Carlos.
—Ella es… es… —balbuceo.
Las palabras no me salen, las tengo atoradas en la garganta, no puedo articular ni pronunciar su nombre.
Esta tan hermosa, no se parece a la mujer que recuerdo, esta algo voluminosa de pecho, recorro su cuerpo con la mirada y luego vuelvo a posar mi mirada en sus ojos, me encanta ver ese brillo en su mirada, algo en mí me impulsa a ir hacia ella y envolverla en mis brazos, doy un paso hacia ella, pero me detengo al recordar que soy casado y nunca le he faltado a mi esposa.
—Controlate Carlos, es sólo tu ex asistente —suelto un suspiro, mi ceño se frunce. —¡que hace ella aquí! —se supone que renunció.
—Marian qué gusto verte —dice Jafferson acercándose a ella.
La envuelve en sus brazos como si tuvieran confianza.
—Desde cuándo se tienen tanta estima —mis manos se vuelven puño al ver cómo mi supuesto amigo la abraza y deposita un beso en su mejilla. —ya basta Carlos, que te sucede —tomó asiento para no hacer ninguna escena.
—Es un gusto volver a verlos —dice fijando su mirada en ellos, posó mi mirada frente al ordenador portátil.
—¿Cómo estás, cómo te ha ido? —pregunta Erick.
—Bien gracias —dice antes de tomar asiento frente a mí y al lado del señor Kenny Gifford. —Buenos días señor Russo —su voz me hace levantar la mirada.
—Buenos días señorita Valenzuela —digo de forma seria. No sé porque su presencia está provocando ciertas sensaciones en mí, pero no dejo que nadie se percate de ello. —señor Grinfford, buenos días —miró al señor, él mira a Marian, con una gran sonrisa, será que le ofreció un mejor puesto en su empresa.
—Buenos días señor Russo, es un gusto volver a verlo —asiento.
—Empecemos —digo en tono neutro.
Empiezo con la presentación de los nuevos avances del sistema, miró a Marian, quien me mira atenta y luego hace apuntes. Al terminar la presentación espero para ver si hay alguna pregunta.
—Señor Russo, me gustaría saber si este sistema es mucho más seguro que el anterior. Hace meses atrás K & G Company, sufrió cierto ataque y no se notificó al instante, sabemos que su programa es efectivo y este no tardó en responder ante tal ataque. Además K & G Company, siendo una empresa que maneja datos tecnológicos y avances de este mismo tipo, pues se vulnerabiliza antes los ataque cibernéticos, entre ellos los hackers —Marian, es quien expone la inquietud.
—He, disculpe señorita Valenzuela, pero usted…
—¡Oh! Si,lo olvidé señor Russo, Marian, será la encargada del manejo de mis inversiones en Industrias Russo, y como ve ella será quien vele por los nuevos avances que le den al sistema.
—De acuerdo —entonces se fue porque le ofrecieron un mejor puesto y yo pensando que se fue porque se había enamorado de mí o porque me había propasado con ella. —siendo así no tendré ningún inconveniente en informarle que esta vez el sistema actuará e informará de forma inmediata y con más celeridad que hace unos meses, es más, él que se atreve a pasar la seguridad del sistema se llevará una gran sorpresa.
—¿No habrá ningún problema con esta nueva actualización del sistema? —vuelve a ñreguntar ella.
—No señorita Valenzuela, el sistema fue puesto a prueba durante estos meses y no se ha registrado ninguna falla, pero si se logra suscitar este hecho tenemos un sistema de respaldo que se activará en segundos, no obstante se le brindará una nueva actualización cada tres meses o pueda que en menos tiempo —le explicó y ella muy atenta me escucha.
—Me parece bien, y a ti mi amor —¡mi amor! Ese hombre le dijo mi amor.
Mi respiración se vuelve pesada y la cara se me calienta.
—Por supuesto —constata ella.
—Tienen más pregunta.
—De mi parte no —responde Marian.
—Bueno prosigo con algunos otros puntos que me gustaría tocar —ambos asienten.
Sigo exponiendo los puntos a tocar ya luego pasamos al tema legal en cual el señor Kenny, ni Marian tuvieron ninguna objeción.
—Señorita Valenzuela, desde cuándo vendrá a acompañarnos a la empresa.
—Desde mañana señor Russo.
—Mandaré que acondicionen una de las oficinas.
—De acuerdo —terminada la reunión Jafferson y Erick son los primeros en salir, el señor Kenny, lo sigue y luego Marian.
Esa parte de mí que quiere saber de ella vuelve a impulsarme a que la llame, me levantó y caminó hacia ella.
—Marian, espera —digo tomándola del antebrazo.
Vuelvo a tener recuerdos con esa mujer, pero no logró distinguir su rostro, con delicadeza pasó la yema de mis dedos por la piel de su antebrazo, la textura de su piel me parece conocida es como si ya la hubiera tocado. Gira hacia mí quedando frente a frente.
Sus ojos se posan sobre los míos, bajo mi mirada hacia sus labios, siento un impulso de besarla.
—Dígame señor Russo —dice haciendo que mi respiración se acortó.
Abro mi boca para hablar, pero no se que decirle he quedado en blanco.
—¿Por qué te fuiste? —Es lo que sale de mi boca.
—¡Disculpe! —la suelto, siento que su tacto quema mis manos.
Cierro la puerta tras de ella.
—Sí Marian, quiero que me digas ¿por qué me dejaste? Es decir renunciaste —no se que estoy diciendo. —se que necesitabas avanzar, y él señor Kenny, te ofreció un buen puesto, pero aquí lo hubieras conseguido.
Ella sonríe y niega, su sonrisa me emboba.