La Observaba con una mirada lujuriosa, Lucía un vestido negro de encaje con escote corazon justo a su moldeado cuerpo, tenía su larga cabellera recogida con una coleta, un maquillaje suave sólo resaltó sus labios de rojo.
– Me a dejado sin palabras, su belleza habla por si sola.
Ella se acercó, él la tomo de la cintura guiandola a la entrada de el auto abrió la puerta y ella entró, cerró sus ojos del nervio que sintió no sabía que hacía ahí con él, estaba tensa su pierna empezó a brincar por su tic nervioso, oculto su pierna con un bolso para que no lo notará.
– Iremos a cenar ¿Te parece? O ¿quieres ir a otro lugar? Mirando sus ojos miel esos que lo hacían pensar en alguien
– Si, a donde quieras llevarme me parece bien. Contesto algo desinteresada.
Jhon sonrió lascivo le pareció ver que era de carácter la chica y eso le gustó aún más, encendió el auto, tomo su mano haciendo que ella lo mirara a sus ojos, se miraron fijamente por unos segundos, sentía que hiperventilaba estaba frente su enemigo tan cerca que ni sabía como reaccionar frente a él.
Su corazón quería salir de su pecho, esa mirada azul la hacía perderse, respiro profundo para disimular y volver en sí.
– ¿Pasa algo? Pregunto curiosa, y es que él no dejaba de mirarla
– Si... Ella fruncio el ceño – Hay algo en ti que...
– ¡Así le dices a todas!, Interrumpió cortante, solto su mano – Jhon, no creo que tu juego pueda conmigo.
El miró su boca y sonrió, aceleró el auto aun más. Su rostro estaba convincente podía afirmar que esa chica sería suya. Un juego de miradas entre los dos comenzó, Amelia estába tensa sólo pensaba en las ocurrencias de Elisa " Muestrale a tu hombre lo hembra que eres"... Debo quitarme está mierda, pensó entre sí...
– ¿Qué pasa compadre? Te noto distraído, le dijo Jiménez sentándose a su lado en la cafetería de la estación de policías
– Pensando... Ángel Contesto en un tono bajo algo desanimado
– ¿ En una mujer, por ejemplo?, Dijo burlón
– Cambiemos de tema. Te pones intenso, ¿Qué hiciste hoy?
– El manda más me hecho a los detectives... Los gringos, ¡Trabajan sin parar!.. Verónica, susurró el nombre.
– ¿Quien carajos es Verónica?, Pregunto con el ceño fruncido
– Es una detective, lleva el caso de un tipo apellido Montenegro, una ficha este hombre, y, ¡Es una hembra hermosa!, Dijo haciendo gesticulacion en su rostro.
– ¡Valla! Te ha gustado la gringa, dijo burlándose
– Me he enterado de algo, Víctor salió de cuidados intensivos al parecer ya no se muere el muy miserable, dijo Jiménez
– Sí, así escuche hoy, tendremos que esperar que salga del peligro y tomar medidas. Seguiremos con las investigaciones, ese Bar no me convence, maneja bajo perfil ¿No crees?
– Estoy seguro compañero, lo tenemos custodiado, pero siento que hay más y no lo hemos descubierto, deberíamos de infiltrar al alguien que tenga acceso a todo.
Pensando en la idea de su amigo y compañero asiente
– ¿Qué te parece la chica que intentó violar?
– ¿Elisa?... Pensó por unos segundos – ¡Es perfecta! Hablaremos con ella, ¿Qué te parece si llego al dichoso Bar?
– ¡Me parece genial! Ve y habla con la chica. Estrecaharon su mano despidiéndose. Ángel vio alejarse a su compañero, derrepente vino a su mente cuando estuvo frente Amelia, recordó su sonrisa, su boca, sus labios, sus ojos, una extraña mirada que lo tenía envuelto – Iré a verte cuando termine mi turno Luciana, dijo en voz baja arrecostandose en la silla...
Elisa estaba completamente excitada, hacía movimientos circulares con su trasero, ambos gemian hasta llegar al punto de desbordarse en placer, al final, se acuesta a su lado apoyando su cabeza en su pecho agitado.
– Eres perfecto, dibujaba círculos en su pecho, David sonrió giro su rostro y con un beso agradeció sus palabras.
– Y tú... Eres hermosa además de apasionada, ella sonrió un tanto apenada dándole otro beso.
– ya tengo que irme, dijo levantándose desnuda de la cama, David miraba su desnudez con una mirada pícara, se levantó y la llevo a la cama nuevamente acostandola a su lado.
– Aún no, después te vas. Susurró cerca su boca haciéndola reír, se dejó llevar del beso seductor que desperto pasión en ella.
Jhon tomo la silla y la abrió para que Amelia se sentara como todo caballero, el mesero se acercó ofreciendo su servicio y entregandoles la carta...
Amelia estaba más relajada su tic se había calmado, miraba la carta algo confusa no sabía que pedir que cenar, miraba de reojo a Jhon...
– ¿No sabes que pedir Luciana?, ¿Te ayudo? Había notado su indecisión – ¡Puedo pedir lo mismo para los dos!.
Ella asintió mirando intrigada sus ojos azules le parecían conocidos ¿pero de donde?. No tenía ni la menor idea.
El mesero se acercó, Jhon le enseñó la carta mostrándole el pedido para los dos.
– Me traes una botella de vino blanco por favor. Ordenó. El joven asintió y se retiró.
Se veía varonil, a su edad no se le notaba los años, su cabello estaba un poco largo se reflejaban hebras blancas que lo hacía lucir muy bien, vestía un traje elegante negro se podía apreciar sus músculos, en sus brazos se notada la dedicación en el gimnasio, Amelia reparaba todo en él, Jhon hacía lo mismo. Estaba frente una hermosa joven no más de unos 25 años podía notar su nerviosismo, estaba perdido en esa boca, Amelia notaba cuanto el miraba sus labios, derrepente se levantó del asiento, él se levantó arqueando una ceja, la miró confundido.
– Iré un momento al baño. Fue la excusa perfecta para huir por unos segundos.
Jhon asintió mirando sus curvas, sus pasos parecían lo de una modelo en ese lujoso restaurante...
Al entrar al baño cerró sus ojos, pasó su mano por su rostro, sola y encerrada asi podía sacar ese miedo o nervio que quería ocultar enfrente de él. Quito su bolso alzó su vestido quitándose las ligas alrededor de sus piernas