Las cuerdas de una guitarra

El trabajo de Mía

“I know I can treat you better than he can and any girl like you deserves a gentleman tell me why are we wasting time on all your wasted crying when you should be with me instead.”

Capitulo  1: el trabajo de Mía

Meses después:

Trabajaba en una pequeña cafetería al sur de california, ella debía trabajar porque a pesar de ser “hija de papi” como solían llamarla sus compañeros no era millonaria, y ella siempre quería leer, siempre tenía un libro nuevo por devorar y para que eso se mantuviera así debía trabajar y reunir lo suficiente durante el verano.

- Mesa cinco – dijo su compañera rubia pasándole a un lado con patines y una bandeja vacía ¿Por qué había decidido trabajar en una cafetería? Se preguntaba cada cinco minutos en su cabeza – eh Mía mesa cinco – repitió la chica

- Ya te he oído no tienes que gritar – musitó a la rubia en tono molesto, no es que le cayera mal simplemente había días en que Mía no soportaba tanta alegría proveniente de la rubia.

Salió del mostrador con muy pocas ganas de realmente moverse, especialmente ese día los ánimos no eran lo suyo, tomó una libreta e imitó una gran sonrisa luego caminó hacia la mesa cinco – hola muy buenas tardes mi nombre es Mía ¿en qué puedo ayudarlas? – preguntó a las cinco chicas sentadas frente a ella

- Hola Mía – dijo una de ellas con algo de pena en su voz – tanto tiempo

- Hola Bella – respondió la morena sin un estivo de ánimos al pronunciar su nombre - ¿Qué desean ordenar?  - repitió

Bella intento hablar de nuevo pero la pelinegra sentada justo al frente de ella se adelanto – 5 batidos de fresa por favor el mío con leche de almendras si es posible – se interrumpió un momento mientras pensaba – ah y 4 trozos de pie de limón – acabó su orden

- En un momento vuelvo – dijo Mía algo desconcertada

¿Que había pasado durante el verano? Ni siquiera Mía podía saberlo, luego de aquella salida se recordó que Bella tenía otras amigas, la llamó mil veces para salir pero la rubia no atendía el teléfono, ¿se había sentido mal? Si pero ya se había acostumbrado. Sus nuevas amigas eran simpáticas e inclusive le caían bien a Mía pero le había parecido extraño que Bella no pidiera un batido de chocolate como solía hacerlo antes.

Volvió a la mesa con la orden ya lista y dejó todo sin importarle el cómo iba dispuesta cada cosa habían pedido todas exactamente lo mismo, sobró un batido en la bandeja uno que tenía en cambio leche de almendras miró a la pelinegra luego a la rubia y entregó el batido musitando un simple “disfruten”. Mientras se alejaba pensó que tal vez esa era la vida de Bella y que la de ella era muy distinta.

- Volveré al mostrador – estableció a su compañera – Helena me enviaste ahí porque sabias que ella estaba ¿no?

- ¿Quién estaba? – inquirió la rubia

- Oh por dios realmente eres muy mala – expresó Mía – no puedo creer que…

- Eh – interrumpió Helena – mira tienes un cliente anda – informó

Mía rodó los ojos ¿Cuándo acabaría el verano? – hola muy buenas tardes mi nombre es Mía ¿en qué puedo ayudarte caballero?  - dijo mirando como el chico frente a ella aguantaba por momentos la risa

- ¿Tan viejo me veo? – comentó gracioso, Mía buscó pero no  encontró el chiste

- Es política de la cafetería – se obligó a responder sin sarcasmo -¿Qué deseas ordenar?

Ella lo notó algo extraño y por un segundo creyó reconocerlo de algún lado pero esa idea fue descartada al instante – un café expreso con leche y unas donas de vainilla por favor – dijo él algo apenado

- En un momento – anunció Mía, volteo sobre sí misma y tomó la máquina de café expreso sirviendo una buena taza, luego agrego leche azúcar y el toque especial de la cafetería “Blue World Coffee” esencia de canela hecha a base del polvo, agarró unas donas del mostrador y las metió en una bolsa, volvió a la caja con todo en mano – ¿necesitas algo más?

El chico negó y ella mostrando el monitor le dijo el precio a pagar de todo, mientras pasaba la tarjeta el chico hablo – me llamo Nathan – informó

- ¿Ah si? fíjate que bonito nombre – comentó ahora si tomando todo el sarcasmo del mundo, sacó la tarjeta de la máquina y se la extendió

- Tu eres bonita – dijo el chico, pareció no haber captado el sarcasmo

- Amigo detienes la fila – señaló Mía sabiendo que, detrás de ese chico, no había nadie

- ¿en serio? – inquirió dudoso – bueno pero antes de irme ¿me repetirías tu nombre?

- ¿eres del FBI o algo así? – indagó la chica con sus ojos entre cerrados – porque no he hecho nada malo

- No, no lo soy – reveló al chico – pero si hiciste algo malo

- A ¿si? ¿Qué hice a ver? – cuestionó al moreno

- Me robaste el corazón – dijo este

- Oh vamos – expresó Mía, luego sonrió – está bien ganaste pero no te diré mi nombre

- Linda sabes que no es necesario – comentó Nathan

- ¿a qué te refieres? – solicitó

- A que lo llevas bordado en la camisa Mía – informó poniendo énfasis en el nombre de la muchacha

- Tu café se enfriará y estoy trabajando – criticó ella ahora un poco menos segura de sí misma

- Oh genial ¿serás odiosa ahora? – negó el moreno – está bien Mía nos vemos – se despidió con un ademán y camino hasta la puerta. Mía agacho la cabeza y coloco ambas manos a los extremos de su cabello

- Demonios ¿Qué fue eso? – gritó helena desde el umbral de la puerta que dividía la cafetería con el área de empleados, Mía se espanto llevo una mano a su pecho y dijo:

- Podrías no gritar mujer – patinó hacia ella y apoyo su cabeza en el hombro de la chica

- Yaya – expresó helena sobando su cabeza – ¿eso fue coqueteo?

- Oh no – negó Mía – quizás de su parte yo no coquetee con el

- Como tú digas Mía – aceptó la rubia – queda trabajo aun por hacer ¿sabes no? Ese chico fue el último cliente pareció poco pero hablaron por 20 minutos, la cafetería ya cerro

- ¿en serio? – preguntó ella – no si, si es enserio – agregó mirando la hora en su reloj – limpiemos




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