No me hago cargo de lo que se haya dicho hasta ahora de mi persona en este relato. Asumo mi propia voz, que nunca debió ser confiscada por un usurpador, sin perjuicio de particularizar sobre los conceptos que mendazmente se me hayan atribuido o los que se hayan vertido sobre mí en lo que antecede, a fin de restituirles la verdad que escamoteó un farsante que se dice coleccionista y no lo es en absoluto, en tanto no puede sustentar el purismo que el término –insoslayablemente- implica. Pero no tema el lector, solo me explayaré puntualmente sobre ciertos sucesos, dejando librado a su perspicacia el extenderlos a otras consideraciones salpicadas aquí y allá a lo largo de este ya extenso volumen, que no contribuiré a engrosar innecesariamente.
Pero no puedo dejar de aclarar que quien quiera conocer lo esencial de mi pensamiento, debe remitirse a la extensa carta enviada al CORSARIO, cuando me desafía consignando su nombre y apellido, su dirección de Lugano, su teléfono y rematando con Yo no soy anónimo!, carta que pongo a disposición de quien quiera conocerla en su integridad y de la que aquí, con el prurito de no fatigar, solo transcribiré un pasaje:
Soy, no me cabe duda, el mayor coleccionista del rubro. Elenio Pico tiene más de diarios, pero yo tengo TODO en revistas. Andanzas y Correrías de la 1 a la 250. Locuras, por supuesto, hasta que empiezan a repetir. La semanal con tapas dibujadas por el Viejo (1 a 130) que son las que me interesan. También la semanal del Indiecito de la 1 a la 500 y pico. La mensual. Los pocos números de la Escolar. Libros de Oro del ’38 al ’85. La edición en inglés. Lo que se te ocurra... Aparte, algo de diarios: El histórico ejemplar de Crítica del 19 de octubre de 1928. Primera aparición en El Mundo. Planchas dominicales a color. También 10 originales de tapas del Maestro (no me es posible revelar su procedencia). Y, además, tengo unas trescientas repetidas (entre ellas, tres número uno de Andanzas, diez del dos –siempre tuve predilección por la historia de la aparición del Gurí-, cuatro del tres, dos de la primera Correrías, y una del dos, con ligeros dobleces en lomos o detallecitos de tapas), que volví a comprar en mi obsesiva búsqueda del ejemplar perfecto. Utilizo un departamento de dos ambientes solo para la colección. Sin humedad, libres de insectos y polvo, con la temperatura adecuada. Calcularás que he gastado bastante dinero en todo esto; que fue a parar en su mayor parte a manos de gente como vos. Pero no es lo gastado lo que me mueve en mi afán vindicatorio. Tengo de sobra y la relajación que me brinda este hobby lo valía. Lo que me molesta es haber trajinado para conseguirlas por tugurios miserables, atendido por gente tan miserable como vos, que jugaba a ser importante nada más que porque tenía esas revistas y porque yo y otros las queríamos. He soportado esperar horas que abrieran sus tienduchas con olor a pis de gato, he tenido que volver una y otra vez, porque a pesar de que se dicen trabajadores tienen horarios estrafalarios. He soportado tratos descomedidos, groseros. O sea: esto no es resentimiento, en tanto eso guarda algo de deseo no satisfecho. Es pura y simplemente JUSTA VENGANZA. No solo en mi nombre, sino también en el de otros coleccionistas que no pueden disponer de los medios que yo poseo y seguramente sufren por eso. Aparte, todo esto, mi querido, me divierte enormemente. Cuanto más se enojan vos y los otros, cuantas más sanciones me llueven de Mercado Libre, más grande es mi diversión. Te voy a adelantar también mi próxima movida (mirá como te quiero): voy a salir a vender en tu sacrosanta Mercado Libre –esta vez, muy en serio- las repetidas más importantes a un precio fijo de $ 5 c/u., nada más que para embromarles el quiosquito. Y cuando se me agoten, compro números bajos en el Club del Comic (que al menos es un local limpito, huele bien, está en el centro, tiene horarios normales y precios razonables, y lo más importante: ElTony, su dueño, no opera con ML, por ser poco serio), y sigo liquidando a cinco. Ya te veo los ojitos de rata, brillando por la codicia. Pero no va a poder ser: conozco a todas las alimañas de tu tipo y sé cómo operan, las estudié a fondo. No va a pasar ninguna por mi redil. ¿Arruinarme la venta con nicks falsos? No vas a tener el tiempo necesario, que a mí me sobra. Los pobres coleccionistas (aquellos que no estén contagiados por los detestables procederes de uds.) son los que se las van a llevar. En cuanto a vos, en particular, te voy a seguir jodiendo hasta el infinito y no solo con estas revistas y no solo en Mercado Libre. Tengo un vasto arsenal de recursos imaginados y listos para poner en práctica. Hasta ahora apenas hice precalentamiento. ¿Y sabés por qué me la agarro con vos tan en particular? Porque sos muy mala persona. El peor de los que conocí. Ya desde tu primer mail fuiste muy agresivo. Tengo todos tus datos y vos ninguno. Tampoco los vas a conseguir por más que te desgañites con amenazas ridículas. Y aun cuando supieras quien soy, no podrías hacer absolutamente nada. Y para que tus cacareados métodos de rastreo por Internet no sean vanos, te facilito la tarea: la mayoría de las veces escribo desde mi Juzgado, después que termino mi jornada, para relajarme un poco. Hasta puedo darme el lujo de tirarte puntas: tengo algo más de cincuenta años, vivo en un country, soy juez de primera instancia. No podés quejarte de que no te doy pistas. Tampoco de que me amparo en tu ignorancia, porque siempre tenés el recurso de apelar a alguien con mediana inteligencia para que te ayude. En realidad, te confieso que en el fondo, me gustaría que descubrieras quien soy, a ver si podés poner en práctica tus bravuconadas. Y ya que estamos en el tema de la justicia, te aclaro que en el Código Civil no existen los daños y “prejuicios”. En serio, querido, ningún tribunal de la Nación podría admitir esta ridiculez como pleito. En cuanto a lo de Dios tendría que estar bastante ocupado como para ocuparse de estas paparruchadas. Pero ya que mencionaste la religión, y parecés creyente, te voy a dar una punta para redimirte. No soy tan malo. Hasta las resacas humanas como vos, merecen una oportunidad. Voy a seguir de cerca un tiempo más tu comportamiento en Mercado Libre. Si vendés a precios razonables y si no ofertás de gusto para inflar precios, mi veredicto en la causa será absolutorio. Y en esto, empeño mi palabra. Si no, sigo hasta que me aburra. Aunque para ese entonces, ya vas a estar arruinado y te vas a tener que dedicar a trabajar de verdad. Ah... y no tenés que poner más en tus anuncios esa ridiculez fanfarroneril de Soy Mercado Líder, exhibiendo tus medallitas. Un cordial saludo. El Coleccionista Vengador.