“Isn’t it lovely, all alone heart made of glass my mind Stone tear me to pieces skin to bone hello welcome home”
Capitulo 2: la biblioteca
Los domingos solía tomarse un descanso en la biblioteca, para ella ese era el lugar más relajante, se sentaba en el suelo de una vieja y algo polvorienta esquina tomaba un libro de la estantería y se sumergía entre sus páginas.
Justo en ese momento leía Harry Potter por tercera vez en lo que iba de año, no es que no le interesaran los demás libros simple y sencillamente Mía adoraba el mundo mágico de Hogwarts.
Devoraba el primer libro con anhelo era su favorito sin dudarlo, a C.J y A.J les gustaban mucho las películas pero no leían, en cambio Bella no le prestaba tanta atención a la magia. Sumergida entre páginas, líneas, encantamientos y pociones escuchó a alguien carraspear:
- Un gusto encontrarla aquí señorita – alzó su vista al escuchar el tono de voz tan peculiar
- Tu de nuevo – expresó – hola – saludó al muchacho rodando los ojos
- Hola – dijo este muy alegre – hermoso libro, yo soy Hufflepuff - expuso
- Oh ¿en serio? – inquirió Mía volviendo su vista al libro – hubiera apostado a que eras Slythering
- ¿quieres que sea de tu misma casa? ¿es eso? – preguntó el castaño
- Soy Gryffindor para tu información – aclaró, miró de nuevo al chico – ¿acaso me sigues Nathan? – se levantó del suelo y limpió con ambas manos su pantalón, tomó el libro y lo dejó en su lugar al fondo de la estantería así cuando volviera estaría en el mismo lugar de siempre
- Amm nop – comentó el muchacho siguiendo detalladamente sus pasos – vengo aquí cada domingo – informó
- Qué extraño nunca te había visto – Mía pasaba sus dedos delicadamente sobre los lomos de los libros, sintió la presencia de Nathan justo tras ella y volteó queriendo hacer que el chocara, sin embargo detrás de ella estaba una chica y Mía solo logró que se le cayeran los libros del susto
- Oh no – musitó – cuanto lo siento
La pequeña delante de ella no dijo nada, tomó sus libros y aceleró el paso regalándole a Mía una mirada de pocos amigos – excelente ahora alucino – se dijo a sí misma en voz alta
- ¿alucinas conmigo? – escuchó preguntar a Nathan
- ¿Dónde demonios estabas? – solicitó ella en un grito
- No grites, estamos en una biblioteca – criticó el – ya tranquila – se rió entre dientes, Mía pensó que se reía de ella – buscaba esto – sacó un libro de su espalda y extendió sus manos hasta el espacio personal de Mía, ella dió un paso atrás el rodó los ojos al notarlo – oh vamos es solo un libro – lo pensó un rato y edito un poco sus palabras – bueno el mejor libro de la historia nada mas
Mía tomó el libro y lo examinó de lomo a portada, enarcó una ceja y miró al castaño – Maze Runner – repitió el titulo más grande en voz alta, esperando que lo que decía Nathan fuera una simple broma – el mejor libro de la historia se llama correr o morir – comentó con sarcasmo
- Por dios ¿podrías dejar de quitarle el gusto a todo? – pidió el muchacho, Mía sonrió – solo dale una oportunidad ¿si?
- ¿de qué trata? – preguntó entonces Mía
- Pues durante muchos años… - comenzó diciendo pero Mía lo interrumpió
- Ya me aburrió – dijo, parecía que Nathan comenzaba a perder la paciencia – solo bromeo lo leeré pero solo si tu lees uno que yo elija – propuso
- ¿Romance? – preguntó el chico con desagrado, ella asintió
- Romance gay y mucha magia – agregó además
- No es un fanfic de Harry con Ron ¿o sí? – interrogó nervioso - una vez me obligaron a leer uno quede traumado no pienso me niego a leer algo así de nuevo ni en un millón de…
- Cálmate no estoy hablando de un fanfic esas cosas dan miedo – aclaró Mía – me refiero a – extendió su mano a la estantería hasta tomar una tomo de – carry on por Rainbow Rowell – informó – te doy cordialmente la bienvenida a la Escuela Watford de Magia
- ¿es mejor que hogwarts? – indagó el moreno
Mía alzo ambas cejas – ¿Naguini es una animago? – el chico la miró sonrió y luego tomó el libro alegremente
- Tenemos un trato
…
Viajaba en autobús ella decía que así tendría más tiempo para sí misma, para escuchar las incontables voces en su cabeza, se colocaba los audífonos y apagaba el mundo se sentía de alguna manera más libre.
Estaba sentada en la cuarta fila como siempre, en el asiento de la ventana y el autobús estaba sumamente solo aquel domingo, le subió el volumen a la música dejándose absorber por el sonido, relajándose y mirando el cielo.
Justo ahí la vida parecía ser más linda ¿Quién no miraría la belleza del mundo si le pones música de fondo?
Cuando llegó el momento de bajar disminuyó el potente sonido de las canciones y guardo su pequeño reproductor de música pagó y se encamino a casa, hacia frio y su gran abrigo no la cubría lo suficiente, sabía que su madre estaría cocinando y que su padre seguramente no estaría en casa, así como sabía que su hermanito menor estaría viendo televisión.
El camino a su casa era como un largo pasillo donde solo dos focos alumbraban, no vivía en un lugar millonario, pero siempre aceptaba que su casa era posiblemente la más linda entre aquellas residencias y que de seguro era la que más llamaba la atención.
Tomó la llave de su bolso y la encajo en la cerradura, luego de un click la puerta se abrió: - Mía ¿eres tu cariño? – llamó la mamá desde la cocina
- Si mamá – respondió Mía – iré a cambiarme – informó
Mientras subía escuchó a su madre gritar – no tardes ya la cena está lista – pero no respondió y simplemente siguió el camino hasta su cuarto como lo hacia todos los días.
Dejó el bolso en su cama y corrió al closet debía bañarse antes de cambiarse pero sabía que su madre no la dejaría tardar mucho y empezaría con sus sermones “Mía la cena se enfriará” “Mía luego te puedes bañar” “Mía comer recalentado es malo” rodó los ojos ante sus propios pensamientos.
Editado: 10.05.2020