Las cartas del destino

CAPITULO 2

— ¡Suerte en tu cita de hoy! — Habló muy contenta Abby. Terminamos un día más de labores, y yo me estaba preparando para la cena que tendría con Brian. 

— No necesito suerte. Con este cuerpo y este rostro, solo basta con que agite mis dedos y todo se vuelva realidad —No iba a negar que era muy altruista en relación a mi aspecto físico. Pero después del embarazo me esforcé por verme bien, sobre todo por mi trabajo. Así que esta arma poderosa que toda mujer tiene debe explotarla como bien le parezca. La talla es la que menos importa, cuando utilizas bien tu cuerpo puedes tener hasta a un príncipe a tus pies. 

— Apestas a ego, de vez en cuando te deberías de dar un baño de humildad – Bromeó mi amiga. 

Media hora después me encontraba con Brian en un lujoso restaurante. Él siempre me llevaba a lugares costosos. No me quejaba todos los lugares a los que me había llevado, eran muy hermosos, pero de vez en cuando necesitaba estar en lugares menos lujosos.

— Desde el día que te conocí, me deslumbraste por tu belleza y hasta el día de hoy aún lo sigues haciendo — Brian era un hombre abierto a sus emociones, nunca disimuló que le gustaba. Y aún no sabía ocultarlo — Pero eres una mujer muy mala, porque desde hace meses te resistes ante mis encantos.

No podía negar que cuando lo conocí, no me cayó nada bien, pero con el tiempo y con sus atenciones cambié de parecer. En la empresa era conoció como Don Juan Brian, esto porque se andaba enredando con varias mujeres de la empresa 

— Pues no es mi culpa. Durante meses jugaste con muchas mujeres en mi cara, ¿Porque debo de creer que ahora has cambiado? 

Esa era su forma de quererme provocar celos, pero nunca caí ante sus provocaciones. Así que desde hacía dos meses me juró que me demostraría que de verdad le importaba y hasta el momento lo había logrado. Me enamoré de él, no podía negarlo. Era un hombre detallista y eso me encantaba.

— Porque he hecho muchas tonterías por ti. Desde anunciar a todas las chicas que era hombre prohibido, hasta mentirle a mi jefe que estaba enfermo con tal de acompañarle a comprar un regalo para tu madre.

No podía negar que en un principio me aproveché de él. Pero después solo lo hice para probar su sentimientos hacia mi.

— Sabes, ese regalo le encantó a mi madre — Bromeé. Ambos sonreímos solo de recordar las mil tiendas que recorrimos para encontrar ese dichoso regalo.

— Isa… Esta noche es especial para mi. Es mi cumpleaños y quiero un regalo especial, el cual sólo tú puedes darme.

— ¿Tu cumpleaños? ¿Por qué no me dijiste? Te pude haber traído un regalo 

— Isa ¿Quieres ser mi novia? — interrumpió, haciendo que automáticamente cerrara mi boca — Un sí, sería el regalo perfecto para esta noche.

Me quedé estupefacta, creí que estaba preparada para esta propuesta y ahora solo me quedaba callada.

— ¿Isa?

— ¡Si! … es decir, si acepto ser tu novia 

Brian dibujó una enorme sonrisa en su rostro. Tomó mi cara con sus manos y acercó sus labios. Era la primera vez que nos besábamos y no podía negar que era Perfecto. Sus carnosos labios saboreaban los míos, de manera que parecía que probaba el dulce más delicioso. 

Mi vida estaba completa, no podía estar mejor. Tenía a mis padres y mi hermano que me apoyaron en todo momento, sin mencionar su amor incondicional para mi y mi hijos. Y mis dos pequeños demonios, ellos eran lo más importante en mi vida y solo quería lo mejor para ellos. Eran mi razón de vivir, nunca iba a permitir que nadie me alejara de ellos y por eso todo este tiempo había mantenido en secreto la identidad de su verdadero padre. 

Ahora solo quería darles lo mejor, a pesar de su edad, nunca preguntaron por su padre. Pero sabía que en el fondo le embargaba esa duda. Tal vez más adelante si fuera necesario, tendría que decirles la verdad. Pero por el momento ese secreto aún solo era mío.  

— Yo tengo un mejor regalo que darte — Pronuncié, después de cortar el beso  — Pagamos la cuenta y nos subimos en su auto directo a su apartamento. Si íbamos a celebrar su cumpleaños que fuera de la mejor manera. 

Segundos después de entrar, literalmente nos estábamos devorando: Sus besos eran exigentes, pero excitantes. No iba a negar que había tenido sexo con muchos hombres, pero nunca nada serio, nada como lo que presentía iba a lograr con Brian. 

Dos horas después, los dos estábamos desnudos en su cama, tomando un respiro después haber tenido sexo. No iba negar que había estado muy bien, pero sentí que algo había faltado. 

No lo sé, pero llegar hasta final fue difícil para mi. Pero no podía negar que Brian, tenía habilidad con las manos, boca y… Pero eso era lo que menos importaba, con el tiempo nuestros cuerpos se reconocerían, que con un simple toque explotariamos en placer. Al menos eso esperaba. 

— Estuvo increíble — Habló Brian. 

Sonreí y me acerqué a su pecho — Feliz cumpleaños — Susurré. Sentí un beso en mi cabello, seguido de su mano en mi espalda desnuda. 

— Nunca imaginé que sería perfecto, de haberlo sabido me hubiera esforzado más — Sentí otro beso en mi cabello. — Quiero contarte algo muy importante … — sentí que la respiración de Brian era más profunda. Se había quedado dormido, decidí levantarme de la cama y ponerme mi ropa: Iba a tomar un taxi, ya que mi novio se veía muy cómodo durmiendo. 

Iba a contarme algo importante, pero supongo que mañana me lo contaría. Tomé un taxi y me dirigí a casa. A pesar de la hora, las calles estaban iluminadas, sobre todo de cientos de vehículos que aún transitaban por las calles. Observaba los inmensos edificios que rodeaban la carretera, las innumerables personas que caminaban por las calles. 

Mi casa se encontraba fuera de la ciudad, en un hermoso condominio. El lugar era muy pacífico y los vecinos también muy amables. Es por eso que ese lugar le había encantado a mi padre para vivir. Es por eso que hace diez años atrás nunca quise revelar mi secreto. No podía quitarle a mi papá ese deseo de darnos un hogar feliz. 




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