Carta VII

“Seven, Seven, Seven… It's a little piece of heaven”.

— 777, Joji.

Es cierto que el número 7 es mi favorito, y es cierto que lo elegí como tal porque una vez alguien me dijo que el “7” era el número divino, aquel que le pertenecía a Dios. Pues Él hizo al mundo y todo lo que existe, en tan solo 7 días.

Aunque parezca una niñería, fue así y no me arrepiento. Ese número me ha traído mucha suerte, tanta que hasta el actual motivo de mis sonrisas genuinas tiene que ver con eso.

Pero no puedo dejar de pensar que te fuiste en una fecha que contenía dicho dígito.

Odio pensar en ti en pasado, mas es imposible hacerlo en presente o futuro porque no estás a mi lado. Y duele. Dueles.

Ay, mariposita, seguro estás revoloteando de flor en flor, sin darte cuenta de que sigues un patrón.

¿Soy egoísta? Porque cuando supe que te fuiste, no te despediste y me dejaste sola con todo este dolor, solo pude pensar en una cosa: «quiero que vuelva para que únicamente esté a mi lado». Sí, soy egoísta.

¿Me interesa? Realmente no mucho. Pensé según mi desesperación, porque lo que quería era correr a tus brazos y refugiarme en ti. Sigo estando desesperada, pero al menos ya no pienso solo en mí.

Ella también te extraña, no puedo decir con exactitud si en la misma medida que yo, probablemente incluso más. Lo importante: ella te extraña.

Nos dejaste a ambas. Solas. Sin saber cómo enfrentarnos a la vida, o al menos yo. Ella te extraña, me lo ha dicho; pero ella es fuerte, ha salido adelante junto a su familia. Yo sigo un poco estancada.

Es difícil, pero sigo en pie. Me he mantenido en pie desde hace más de 7 años…

Si la llegases a leer dirías que esta carta no sigue ningún sentido. Debo admitir que solo sigue a mi corazón.

Antes de terminar, solo una cosa más, mariposa preciosa, prométeme que me vas a visitar. No importa si es dentro de 7, 17 o 27 años. Solo visítame. Te estaré esperando hasta entonces.

Te quiere,

un tulipán marchito.