Las chicas del Fbi también pueden ser sexis (editando)

Ignora todo lo demás y bésame

Desgraciadamente, la policía no halló ni rastro de Patricia, al principio llegaron a creer que estábamos ebrios, hasta que encontraron el cadáver de una chica. Aunque entorno a eso, no nos quisieron dar información, aún después de haberles dicho que yo trabajaba ayudando a los agentes del FBI.
Nos despertamos sobre las doce de la mañana, ya que nuestro sueño había sido interrumpido por ella...
-¿Estás bien?-Preguntó Andrew sin levantarse de la cama.
-Si, no te preocupes, solo estoy cansada.-Y no mentí del todo.-Por cierto, tengo que llamar  a Colton.
-¿Otra vez?-Asentí.-¿Para qué? Ya te diste cuenta de que no te dijo nada de Patricia y no parecía querer contarte lo que sabía.
-Me da igual. Voy a insistir hasta que me diga lo que yo quiero saber. Estoy segura de que Patricia es nuestro sujeto, y voy a dar las pruebas necesarias para que acabe en la cárcel de por vida.
Él se acercó a mí y depositó un cálido beso en mi frente.
-Sal fuera de la casa, hay más cobertura y podrás hablar sin problemas. Yo estaré por aquí, por si necesitas cualquier cosa.
Cogí mi móvil con fuerza y salí de la casa rápidamente, un tanto nerviosa.
-Abby ¿Qué mierda quieres ahora?-Su tono de voz delataba que estaba molesto por mi llamada.
-Quiero hablar seriamente, Colton. Y no me vale que me digas que estás ocupado.-Sentí como las palabras empezaban a ahogarme, pero no me detuve .-¿Tu hermana tiene sadismo, verdad?
-Sí ¿Y cuál es el problema de eso? Está viendo a un especialista.
-El problema es muy sencillo, está matando sin compasión y no tiene pinta alguna de querer parar.
Al otro lado del teléfono no hubo respuesta inmediata, tan solo se le oía respirar fuertemente y mascullar algunas palabras que no llegué a entender.
-¿Y qué es lo que necesitas saber?
-Todo lo que puedas para poder pararle los pies rápido.
-Ella estaba visitando a un psiquiatra llamado Sam Lavin.-Hizo una pequeña pausa.-Dos veces al mes, hacían terapias cognitivas conductuales en grupo, que se centra en el pensamiento, emociones y comportamiento. Patricia lo llevaba bien, jamás había tenido el impulso de matar a alguien... Solía excitarse hablando de muertes y de cómo estas se habían llevado a cabo, pero nunca pensé que... Oh mierda.
Le escuché soltar varios sollozos y mi corazón se encogió, sentí pena por él y sinceramente me hubiera gustado que todo esto hubiera formado parte de una horrible pesadilla. Pero lamentablemente no era así. 
-Escucha Colton, tranquilízate.
-No puedo, no sabía que fuera capaz de hacer algo tan horrible como eso.
Después de unos minutos en silencio que se me hicieron eternos el volvió a hablar, más tranquilo que antes.
-¿Cuántas víctimas hay?
-Tres hombre y cuatro mujeres...
-Dios mío... Siete personas.-De nuevo volvió a derrumbarse.-El juez puede condenarla a pena de muerte.
No sabía que decir, mis labios empezaban a temblar, contagiándome de ese sentimiento que a Colton le inundaba desde hacia tiempo.
-Yo...
-Sé que no sabes que decir.-Suspiró.-Y yo tampoco. Volveré a Estados Unidos en el juicio... De momento necesito tiempo para asimilar que esto esta pasando.
La línea se cortó inmediatamente, sin dejarme tiempo a decir una palabra más.
-Colton...
Unas manos familiares se apoyaron en mis hombros.
-¿Qué es lo que te ha dicho?-Negué con la cabeza,dándole a entender que no quería hablar del tema.-Vale,si no quieres contarme nada,no te obligare.
-Tengo que hacer otra llamada ¿Me esperas?
-Claro, luego te enseñaré uno de mis rincones favoritos de este bosque.
Sonreí tiernamente y volví a encender el móvil, está vez buscando el contacto de Michael.
-¿Michael? ¿Te pillo bien?
-Sí, aunque me sorprende tu llamada ¿Pasa algo?
-Tienes que confiar en mí, por favor.-Dije casi en susurro.-Necesito que busques a Patricia y la hagas una prueba de sadismo... Yo volveré esta tarde.
-Puedo hacerlo, pero tienes que ser consciente de que a ti también te la tendrán que hacer.
Mi mirada se quedó fija en el horizonte.
-Me da igual... Hablé con Colton sobre ella y le conté porque es sospechosa de un delito.
-No te preocupes Abby, si es ella nuestro sujeto, la atraparemos.-Escuché varios murmullos por detrás, por lo que supuse que alguien estaría hablando con él.-Tengo que dejarte, espero tener a Patricia en comisaría para cuando regreses.
-Sí, mucha suerte.
Me guardé el móvil en el bolsillo y esperé a que Andrew volviera a salir de la casa.
-¿Todo bien?
Asentí y le agarré de la mano con fuerza.
Él me sonrió de oreja a oreja y comenzamos a andar, dejándome  guiar por él.
Atravesamos caminos empedrados y llenos de vegetación, nos adentramos en el bosque.
Andrew parecía tenerse el camino muy conocido, sabía por dónde teníamos que seguir, si torcer este árbol por la izquierda, atravesar un claro...
-¿Seguro que sabes por dónde vas?-Dije arqueando una ceja.-Todo esto me parece igual.
-Ten paciencia, princesa. En unos cuantos minutos llegaremos, además, yo creo que vale la pena.
Aceleró el paso mientras yo iba agarrada a su mano, detrás de él casi corriendo.
Cuando por fin nos paramos, mis ojos observaban el maravilloso rincón que se extendía a varios metros de mi.
Una pequeña cascada era el centro de atención, sus aguas eran totalmente transparentes y llegaban hasta un estanque que no tenía mucha pinta de ser muy profundo. También había tres piedras que daban el pego de ser una mesa con sus dos sillas, me pregunté si él había hecho que eso fuera así.
-Es maravilloso.-Admití dando unos pasos hacia delante.
-Era mi pequeño rincón cuando era niño.-Soltó un suspiro.-Hace mucho que no vengo aquí.
Me solté de su mano sin mirar hacia él y volví a dar unos pasos, hasta rozar delicadamente la mesa de piedra.
-¿Quieres darte un baño?-Añadió Andrew con un cierto tono de diversión.
-No, gracias por tu gran idea.-Respondí divertida.-Pero prefiero quedarme aquí.
Rápidamente me colocó en su hombro, por lo que yo solté un pequeño grito.
-¡Déjame en el suelo!-Solté una carcajada mientras golpeaba la parte inferior de su espalda, divertida.
Me dio una palmadita en el trasero y me dejo en el suelo, justo a unos centímetros de la orilla.
Me sumergí en esos ojos color avellana que tanto me gustaba mirar. Suavemente colocó una mano en mi cintura, atrayéndome hacia él. Deslicé mis dedos entre los suyos y junte mis labios contra los suyos, sintiéndome alejada del resto del mundo.
Nuestras lenguas se entrelazaron entre ellas sin ser conscientes de ello.
Entonces sentí sus manos apretándome con fuerza la cintura, y cuando me quise dar cuenta, me encontré dentro del agua.
Le dediqué una mirada vengativa y poco a poco me acerqué de nuevo a él para que me acompañara mientras él se agachaba y me tendía la mano para ayudarme a salir.
-Te vas a enterar.-Mascullé mostrando mi mejor sonrisa.
Sin darle tiempo a reaccionar, le agarré con fuerza de la mano y tiré hacia mí, haciendo que también quedara dentro del agua.
Pegó sus lindos labios a los míos y reí contra su boca, colocando mis manos alrededor de su cuello mojado.
-No sabes lo mucho que me gusta estar contigo.-Admitió Andrew sin dejar de besarme.-Me tienes hechizado.
-¿Andrew Anderson hechizado, me tomas el pelo?-Respondí sonriendo.
-Más que eso señorita.
-A mi también me gusta estar contigo.-Dirigí mi mirada a sus ojos.-Fue buena idea ir a tu casa para interrogarte la primera vez.
-¿Quién lo iba a decir? Una criminóloga en la puerta de mi casa, enfadada pero aún así sin dejar de ser sexy, me interroga y siento como me atrapa, y luego ella trata de ignorar los sentimientos que ambos sentimos. Creo que te falló el plan, princesa.
-¿Tenías la idea de que saldría contigo?
Se encogió de hombros satisfecho y volvió a besarme tiernamente.
No me estaba dando cuenta de que mi amor hacia él iba creciendo a medida que pasaban los días.
Si ahora mismo tengo que pararme a pensar lo que se me pasaba por la mente en ese momento, lo más seguro es que no fuera nada, porque cuando estaba junto a él el tiempo pasaba de otra manera y los problemas se esfumaban durante un largo rato.




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