Las Cartas -Dorsetshire 1

Capítulo 5

Josephine leyó la carta y se dio cuenta que recién al leerla había sentido que regresaba a casa, usualmente tenía esa sensación apenas regresaban del mar y acomodaba sus pertenencias, pero ahora, recién al leer la carta, había sentido esa sensación de familiaridad. Luego de leer, tuvo que desempacar antes que su madre subiera a constatar que lo había hecho, y ocuparse de los detalles mundanos. Pero al día siguiente, se dedicó a contestar la carta de Leonard. Hasta su letra salió algo desprolija por el apuro de responder.

Capitán Leonard Knigth

1º Batallón

Campamento Norte

Crimea

21 de Septiembre de 1854

Querido Leonard:

Hoy comienza el otoño. Aunque hace rato que viene anunciándose, es como un pintor que va por el mundo cubriéndolo de oro y ocre, ha hecho un magnífico trabajo con los árboles y al caminar en el atardecer uno tiene la sensación de haber entrado a un sueño dorado, de recorrer un camino cálidamente querido pero al mismo tiempo con un toque de melancolía. La melancolía viene de saber que después de la Edad de Oro, vendrá el frío invierno con sus dedos pálidos y la vida entrará en un paréntesis ,hasta que la primavera la devuelva a su esplendor.

Como verás mi estado de ánimo es un poco extraño hoy, así que iré a dar un buen paseo para llenarme de todo ese color que hay afuera y cuando regrese de la senda del sol continuaré escribiéndote la carta...

Mientras Josephine daba su paseo por el bosque se detuvo una y otra vez para llenarse del paisaje, para atrapar cada detalle y poder transmitírselo a Leonard. Y cuando una hoja dorada cayó sobre ella, tuvo una idea de cómo continuar su carta. Podía enviarle el otoño.

Al recibir la respuesta de Leonard, supo que había valido la pena.

Señorita C.G

Condado de Dorsetshire, Inglaterra.

25 de Octubre de 1854

Mi dorada Balzac:

También aquí llegó el otoño, aunque con menos esplendor que en la querida Dorset. Sin embargo cuando abrí los pliegues de tu carta, varias hojas de distintas tonalidades cayeron a mis pies y me contagiaron su belleza.

Te imaginé recorriendo tu "senda del sol" bañada en la luz otoñal y deteniéndote aquí y allá a recoger las hojas caídas, te veo prensándolas y acomodándolas entre los pliegues de la carta. Aunque debo decidir que estoy leve, muy levemente decepcionado, al ver el paquete gordo imaginé que me enviabas una carta larga, pero eran las hojas que había dentro. Aún así estoy muy agradecido por este colorido que va desde el rojizo al pálido amarillo, nunca imaginé que las hojas de los árboles pudieran tener tantos colores, tal como has dicho el otoño es un pintor y ha hecho un magnífico trabajo.

Aquí no hay mucho para contar, sólo que hace frío, mucho frío y que este tiempo es una desventaja para nosotros, somos más que nunca extranjeros.

Antes que se me olvide, debo pedirte un favor.

¿Me dirías si has visto a mis padres y cómo están?

Muchas gracias, amiga mía, por las hojas otoñales, por aceptar mi pedidos y sobre todo por estar allí.

Leonard

Al leer la carta, Josephine sintió que le estrujaba el pecho. Leonard le contaba cosas sueltas sobre la guerra, pero ella podía leer más en sus silencios, en aquello que no contaba que en lo demás. El horror de la guerra, de aquella tierra lejana y fría, estaba latente allí, en líneas no escritas.

Y tenía muchas ganas de animarlo, de darle un abrazo, de decirle que todo iría bien, que regresaría a casa pronto y podría constatar personalmente que sus padres estaban bien, había tanto que quería decirle, pero prefería hacer lo que había estado haciendo hasta ahora, transportarlo con sus palabras a su querida tierra natal, ser una voz amiga y, si era posible, sacarle alguna sonrisa.

Sin embargo la carta que escribió estuvo cargada de sus sinceros deseos, quiso hacerle saber que ella entendía, aún lo que él no podía contar.

Capitán Leonard Knigth

1º Batallón

Campamento Norte

Crimea

20 de noviembre 1854

Querido Leonard :

Me has preguntado por tus padres. Teniendo en cuenta que te escribes frecuentemente con ellos, estoy segura de que no quieres una respuesta común de mi parte, sino sinceridad.

En primer lugar te diré que en verdad , ambos gozan de buena salud, así que no debes preocuparte por ello. Cada vez que tu padre te menciona está lleno de orgullo, aunque percibo que preferiría sentir menos orgullo y tenerte aquí. Sí, están tristes y te esperan, ambos, sería muy tonto de mi parte negarte eso.

A tu madre los ojos se le llenan de tristeza cuando te nombra, pero es una mujer muy fuerte , así que no pasa nada tan grave que no puedas arreglar cuando vuelvas a casa. Porque debes regresar, eso lo tiene claro, ¿verdad?

En fin, tus padres te extrañan mucho y se preocupan, pero siguen adelante, con sus actividades. Los he visto en varias reuniones y más de una vez he estado tentada a darles un abrazo fuerte, fuerte, ya que tú no puedes, pero siento que me creerían loca. Y hasta ahora todos me tienen por una joven cuerda, así que pienso conservar mi imagen y tú les darás todos los abrazos que les debes. Además tengo la sensación de que ellos no saben de nuestra correspondencia, después de todo soy una clase de espía.

Balzac

PD: han comenzado los conciertos y los eventos de finales otoño, estoy invitada a varios , así que te contaré en mi próxima carta.

 




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