Sofía estaba de pie ante las filas del ejército de Levongran, la vieja Aishla. Le dolía un poco el estómago, todavía sentía el filo de la daga sobre la garganta. La muñeca la sentía adolorida, eso no le importaba ella se había alistado en esta misión y era necesario estar de pie.
Froglhan estaba de pie ante sus soldados, su rostro duro, y su cuerpo tallado por las guerras.
— ¡Soldados hoy el entrenamiento será resistencia! si estamos bajo ataque el enemigo querrá que el ejército se desgaste, tendrán que elegir a un compañero, nadie puede quedar solo ¡rompan filas!
Sofía miraba a su alrededor y no sabía con quién unirse, hasta que encontró a su compañero. Varagot estaba a un lado examinando minuciosa mente los movimientos de los guardias el no confiaba en nadie cada movimiento y sonido lo alertaban. En ese momento escucho una vos que lo llamaba.
— ¿Puedes ser mi compañero? — pregunto Sofía con su vos trémula.
— Señorita, sería un cumplido— dijo con su vos resonante— me á tomado por sorpresa.
En ese momento Froglhan pregunto — ¡¿están listos?! Nuestra misión será llegar hasta las montañas, tardaran medio día hasta llegar allí, tendrán que regresar antes que anochezca, si no pueden regresar se quedaran como castigo fuera. Su compañero los ayudara a refugiarse y descansar hasta que las puertas el día de mañana se abran. Irán equipados, nadie por ninguna razón podrá quitarse el equipaje ellas serán su mayor esperanza dentro de la batalla. ¿¡Alguna duda!? Que la suerte este de su lado.
Varagot miro a Sofía curioso— ¿Qué llevas allí niña? — pregunto ceñudo.
— ¿Esto? — pregunto Sofía— en mi mundo lo llamamos celular, gracias al cielo antes de salir de mi departamento lo deje lleno. Le pedí a Gruk si podían devolverme mis cosas, gracias al cielo mi cartera estaba intacta, ya sabes dentro de una cartera puedes encontrar el corazón de una mujer.
Varagot escuchaba atenta mente a Sofía y dijo— ¿Qué habrá visto en ti el príncipe Leuname?
— ¿Disculpa? — dijo Sofía con un aire de desdén — eso lo escuche muy bien. ¿A qué te refieres, con que ha visto en mi el príncipe?
En ese momento Froglhan pregunto— ¡¿Que diantre hacen aquí parados!?Empiecen a mover sus malditos traseros.
Sofía y Varagot dieron media vuelta trotando, por los caminos del reino, llegaron a la puerta principal, y al momento se perdieron entre el bosque, corrieron sin descansar. Sofía se sentía animada a pesar del desencuentro, se prometió no inmiscuirse en los asuntos que no le competían.
Ella comenzó a recordar su mundo, mientras el bosque mostraba sus majestuosos árboles. Ella se perdía en las eternas sesiones con Emanuel, siempre hablo de su mundo ella anotaba detalles, y poco a poco noto que la locura del muchacho era real, pronto llegaron a un claro donde un pequeño camino serpenteaba metiéndose nueva mente en el bosque. en centro del claro había un aljibe donde un hombre con un gran sobrero y vestido de harapos volteo ya que el suelo retumbaba por las pisadas de Varagot. Ellos se perdieron dentro del nuevo camino.
— Me prometí ya no preguntar más, mi tarea será rescatar al príncipe, esa tarea nos ha encomendado— dijo Sofía mientras esquivaba un charco.
Varagot que parecía no respirar y emitir ningún suspiro— ¿Preguntas? — pregunto— claro, todo estará claro, mientras la preguntas no nos surjan, ¿Cómo aprende el ser viviente si no pregunta? — dijo y por primera vez dio un gran suspiro infinito— fuimos diseñados con errores, el sabio aprende del error y se pregunta miles de situaciones. el hombre común pregunta ¿Qué comerá? Su estómago contesta tal pregunta. ¿Y crees que no hay alguna duda en tu corazón, o que no son de tu incumbencia? Las cosas comunes y las difíciles ligadas están entre sí.
Sofía suspiro mientras corría sin parar, ella se preguntó miles de cosas en ese momento, se había quedado sin palabras, por segunda vez se había sentido desbordada, sus palabras se esfumaron de su mente por un momento no supo responder.
Mientras corrían las hileras de árboles eran interminables— ¿sabes por dónde vas? — pregunto Sofía.
— Dentro de poco llegaremos, a la villa lugar de nacimiento de Eldrich, tendremos que apresurar nuestros pasos, el viento está quieto, puede que delante de nosotros tengamos inconvenientes, tienes que estar atenta.
Fueron avanzando rápida mente, Sofía empezaba a sentir el cansancio la cota de malla apretaba, una pequeña espada estaba en su cinto, tenía botas pesadas, llevaba un casco. lo justo y necesario para un día. Varagot paro en seco y algo se movió en la espesura del bosque.
—Maldición, maldición— dijo Varagot angustiado— ten cuidado me temo que estamos rodeados, lo sabía, lo sabía. Había algo que no me olía bien, lo tuve que haber presentido antes de salir.
Varagot estaba en guardia, la poca experiencia de Sofía en el combate. Ella saco su espada y espero la orden.
— ¿Qué sucede Varagot, que nos rodea? — pregunto Sofía intrigada.
—Growgors, si tenías que empezar tu entrenamiento tendrías que haber acabado fácil mente con Froglhan, esto te costara un poco más. Corre, corre, y no te detengas yo iré detrás de ti.
Sofía acato las ordenes comenzando a correr. a medida que avanzaba escuchaba gritos detrás de ella, los Growgors empezaron a caer de derecha a izquierda, hasta que uno de ellos callo sobre su espalda, sus garras la tomaron de la cota de malla y las fauces se clavaron sobre el casco, ella cayó de bruces al suelo, pronto sitio como la baba del animal caía sobre su rostro. En ese momento Varagot alcanzo a Sofía salvándole la vida, quito de enzima de ella un lobo lleno de sarna.