Capítulo 5: Una pluma involucrada. Un significado más allá de la comprensión del tiempo
Y la maestra de cartas siguió corriendo a través de un pasillo, Shaoran y la princesa Sakura la seguían de cerca, pero hacían lo posible para que ella no escuchara sus pasos, hasta que encontraron unas puertas entreabiertas, y al mirar hacia el interior de la habitación que éstas trataban de ocultar en vano, vieron al mago Clow sentado en un cómodo sofá, con Kero y Yue, quienes estaban de pie frente a él. Sakura notó que el sofá donde estaba sentado Clow era muy parecido al que su amigo Eriol tenía en su casa.
- ¡Respóndenos de una vez, Clow! - exclamó Yue, con un ademán desafiante. - ¿Qué quisiste decir? - agregó, en voz baja.
- Tal y como te lo mencioné, Yue, este día me marcharé de este mundo - respondió Clow.
Sakura ahogó una fuerte exclamación de sorpresa, al igual que quienes la seguían.
- Esa broma no me parece graciosa - repuso Kerberos, enojado.
- Lamento decirles que ésta no es una broma - dijo Clow, calmado.
- ¡¿Pero por qué?! - gritó Yue.
- Así es la vida - contestó el mago.
- ¿La vida? - preguntó Kerberos. - Tal vez no tengas el valor correcto, pero tú eres el mago más poderoso de éste mundo. Nosotros lo sabemos muy bien, por que nos creaste -
- A pesar de eso, a todos los seres vivos les llega la muerte. Por lo tanto, tengo que estar lo suficientemente preparado---
- ¿Preparado? ¿Para qué? - interrumpió la bestia al mago.
- Pronto lo sabrán. Tengo que dejar todo listo para la otra persona que será su próximo tutor - Sakura solo observaba, sentía que no debía estar en ese momento allí, le parecía demasiado triste.
- Nosotros no queremos otro dueño - dijo Yue, apartando la mirada. La princesa observaba a Yue, y su mirada entristecía, como la de la pequeña. Shaoran posó sus manos en los hombros de la princesa, ella lo miró, y por ese momento, se sintió reconfortada.
- Entonces que Yue se encargue de juzgar si esa persona es digna de merecer ese lugar - dijo Clow.
- ¡No hay nadie digno de serlo! - insistió Yue.
- Creo que sería una injusticia que Yue lo juzgara nada más. Que Kerberos escoja el método - resolvió el mago, nuevamente.
- ¿Lo dices en serio? - preguntó Kero, con un tono que dejaba notar tristeza.
Clow volvió a posar su mirada en ambos seres, en ambas creaciones. La nieve caía sin cesar, y se la veía claramente, en esos amplios ventanales que tenía la sala, a la luz de la chimenea.
- Kerberos, Yue y las cartas Clow. Son criaturas que viven gracias a los poderes mágicos que existen dentro de mi corazón. Por lo tanto, aunque yo deje de existir, quiero que ustedes también vivan felices al lado de su nuevo dueño - Al decir esto, la habitación se esfumó, y las criaturas también. Sólo se veían las estrellas. Y la voz de Clow, al igual que su figura, que apareció detrás de la pequeña Sakura, de Shaoran y de la princesa, eran un eco, una aparición. - Ese es mi último deseo. Así como las estaciones no se cansan de cambiar unas con otras, quiero que esto se transmita de persona a persona, ya que esa es la manera más correcta de mostrarlo en este mundo -
- ¿Qué sucederá con Kero y con Yue? -
- Por eso, desde hace tiempo, decidí que tú serás la nueva dueña de ellos dos. De verdad, me siento muy feliz por eso, Sakura - Era la primera vez que la nombraba por su nombre desde que ella entró al árbol de los cerezos con la carta del Regreso.
- Pero no podré yo sola---
- No, no digas eso - dijo Clow, animándola - Estoy seguro que tú podrás con la responsabilidad - Sakura no contestó. Todavía le daba la espalda. - Quiero que cuides mucho de mis queridas criaturas, por favor - Aún no había recibido respuesta, pero continuó - ¿Verdad que lo harás, Sakura? -
- ¡No! ¡No puedo con ésto sola! - exclamó ella, de repente, con las lágrimas asomándose. Bajó su mirada, cerrando lo ojos - Por que yo no... ¡yo no soy capaz de convertirme en el mago Clow! - ella lo miró directamente a los ojos al decir lo último. Y siguió - Puedo confesarle que lo quiero igual que a Kero y a Yue - Sus lágrimas ya surcaban su rostro. - No puedo aceptar tanta responsabilidad a mi cargo. Además, nunca llegaré a ser igual que usted, mago Clow. - Y allí, ella comenzó a sollozar.
Clow se arrodilló para que las miradas de ambos quedaran a la misma altura, y posó sus manos en sus hombros. La princesa reconoció ese ademán. Su padre, Clow, también hacía lo mismo cuando ella estaba triste, cuando era pequeña.
- Claro, es natural que pienses eso - dijo Clow. - Tu nunca dejarás de ser Sakura. De ninguna manera puedes ser idéntica a mí. - Sakura no lo miraba. Mantenía sus ojos cerrados. - Lo único que quiero es que vivas con gran entusiasmo tu vida. -
Sakura lo miró.
- ¿Que viva con entusiasmo? - preguntó.
Clow asintió.
- El pasado no puedes cambiarlo, y mucho menos borrarlo. Pero lo bueno es que el futuro siempre se encontrará frente al tuyo -
La princesa reaccionó a sus palabras, y a partir de allí cobraron un significado propio para ella.
Clow se puso de pie, y el escenario volvió a cambiar, al igual que él, que se volvió corpóreo, como su voz. Ahora todo estaba cubierto por la nieve, y estaban bajo el mismo árbol.
- Mira, el invierno ya está a punto de terminar - Al decir esto, unas flores que destacaban entre la nieve, comenzaron a florecer. Sakura vio una pequeña mariposa volar cerca suyo. Shaoran y la princesa Sakura estaban del otro lado del árbol, y observaron que a medida que la mariposa avanzaba, la primavera asomaba y el invierno moría.
- Una nueva primavera está a punto de nacer - dijo Clow. Y fue así que las flores comenzaron a brotar por doquier. Sakura solo las observaba, y luego sonrió, al igual que los viajeros, cuando Shaoran notó algo.
- ¡Princesa, miré! - exclamó el joven, en el momento que una pluma asomaba de la llave mágica de Clow. En ese momento, él los observó con una sonrisa y se les acercó. Éstos quedaron sorprendidos al verse descubiertos, ya que se suponía que el escudo protector los hacía invisibles.