que esos dos se diviertan bastante, por eso la ayuda de Jiang Cheng y Xichen le venía bien.
Con Lan Qiren y Lan Wangji
Lan Qiren ya estaba viejo para este tipo de cosas, sinceramente ya no le sorprendía el hecho de que esos tres mocosos fueran castigados una vez más. Lo que si le había sorprendido fue saber quién iba a supervisar esos castigos; no esperó que Wei Wuxian decidiera hacerlo.
—No sé qué clase de castigos les dará Wei Wuxian pero, dejaré que lo supervise.
Wangji asintió. Él quiso refutarle a su esposo pero solo obtuvo una negativa y abstinencia temporaria. Para no meterle más leña al fuego y que la abstinencia sea permanente, decidió dejar que su esposo hiciera lo que quisiera.
Dando un último asentimiento se despidió de su esposo.
Después de que su sobrino se haya ido, Lan Qiren soltó el pesado suspiro que había retenido. Su cabeza había empezado a dolerle y el malhumor había aumentado considerablemente.
Estaba indeciso sobre que hacer, pero decidió seguir tomando su té. Esperaba que eso lo calmara un poco, aunque sea.
Wei Wuxian, Xue Yang y JingYi les estaban dando de comer a los conejos, mientras que Jiang Cheng y Xichen los vigilaban desde unos pocos metros. Los menores soltaban pequeñas risas cuando algunos conejos escapaban del Patriarca Yiling.
Sandu Shengshuo y Zewu-Jun estaban aliviados al verlos divertirse, muy dentro suyo no querían verlos llorar otra vez.
A la distancia Lan Wangji observaba la escena con adoración, él estaba agradecido con su hermano y el esposo de este por estar con esas tres ternuras. Wei Wuxian al sentir la presencia de su esposo se giró a verlo, la sonrisa que le dedicó enamoró una vez más a Hanguang-Jun.
El segundo Lan se fue acercando a pasos lentos hasta posicionarse al lado de su hermano sin despegar la vista de Wei Wuxian. Formó una leve sonrisa al ver el pequeño puchero que su esposo formaba cada vez que un conejo escapaba de él.