Más allá del bucle.
Tercera dimensión.
Caroll miró a sus otras versiones y se despidió con un abrazo. Estaba feliz; había detenido la desestabilización de la Tierra y eso la hacía sentir realizada. Cansadísima, pero realizada al fin y al cabo.
La hora llegó y un flash cubrió todo. Al recuperar la visión se encontró con la azotea solitaria. Tomó aire, rio como una loca, se sentó en el suelo y miró al cielo como preguntándose qué había pasado. Lo sabía, pero en ese momento la respuesta fue «me importa un soberano comino».